martes, agosto 22, 2006

LA ÑUÑOA QUE QUEREMOS (parte 4)

LA ÑUÑOA QUE QUEREMOS

El tema no es si las actuales construcciones de la comuna seguirán existiendo o no. Por cierto que es importante conservar sitios tradicionales, construcciones emblemáticas, barrios de interés histórico o arquitectónico. Pero, no es un asunto de “casas”, sino de estilo de vida.

Soñamos con una comuna que conserve su estilo amable y grato, que promueva el uso de los espacios públicos e incite a los vecinos a relacionarse. Una comuna a escala humana; donde los edificios – más allá de su altura – sean estructuras amable y no agresivas; donde el comercio no sea sólo de grandes supermercados lejanos sino de almacenes locales; donde las calles faciliten el encuentro y el paseo; con muchos espacios públicos gratos; con sol en las veredas y en los patios; con un pasar más lento y más grato; sin calles ni instalaciones que resulten violentas; donde la solidaridad y la empatía inunden el espacio; plazas donde los niños jueguen y las parejas se besen. En fin, la grata comuna que siempre hemos tenido.

Convencido del valor de la democracia como espacio político adecuado para el desarrollo de la sociedad, escuchamos a los vecinos y nos damos cuenta que ellos no quieren frenar el desarrollo de la comuna o impedir la modernización de la ciudad. Sólo quieren que la vida entre nosotros siga siendo amable, que tenga sol para todos y que vivir en el territorio del ñuño sea grato.

Requerimos que en los barrios residenciales del interior los edificios no sean exageradamente altos, tengan jardines integrados a la calle, no hayan rejas ni murallones que corten la relación de los caminantes con el inmueble y las casas aledañas tengan derecho al sol.

“Para eso necesitamos que cuando se construyan edificios, las empresas constructoras no se comporten como si estuvieran reconstruyendo un país deshabitado o en el que sus habitantes son enemigos. Ser amables para compartir aire, sol y vegetación, ser amables y tolerantes en el proceso constructivo, respetando las normas vigentes y abriéndose a reconocer en los otros a personas que tienen derechos radicalmente humanos para vivir en concordia y armonía con los demás y con el entorno.”

Es preciso actuar con celeridad, en orden a modificar el Plan Regulador, realizando todas las acciones necesarias para obtener que la autoridad regional no demore en resolver tanto como se acostumbra. Se deberá comprometer en ello a las autoridades políticas, incluidos los parlamentarios.

Los vecinos organizados pueden canalizar sus reclamos, proponer ideas, realizar acciones de fuerza democrática y tener actuaciones legales con cierta fortaleza. Los vecinos organizados en juntas de vecinos, comités de adelanto o comandos de lucha por los derechos de todos, pueden lograr todo lo que se propongan en un plazo razonable.

La Unión Comunal de Juntas de Vecinos nos ha dicho en un documento:
“Durante las últimas décadas Santiago se ha ido “comiendo” terrenos agrícolas y precordilleranos y los montes de nuestro entorno no tienen casi árboles. Los ñuñoínos vivimos en un valle encerrado que impide una adecuada ventilación y que nos tiene asfixiados por la contaminación de su aire. El tránsito de las comunas vecinas y ocasionales avalanchas de agua y lodo son un precio duro de pagar.

Las políticas de Vivienda para el Gran Santiago han ido por el lado de crear zonas de expansión urbana y densificar, lo que favorece el aumento explosivo de la población. Todo esto entregado exclusivamente al mercado.

Las consecuencias por todos conocidas son una ciudad contaminada, una ciudad con “guettos”, una ciudad con vías congestionadas, una ciudad donde sus habitantes deben recorrer grandes distancias para llegar a sus lugares de trabajo y de estudio. En resumen, una ciudad donde vivir se hace desagradable.

La densificación, tal cual se está implementando en nuestra Comuna, está creando serios problemas colaterales, a saber: la aparición inorgánica de edificios, las casas isla y las casas con conos de sombra, los desplazamientos de la población más carente hacia la periferia, el colapso del equipamiento urbano y los servicios públicos.”

Frente a esta situación, nos dicen, es preciso formular políticas y generar normativas que apunten a mejorar la vida de los habitantes de la ciudad.
“Densificar en paños de terreno lo suficientemente grandes para evitar conos de sombra y casas isla, debiendo medirse los impactos ambientales que creen estas edificaciones y permitiendo la existencia de amplias áreas verdes. Debemos construir en una unidad básica no menor a una manzana, de tal forma de provocar grupos armónicos de viviendas, con parques y estacionamientos suficientes, cuidando además las externalidades que se generen en relación a las manzanas circundantes y a la vialidad. Esto evitará, además, el uso de los subsuelos vecinos en forma arbitraria.

Debemos densificar, sí, pero no de cualquier forma y a cualquier precio, confiando en las bondades del mercado.

Construir grupos de viviendas y equipamiento urbano para los grupos socioeconómicos más carenciados, a la par que para los sectores más pudientes, buscando producir la integración social. Deberemos construir en Ñuñoa viviendas sociales para los hijos de los ñuñoínos pobres y para aquellos que deban abandonar sus viviendas sociales o de autoconstrucción para remodelar sectores. No es aceptable que en Ñuñoa solo se construya hasta para los grupos socioeconómicos C2.”

“Gran importancia deberá darse a la constructibilidad de los terrenos, en beneficio de las áreas verdes, los estacionamientos y los factores de vida comunitaria asociados. Debemos mejorar el equipamiento de servicios públicos en la Comuna, lo que implica una mejora en mayor calidad y equiparidad en los Consultorios y Colegios, con el fin de evitar la inducción a viajes innecesarios, logrando que los pacientes y los estudiantes permanezcan en Ñuñoa, cerca de sus casas, buscando descomprimir al máximo las vías y los servicios de locomoción. También requerimos aumentos de dotación en materia de seguridad. Sin esto no es aceptable seguir aumentando nuestra población, ya que no aseguraremos una mejor calidad de vida.”

