domingo, agosto 23, 2015

REFLEXIONES DE RICARDO HORMAZÁBAL

Ricardo Hormazábal Sánchez nos ha hecho llegar un documento inspirado en el fallecimiento de Ignacio Balbontín, camarada y amigo. Quiero compartirlo con los amigos de este blog, como tetsimonio de una parte de nuetsra historia.



El sensible fallecimiento de Ignacio Balbontín ha impactado a muchos militantes. Coincidiendo o discrepando con él, su muerte ha producido un dolor generalizado en nuestro partido. El día de su funeral, lo recordamos con respeto y cariño cerca de 30 militantes en la sede del PDC en La Serena, sin los dirigentes formales, pero sí con la JDC presente. Los formales son de un sector excluyente.
También ha hecho nacer un intento de precisar hechos del pasado, sobre los cuales hay opiniones y recuerdos distintos. Ignacio ha logrado, después de muerto, abrir debates sobre temas importantes, por lo que debemos agradecer, una vez más, su aporte. Su familia y amigos saben que hasta sus últimos días se preocupaba por lo que pasaba con el partido y Chile.
En tiempos tan críticos como éste, rogaría que todos hiciéramos un esfuerzo de comprensión de los demás y fortaleciéramos el respeto que nos debemos. Hay que saber resistir las verdades aunque nos incomoden. Debemos asumir los errores porque uno aprende de ellos. Además, porque ya estamos viejos y los jóvenes merecen conocer nuestras experiencias.
En uno de sus aciertos, Kako dijo en una Junta: “Antes, cuando había crisis, venían los viejos y las arreglaban. Ahora, nosotros somos los viejos y no arreglamos nada”.
Los DC actuales hemos sido poco amigos de escribir nuestras experiencias en libros. Se nos daban más las cartas, hoy los correos electrónicos. Es una falla tremenda, ya que no reflexionamos sobre nuestros aciertos y nuestros errores.
En tiempos democráticos pero duros, se fundó la Editorial del Pacífico, esencial para la formación. Maritain, Frei, Jorge Ahumada, Jaime Castillo la usaban. Claudio Orrego, Eduardo Palma y otros, mantenían Editorial Aconcagua. Jorge Jiménez fue el último que trató de mantener con vida Política y Espíritu.
Los Lavados buenos en CPU, aportaban lo suyo, así como el IDEP y luego el desaparecido ICHEH. Pero sobre nuestros gobiernos, poco, igual que sobre nuestra historia más reciente. Hay más sobre la Falange que la DC.
Ignacio Walker ha escrito sobre la esencia DC que él cree que hay que abandonar por obsoleta y un nuevo libro, que aún no leo. ¿Será sólo “campañero”?
Comparto, de partida lo que Marta Lagos nos ha dicho en una red comunicacional distinta a estas. Es “importante escribir esa historia, porque es nuestra historia”.   He escuchado que Martita ya no es militante, sería una pena, pero sigue teniendo razón “Es nuestra Historia”.
Me alegra ver que en este intercambio de ideas, participen Carlos Huneeus, Jaime Hales y otros camaradas que se destacan por sus grandes conocimientos profesionales y sus talentos de escritores.  
Genaro Arriagada escribió un libro excelente sobre la experiencia UP, con prólogo de don Eduardo Frei M, si mal no recuerdo. Le escribí entonces para felicitarlo y decirle que sólo le faltó un ingrediente importante: el papel de la derecha y la CIA.
Don Patricio Aylwin ha postergado sus memorias, pero nos ha dado una lección de coherencia y humildad con la publicación de El Reencuentro de los demócratas.  Edgardo Boeninger, en su libro Gobernabilidad. Lecciones de la experiencia nos notificó a todos lo que hizo y para que lo hizo, por cierto, sin tomar en cuenta las opiniones de los que discrepamos de él.
En la Democracia Semisoberana Carlos Huneeus realiza un análisis espectacular sobre ese proceso y la actualidad que ha generado.
Jaime Hales nos convoca a civilizar nuestra historia. ¿Por qué no celebrar el día de la separación de la Iglesia y el Estado?, logro de Arturo Alessandri con la Iglesia de la época, sin guerra civil. ¿O el día que las mujeres tuvieron derecho a voto en todas las elecciones? ¿Por qué no celebra la fiesta de la Cultura o la Literatura, el día en que nuestra Gabriela Mistral y Pablo Neruda fueron galardonados con el Premio Nobel? 
