domingo, noviembre 27, 2005

Pinochet reo

Mi amiga Adelaida sugiere, en su mensaje, que comente algo acerca de la encargatoria de reo de Pinochet.
Cuesta mucho hacerlo, especialmente porque me parece algo increíble. Recuerdo que en las largas esperas de alegatos, declaraciones de perseguidos o antesalas de audiencias, los abogados de derechos humanos comentábamos sobre el futuro. Nunca pensamos - aunque quisiéramos - que Contreras, Pinochet y otros, llegarían a la situación procesal que han llegado. Menos aun cuando vimos cómo partió la transición, tan proclive a transar para transitar, a ceder antes que le pidieran nada.
Recuerdo que la noche del día en que Pinochet compareció por primera vez ante un juez del crimen - ¿Guzmán era? - cenamos con Roberto Garretón en casa de Alonso Baeza Rivera y Margarita Foncea. Y brindamos por haber logrado algo más allá de todo lo que creímos posible alguna vez.
Cuando hay voces que piden más y más, yo pienso en que la ambición rompe el saco como me enseñó mi nana a los cuatro años.
El peor sufrimiento de Pinochet es haber transitado por todo lo que él ocasionó a terceros: cárcel que considera injusta, detenciones que considera arbitraria, necesidad de presentar recursos de amparo, exilio, dorado pero exilio al fin. Pero con algo peor: porque hay veces en que la muerte salva y la sobrevida duele. Y él sigue viviendo. Quizás muera este año. Pero muchas veces imagino que es inmortal y sonrío elucubrando sobre lo que significaría seguir viendo avanzar generaciones y dándose cuenta que ya no sólo es del pasado para sus antiguos patidarios, sino que todos querrán sepultarlo en vida. García Márquez escribiría algo entre el otoño del Patriarca y aquel coronel que no tenía quien le escribiera.

DÍAS AGITADOS

Terminamos el programa de la radio Universidad de Chile; preparamos los cursos de verano - enero 2006 - con muchas expectativas; trabajamos en la fiesta del solsticio del 21 de diciembre; contesto cartas y destino energías a los asuntos de los vecinos de Ñuñoa; trabajo en la campaña parlamentaria por Jorge Burgos y Soledad Alvear; voy a apoyar en la poniente a Andrés Zaldívar y a mi hermano Patricio; ayudo a mi hija Sofía; cocino para mis amigos; muere mi tía Fouryon; organizo con Yanet la fiesta de los Hales... y en medio de eso recuerdo a George Best, el genial futbolista irlandés muerto antes de los sesenta años. ¿Qué hiciste con tu fortuna? ha preguntado el periodista. Y George responde: la mitad de mi fortuna la gasté en tragos, cigarrillos, borracheras, mujeres y juego en casinos. ¿Y la otra mitad? Ah, la otra mitad... la malgasté.
Todo agitado. Miraba el mar ayer viernes, con sabor a besos pendientes, y me preguntaba si la UC. mi equipo favorito, será campeón este año. Aunque sea de la copa sudamericana. Ya tenemos a Boca - un equipo argentino, dicen - en capilla.
Días agitados.

jueves, noviembre 24, 2005

PARA CRISTIÁN

(Y PARA TOÑO LARA Y LOS AMIGOS QUE QUIERAN COMENTAR LAS CRÍTICAS MUTUAS):
Gracias por tu nueva carta. Sugiero que nos juntemos pasadas las elecciones, pues ahora estamos todos con mucha actividad.
El domingo 18, a las 12 en el TAVELLI de Manuel Montt, tres cuadras al sur de Bilbao.
Si prefieres me llamas por teléfono o me das tu correo electrónico para llegar a otro acuerdo.