Es urgente la creación de una Corporación de Desarrollo Urbano de Ñuñoa, con integración de la comunidad, que permita gestionar, con agilidad operativa y en forma permanente, proyectos de interés comunal en el área inmobiliaria y vial, incentivando a las inmobiliarias a trabajar en coordinación con esta Corporación, además de fortalecer la fiscalización.

“La renovación urbana es buena, siempre y cuando signifique aumentar los beneficios para sus habitantes, pero además es un ejercicio complejo, que debe ser meticulosamente evaluado y al menos debe corresponder a un Plan Maestro, elaborado por especialistas y que sea el fruto de la participación o consulta de la comunidad y en el caso específico de Ñuñoa, de los afectados.”
Los arquitectos Marcelo Carvallo y Daniela Donoso, en un documento titulado “ASPECTOS CENTRALES ESTRATEGIA DE DESARROLLO URBANO ÑUÑOA” proponen una estrategia de trabajo para resolver el conflicto que hoy vivimos los vecinos de la comuna. Destacaremos algunos párrafos escogidos.

Ellos nos dicen:
“El crecimiento comunal se ha dado fundamentalmente por un todavía controlado aumento de densidades en zonas específicas de la comuna[1], articuladas con el carácter específico de los barrios que la conforman y estructuran. Ello ha permitido la convivencia de la actividad residencial en armonía con la infraestructura de apoyo como calles y servicios, y la conformación de espacios a escala metropolitana, fundamentalmente relacionados con las actividades recreativas y culturales, las que no han afectado el carácter de sus barrios.

Tal vez algunos de los elementos que han permitido la mantención de estas armonías son la estructura de sus espacios públicos (proporciones de calles por ejemplo), las características arquitectónicas de sus edificaciones, la presencia de espacios de encuentro barrial y una especial mezcla de niveles socioeconómicos.

Sin embargo, también es cierto que dicha situación idílica no es posible mantenerse en el tiempo. La efectiva presión inmobiliaria dada una demanda por habitaciones cercana al centro, junto con la presencia de sitios de tamaño medio y superior, los que acogen en muchos casos construcciones ya obsoletas para el uso residencial, fundamentalmente dado el alto costo de mantención de ellas, y una normativa urbana que no ha dado cuenta de los modos de crecimiento posibles y sustentables, ha derivado en que hoy en día, la comuna esté sometida a las tensiones entre las comunidades que se reconocen desde los distintos barrios y los intereses inmobiliarios.

Todo lo anterior hace necesario generar espacios para la discusión y para reconocer y articular los intereses presentes en la comuna. Es urgente generar propuestas de trabajo que permitan resolver la dualidad entre crecimiento urbano y el estilo de vida comunal.

Para ello se propone definir una estrategia que tenga como objetivo permitir un desarrollo urbano en armonía con el carácter socio espacial de la comuna. Ñuñoa ES el tránsito armónico entre sus barrios.

Su propuesta se orienta a la necesidad de hacer una revisión integral del Plan Regulador Comunal desde una perspectiva técnica; identificar las zonas de interés patrimonial que deben ser conservadas; crear instancias permanentes y efectivas de participación ciudadana.

“La ultima modificación del Plan Regulador de Ñuñoa, en Septiembre del 2004, modifica el plan regulador del año 1989. Contempló dentro de sus principales temas las Zona de Renovación Urbana, principalmente en la avenida Irarrázaval, reestructurándose en cuanto a permitir la construcción en altura sin límites de rasantes ni densidades.

Por consiguiente, desde el año 2004 en adelante, se han aprobado más de cien mil metros cuadrados de nuevas construcciones en departamentos en altura, muchos de los cuales se acogen al DS 40 del MINVU para optar al subsidio habitacional en zonas de renovación urbana.

“Un impacto importante que genera el aumento en las densidades y alturas, es el daño a los modos de vida de los residentes que durante muchos años han habitado en sus viviendas, y que pese al impacto en el aumento del valor unitario del suelo, no logran resolver los aspectos más fundamentales del hábitat.”

“Los vecinos ven con sorpresa y temor como las nuevas construcciones de más de quince pisos y con hasta cuatro niveles de subterráneos, se levantan contiguas a las viviendas de dos pisos obteniendo no tan solo la notable pérdida de plusvalía para la actividad que en esa propiedad se desarrolla y de la calidad de vida de los barrios, sino que consecuencias físicas de daños en el interior de sus viviendas. Ello termina con el deseo de emigrar de dichos espacios tradicionales.”
“Todo esto en un proceso de corto plazo donde los vecinos que carecen de información adecuada y que técnicamente no comprenden los reales efectos de estos cambios y sin poder efectuar reclamaciones ante sus autoridades, sienten una pérdida en la calidad del barrio y por ende la destrucción ambiental de su calidad de vida que ha perdurado por más de 60 años. Por otra parte, las formas en que se ha dado dicha discusión, impiden EVALUAR EN FORMA OBJETIVA las ventajas y desventajas del instrumento de planificación.”

“Otro efecto que aparentemente no está resuelto son los impactos viales y la falta de áreas verdes en proporción a la cantidad nueva de habitantes producto de los nuevos edificios.”

[1] Plaza Ñuñoa, ejes oriente/poniente al sur de Irarrázaval y pequeños desarrollo inmobiliarios en otros puntos comunales

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