¿O el 5 de octubre?, si hasta los del SI decían que se ajustó a sus planes y Chile terminó con una dictadura horrible, sin Odio y Sin Violencia.
Los DC debemos fortalecer la idea de Chile, ahora cuando la diáspora y la división se fortalecen impulsadas por los apetitos de poder y de control personal de los nuevos señores feudales.
Yo he aportado parte de mis recuerdos  sobre un período  de la UP en el  libro La DC y el gobierno de Allende, prologado por Jaime Hales y presentado el año 2003 en su primera edición por Adolfo Zaldívar y Orlando Cantuarias,  ambos ya fallecidos, que presidían la DC y el PR, respectivamente. La segunda edición, el año pasado, la presentaron Mariano Ruíz-Esquide, Gutemberg Martínez y Luis Riveros, el Serenísimo Gran Maestro de la Masonería.  Allí están, además, los testimonios de Mireya Baltra, Jorge Arrate, Patricio Hales, porque a mí me interesa que aprendamos en el diálogo no en el monólogo.
Lejos los más prolíficos son Carlos Huneeus y Jaime Hales. He aprendido y recordado mucho con ellos. Jaime Hales ha escrito recientemente Las Ruedas de la Historia y Carlos Huneeus, la Democracia Semisoberana.  No es el momento de reseñar todos los estupendos aportes que han hecho, pero si resaltar lo acucioso y serio de sus últimos libros de los que me encuentro muy agradecido.
Carlos está escribiendo sobre la DC y espero con ansía su publicación. Necesitamos que el país sepa que hicimos como generación política porque hemos dejado que el oportunismo o la mala fe nos caricaturicen o menosprecien. Por ejemplo, me parece comprensible que la izquierda recuerde a Salvador Allende, pero siempre he rechazado que no asuman la magnitud y gravedad de sus errores.
Entre tanto, los hechos demuestran que el único ex Presidente de Chile asesinado en dictadura ha sido Eduardo Frei Montalva, motejado injustamente de golpista y títere de la CIA, por algunas declaraciones hechas al fragor de los brutales ataques en su contra por parte de militantes de la izquierda. Tuve la oportunidad de expresarle mis discrepancias con algunas de ellas con respeto y afecto.
Pero con lo que expongo en mi libro y con la experiencia vivida con amigos de izquierda, puedo dar testimonio que en el acto organizado en el Caupolicán el año 1980, Eduardo Frei Montalva se convirtió en la Esperanza del reencuentro de los demócratas cristianos y la izquierda. Con la dirección de Belisario Velasco y otros que aportamos, el acto fue muy hermoso. Estuvieron en contra Claudio Orrego Vicuña, Juan Hamilton, Gutemberg y otros camaradas. Pero ese día, don Eduardo Frei Montalva, mi amigo Manuel Sanhueza y mi querido profesor Jorge Millas, le dieron inspiración valórica y práctica a la lucha anti dictatorial.  
Carlos, Jaime y muchos otros, somos parte de lo que yo he llamado sin soberbia, una generación excepcional. Nunca los falangistas tuvieron que enfrentar a un marxismo leninismo, tan fuerte, a una derecha tan golpista y al abuso de USA bajo Nixon. . Las divisiones del 69, 71, 73 y la de Adolfo, fueron golpes duros. Y resistimos. 
Teníamos los referentes morales y políticos. Con diferencias políticas entre ellos, pero no éticas. 
¿Nuestro Problema? Hay diferencias doctrinarias e incluso éticas.
 Las programáticas se resuelven. Las otras son un pesado lastre.  Carlos Huneeus tiene razón en lo que recuerda de los debates en Alemania. Pero en diversos escritos omite algo que es importante para todos nosotros y que es previo a esa época. Y con su honestidad intelectual puede aceptarlo.
La JDC en Chile era contraria al Golpe de Estado, como lo era la mayoría del Consejo Nacional del PDC presidido por Patricio Aylwin, no obstante que la mayoría de los Senadores y los Diputados y, ya en agosto del 73, la mayoría de la base, se declaraba pro golpe.
Carlos olvida mencionar que el 29 de junio la JDC rechazó el tanquetazo reiterando su posición de cambiar el gobierno por la vía democrática. Así lo expresé yo en la Radio Santiago. Claudio Hupe hizo lo mismo más tarde por la Cooperativa, y porque era de mejor audiencia entonces, la derecha le pegó duro a Claudio y yo pasé piola. 