miércoles, noviembre 23, 2005

CARTA A CRISTIÁN

Carta a Cristián, el no desencantado

Dices – en tu comentario a mi artículo anterior - que no se han quedado en el discurso y el desencanto. Leo y releo tus dos cartas y me doy cuenta que el desencanto y la frustración se han instalado en tu mirada, aunque quizás no en tus actos (No podría decirlo, no te conozco). Sólo sé de ti que naciste en 1974 y que tienes una hija. Algo parecido a mi hijo mayor.
¿Por qué digo que los jóvenes (en su mayoría) se han quedado en el discurso y el desencanto? Justamente porque ante la falta de espacios, han preferido criticar quedándose al margen de muchas de las luchas necesarias para rescatar el camino hacia la democracia. Reclamar y no inscribirse, reclamar y no participar de los espacios disponibles, reclamar y no tomase espacios vacíos, es precisamente asumir el desencanto como forma de vida política y por lo tanto dejar a los que mandan solazándose en sus cúpulas cerradas y hoscas.
Disparas con singular virulencia, quizás por la experiencia de quienes han conocido de mi edad, sin calcular la posición que cada cual ocupaba en los momentos críticos. Cuando se produce el golpe de estado, los jóvenes demócrata cristianos encabezados por Ricardo Hormazábal a nivel nacional nos oponíamos al golpe de estado que se proyectaba, que se preparaba y que venía casi inevitablemente. Con Dockendorff, Latorre y muchos otros, luchamos para salvaguardar la democracia, tratando de convencer a los jóvenes de la UP y de frenar a los de la derecha. Es cierto que no pudimos, pero nuestra conciencia democrática nos impulsó a seguir jugando las cartas pese a todos los riesgos. Que algunos demócrata cristianos hayan apoyado el golpe o hayan justificado las acciones en cartas posteriores, no te permite involucrar ni siquiera a la mayoría de los militantes y simpatizantes. Especialmente si puedes ver la actitud comprometida con los derechos humanos que tomamos desde las primeras horas del conflicto.
La generación “fracasada” – para usar las palabras de los protagonistas – fue la de los que gobernaban en esa época y Patricio Aylwin, que proclamó ese estado de ánimo en las páginas de ANÁLISIS (Revista creada por los de mi generación), fue quien encabezó el primer gobierno después de Pinochet.
Los que estamos en ese estado nostálgico que tú señalas – lo que es cierto, por lo demás – somos los que no nos involucramos con los gobiernos de la Concertación posiciones de poder, sino que apoyamos desde la sociedad. Y eso fue así porque quizás fuimos de los que más luchamos contra la dictadura y desconfiamos de la ruta trazada por Pinochet y los suyos. Siempre supimos – y lo denunciamos oportunamente – que estábamos frente a una trampa destinada a consolidar un modelo económico y político. Por so hemos reclamado con ahinco y vehemencia, la que asusta a los que dirigen. No les gusta la vehemencia. Sobre todo porque decimos la verdad en forma cruda. Ya que los que – como Lara y muchos otros de los de esa época – reclamamos sabíamos lo que era ensuciar las manos en la lucha y no le rehuíamos ni al barro ni al conflicto ni a la muerte ni a la cárcel ni al dolor ni a los golpes. Sabíamos lo que era cambiar pañales de género no desechables y lavarlos después. Sabíamos lo que era tener miedo y actuar a pesar del miedo, mirando a los ojos a los criminales o alegando recursos de amparo.
Serrat nos trae nostalgia: porque recuerda la lucha y que los que se instalaron no siempre fueron los que lucharon. Cierto. Por eso queremos reencantarlos a ustedes o ayudarlos en sus propuestas. Ya no nos tocará conducir nada, es tarde para eso, pero podemos servir de puentes con una historia en la que fuimos víctimas al mismo tiempo que protagonistas. La nuestra fue una generación golpeada, que protagonizó el dolor y la esperanza. Y seguimos con el sueño de construir una sociedad más justa.
Pro, para eso hay que participar en los espacios disponibles y crear otros nuevos, Como se hizo antes y ahora con menos peligro.
¿Cómo? Eso es ya para otro artículo, otro diálogo o un encuentro personal.
Te invito a eso: juntemos un grupo y debatamos para construir. No sólo para el desahogo.
Miro a mi hijo que tiene tu edad y recuerdo cuando le cambiaba los pañales, sabiendo lo que pasaba afuera. La mañana en que la DINA me llevó a Villa Grimaldi, cuando él tenía poco más de un año, mi pensamiento voló hasta sus ojos y supe que por él no debía flaquear ni morir.
En unos meses más nacerá mi segundo nieto. Micaela tiene 8 años y Alejandro vendrá al mundo en Marzo, con el nuevo gobierno.
Por ellos debo soñar con la utopía que se fue al monte perseguida por lebreles que ayer la proclamaban. Y la traeré de regreso con ayuda de las nuevas generaciones. O ayudando a las nuevas generaciones.