No olvidemos que ese día, Frei y Pareto se demoraron en hablar. Los dos se arrepintieron luego de eso.
El 10 de septiembre del 73, la JDC realiza un acto de rechazo al golpismo, critica como corresponde al gobierno y respalda el acuerdo del fin de semana del PDC de llamar a todos sus parlamentarios a renunciar, invitando al Presidente Allende y a todos los demás a hacerlo, para que fuera el pueblo el que decidiera. El orador principal fue Kako Latorre, segundo Vice,  porque yo estaba presidiendo la JUDCA  en Costa Rica, junto al Toby Rodríguez, hablando de los esfuerzos del PDC por buscar salidas democráticas. El primer Vice, Gutemberg, estaba de luna de miel con Soledad. Los invito a ver en la Biblioteca del Congreso Nacional las ediciones de 11 de septiembre de El Siglo, “Todos a sus puestos de combate” y de La Prensa, nuestro diario” Que el pueblo decida” “Que renuncien todos”
Volví el 18 de septiembre del 73 a Chile y, venciendo el legítimo y real temor, todos los dirigentes de la JDC nos dedicamos a solidarizar con las víctimas.  Les buscamos asilo a cientos de los que nos habían amenazado con matarnos, entregamos certificados de buena conducta, promovimos que algunos militantes católicos fortalecieran movimientos de Iglesia y otros se dedicaran a la defensa jurídica y solidaria.  No fue fácil. El miedo y el revanchismo eran muy fuertes.
Al año, nuestra unidad se había roto. Unos querían salvar el cuerpo del PDC y otros queríamos mantener viva la unidad entre el alma y el cuerpo de un partido cuya doctrina rechazaba las dictaduras y promovía los derechos humanos. Llegamos a un debate entre dos tesis A y B. No tengo copias, ojalá alguien las tuviera. La tesis A, apoyada por Gute, Kako, Peta, Fritis, Manelo, Marcelo. La tesis B, Edgardo Riveros, Yunge y YO.  El Peta redactó la A y la encabezó con una cita de Radomiro. Yo escribí la B, con una cita de la Divina Comedia, de aquel círculo del infierno en el que se radicaban los que no se definían, según recuerdo. No hubo mayor debate, ya que por razones de seguridad, yo no podía hablar con los dirigentes que valientemente seguían defendiendo nuestras ideas. 
La coordinación de la JDC estaba en manos de los partidarios de la tesis A. No dudé del resultado, no recuerdo las cifras, sólo que perdimos. Entonces, como corresponde, renuncié, un 30 de mayo de 1974.
Don Patricio me dijo que el estatuto de emergencia me daba a mí el poder, así que si yo lo decidía, podía cambiar a todos los dirigentes que quisiera. Le agradecí su confianza, pero decidí aceptar el veredicto que dejaba a los vencedores con el poder. Eran mis amigos, habíamos hecho muchas cosas juntos y no iba a alterar las reglas del juego democrático en las que creía.
Por cierto que mis amigos implementaron en el poder una política de No hacer nada que pudiera molestar a los militares. Incluso cuando en abril de 1975 se organizó en Nueva York un encuentro con Bernardo Leighton, Renán Fuentealba, Claudio Huepe, exiliados por la dictadura y Radomiro Tomic con Gabriel Valdés, participaría uno de los DC que nos reuníamos en casa de don Ignacio Palma para que concurriera. Benjamín Prado era el que debía ir, pero por problemas de trabajo, me enviaron a mí que estaba cesante. El pasaje debíamos pagarlo entre todos, viajé por Braniff y tuve algunas letras protestadas por que no se pagaron a tiempo. Eso fue lo de menos.
Lo peor es cuando le informo a Gutemberg Martínez que viajo a reunirme con nuestros camaradas, me dice que eso es una provocación y que si me detienen, la JDC no moverá un dedo por mí. Yo no esperaba solidaridad, pero confieso que eso me dolió mucho. Es primera vez que lo cuento. Pero muchos saben que tengo piel delicada pero espíritu fuerte. Fui, dialogué, aprendí, les hice cariño a mis líderes   y volví. No necesité la solidaridad de Gute.
En 1976, al regresar de mi beca en Alemania, suspendida porque a algunos en Alemania les molestó que Edgardo Riveros y yo hacíamos política contra Pinochet, Gutemberg fue muy solidario y eso lo recuerdo con alegría.