lunes, noviembre 21, 2005

SERRAT Y LA ESPERANZA

SERRAT Y LA ESPERANZA
Toño Lara se queja de que nadie le hace un comentario sobre su texto sobre el recital de Serrat y la relación con la política publicado en lamesadelcafe.blogspot.com, olvidando la timidez de los chilenos.
Tampoco a mí me hacen muchos comentarios, pero sé que a veces me leen y eso ya es harto, en un país en el que se lee poco.
Yo le comentaré a Toño sus dichos sobre este encantamiento que produjo Serrat en él y en muchos. Esta vez no en mí, que estuve esa misma noche, en que Lara, Jacqueline y muchos amigos, algunos comunes, estaban en los primeros asientos. Yo estaba a medio camino, como mi edad. Y mi realidad económica. Sin quejarse, sólo asumiendo. Quiero decir que me faltaron algunas canciones claves del repertorio y me sobraron otras. Pero quizás es la pura nostalgia y mis selecciones no son las de un experto. Y a propósito de nostalgia, recordé sus venidas en los años 69 y 70, cuando la esperanza de Tomic y la más hermosa campaña vivida jamás, derrota incluida.
¿Qué falta para que el encanto de esa noche llegue al país y sea posible entusiasmarse con un proyecto y una mirada? ¿Sabes, Toño? No necesitamos a Serrat. Nos necesitamos a nosotros mismos. Somos los únicos que podemos encantarnos, pero es necesario que hagamos un esfuerzo interior en serio por crecer personalmente proyectando, al mismo tiempo, nuestra energía en el entorno. Tenemos, quizás, que salir de las estrechas oficinas y hacer algunas cosas sin la pretensión de ser cabeza de nada muy grande, sino sólo responsable de quienes nos rodean, pero asumiendo el liderazgo específico que eso requiere. Necesitamos que podamos actuar sin contentarnos con cargos importantes o sueldos altos, entendiendo que trabajar en empresas públicas – en posiciones destacadas - no es necesariamente el sacrificio que el destino nos exige para construir el mundo en respuesta a los privilegios recibidos. Tal vez debiéramos recordar que por cada recurso recibido, debe entregarse eso y algo más en energía, en compromiso.
Tal vez se trata de que nosotros, los de esta generación, hagamos algo más que darnos vuelta e la queja o en el goce de ciertos cargos – muy dignos y sacrificados a veces – pero cuya proyección en términos de liderazgo es nula.
No critico a nadie, sino a mí mismo. Que se ponga el sayo quien quiera, que ya me lo puse yo. Por eso asumí la concejalía. Pero me he encontrado con la tragedia que todos mis planes de reencantar a la gente para hacer renacer el deseo de participar, hasta ahora, han quedado en el punto de partida. Nuestros jóvenes (nuestros hijos) se quedan en el discurso y en el desencanto.
No sé si Michelle Bachelet podrá hacer lo que tú quieres, pero si no lo hace no es porque no la dejen, sino porque ella misma lo hace o no lo hace.
Ella ganará, pese al desinflamiento que se está produciendo. Ella será Presidente de todos los chilenos, la primera mujer en el cargo. Quiera Dios que ella elija bien a sus colaboradores y lo haga mirando al futuro, con más sentido del riesgo histórico que de la prudencia excesiva que ha caracterizado a nuestros gobernantes. Y no estoy pensando sólo en temas económico sociales, sino en la justicia, la cultura, el deporte, la alegría de vivir, la solidaridad, que son los temas valóricos reales.
Esperemos que sea así, pero no sólo esperemos. Estemos dispuestos a apostar por ello, trabajar por ello y ponernos a su lado para empujar a los pragmáticos a los lugares que les corresponde, para que los soñadores que hemos sido capaces de insertarnos en la realidad tengamos la influencia que queremos tener.
Y entonces podamos cantar las canciones que le faltaron a Serrat, la de esa paloma que se equivocaba y la de la utopía que se fue al monte perseguida por lebreles que antes la criaron, sintiendo que son sólo recuerdos y no lamentos de nostálgicos inútiles.

jueves, noviembre 17, 2005

¿Debate?

¿DEBATE?
El debate terminó recién. ¿Qué es peor? ¿La calidad de los periodistas elegidos? ¿La calidad de los candidatos? Votaré por Bachelet, pues su coalición es la mejor y ella da una cierta esperanza de cambios de estilos. Pero me lleno de dudas con todo lo que pasó en este pobre espectáculo. ¡Qué enredo!
Muchas palabras, pero poco compromiso acerca de cómo hacer todo lo que prometen. Esto nos hace pensar que si no ha hecho hasta ahora todo lo que ellos hablan es porque los que gobiernan son tontos o sujetos perversos que quieren lo malo para el pueblo.
Me siento poco animado con estas realidades. ¿Por qué no estaba Paulsen? ¿O Patricia Verdugo? ¿O Cárdenas? ¿O Mónica Pérez? ¿O Consuelo Saavedra?
Pero a quien eché de menos de verdad es a Soledad Alvear.
Será una gran senadora, pudo haber sido una gran Presidenta.
Votaré por Bachelet, porque apuesto a la ilusión. Sin total convicción.

martes, noviembre 08, 2005

A propósito de Perú

¿Qué pasa en Perú?
Han pasado ciento y tantos años y sigue existiendo un espíritu bélico en dirigentes de distintos ámbitos, una especie de resentimiento hacia Chile. No es lo que percibimos cuando nos encontramos con peruanos en cualquier lugar del mundo y trabamos amistades profundas, sinceras, relaciones francas, una solidaridad de clan por el solo hecho de ser peruanos y chilenos, como si eso nos uniera más que a nada en el mundo.
Antiportaliano como he sido siempre, sigo creyendo que el peor error de Chile en el siglo XIX fue no haberse sumado al hermoso proyecto de Santa Cruz de reponer el imperio Inca, pero incrementado con aquellas partes de Chile a las que no llegaron los altiplánicos con su cultura y poder. Chile, Perú y Bolivia, como partes de un mismo Estado federado, podrían haber significado un poder enorme en América, con riqueza y capacidad para beneficiar a sus pueblos. Bolivia sería más grande – pues de seguro no habría perdido el Chaco -, Chile sería más grande – pues no habría perdido la Patagonia – y Perú estaría más integrado socialmente y gastaría menos en sus resentimientos bélicos hacia Chile. El cobre peruano y el Chileno, el petróleo y el gas de todos unidos, las riquezas agrícolas y las distintas etnias, razas, procedencias, migraciones, todos trabajando unidos, sin perder tiempo ni dinero en armamento. Ni guerras.
Los chilenos seríamos menos prepotentes, los otros no estarían dolidos, seríamos capaces de sumar culturas y esfuerzos. ¿Es un sueño? Si, sin duda, pero creo que ya va siendo hora que algunos formulen una propuesta efectiva que daría a todos satisfacción..
EL MERCURIO publica hoy, quizás con qué intención, la lista de armamentos y capacidad bélica de Chile y Perú. ¿Llama a la guerra?
Yo prefiero llamar a la paz y comenzar a sembrar para que algún día el sueño del indio Andrés Santa Cruz, sea tan fuerte como el de Bolívar y América tenga menos países y más bienestar para sus pueblos.