¿Cómo llegamos a Alemania? Por nuestras actividades, Edgardo y yo, recibimos múltiples amenazas de la dictadura y, para protegernos, Don Eduardo Frei y don Patricio Aylwin pidieron ayuda a los alemanes para que pudiéramos ir a estudiar.  La directiva de la JDC que yo presidía había trabajado muy bien con la Fundación Adenauer en formación, y por ello habíamos implementado al comienzo de la dictadura, un programa para formar líderes DC con post grados en Alemania.
El prestigio de nuestros líderes nacionales hizo que los alemanes ampliaran los cupos por este pedido, y así Edgardo, y yo, con nuestras familias, partimos un 4 de junio de 1975 a la RFA.  Allá ya estaban Otto Boye, recientemente fallecido, Pedro Medrano, Guillermo Laurent, Mario Fernández, Iván Navarro y luego llegaron Carlos Huneeus de Gran Bretaña, Kako Latorre, Ernesto Moreno, Roberto Cifuentes, Roberto Mayorga, Diego Lira, Gonzalo Undurraga, también fallecido. Como recuerda Huneeus, Mariano Fernández optó por quedarse allí, cuando a él y a esteban Tomic los echaron de la embajada Chilena en Bonn.
Tengo los mejores recuerdos humanos de esos meses. La discrepancia, fuerte, el afecto, superior a cualquier cosa. Llegaban nuestros dirigentes de Chile, don Eduardo, Juan Hamilton, Andrés Zaldívar, Máximo Pacheco. Nos juntábamos en Bonn a conversar con ellos. Los de Heidelberg y otros sitios llegaban a Bonn y había siempre casa y comida. Estuvimos varias veces con don Patricio, presidente del PDC y nos contaba sus conflictos. Divergencias en Chile, desacuerdos con los que vivían obligados fuera del país y, en Alemania las presiones de Bruno Heck, Presidente de la FKA que insistía en que la DC chilena debía respaldar a Pinochet.
Poco antes del atentado a don Bernardo, don Patricio nos informó que no aceptaba ningún trabajo político en el exterior. Discrepamos Mariano, Otto, Edgardo y yo. Carlos Huneeus aún no llegaba. Peta, Kako y los demás lo respaldaron. Nuestra amistad quedó a salvo.
Los cambios más fuertes comienzan con el intento de asesinar a don Bernardo y la señora Anita, en octubre de 1975. Medrano y Mariano me fueron a buscar a la Universidad para avisarme del atentado en Roma. Partimos a mi casa y, con acuerdo de Pepita, nos gastamos nuestras reservas en un pasaje en tren a Roma. Un día y medio de viaje. Esteban Tomic me dio alojamiento y, dos días después del atentado, llegué al Hospital a ver a mis amigos baleados.  Logré pasar a ver a la señora Anita, nos queríamos mucho, de modo que fue un encuentro lleno de emociones. “Nos van a matar, Ricardito, volverán a matarnos, decía esa mujer admirable.  Ojalá, otros tomen el rol de Bernardo me dijo. Yo le aseguré que así sería.
Me dirigí a ver a don Bernardo. La casualidad nos reunió con don Patricio Aylwin y don Tomas Reyes que estaban esperando. Entramos juntos. Imborrable. Don Bernardo, sentado en su cama de hospital, con un vendaje de película en su cabeza, pero lleno de vida. “Patricio, Gordo”, exclamó al vernos entrar los primeros. Nos sentimos felices de verlo así.  Todavía no le informaban del atentado a bala. Había sido un golpe. Tampoco sabía que la señora Anita estaba con una lesión de bala que le impidió caminar por sí sola el resto de su vida.
Más tarde, Angelo Bernazzola y Gilberto Bonalumi se reunieron con nosotros para informarnos que la DC italiana y todos los partidos de Italia harían un acto masivo de repudio al atentado. Le pidieron a Aylwin que hablara. Don Patricio se excusó porque le podían impedir el regreso a Chile. Don Tomás Reyes expresó lo mismo.  Gilberto me preguntó a mí y yo dije, Estoy dispuesto. Solo necesito el acuerdo del Presidente de mi partido. Don Pato se complicó. Me advirtió de los riesgos, pero cuando deseché ese temor, me dijo que si yo hablaba era responsable por lo que les pasara a mis camaradas en Chile. 
Rechacé con fuerza su argumentación y la califiqué de una manera muy dura, en el marco del respeto que siempre le tuve, incrementado ahora.  Pero decliné participar muy dolido.
Al día siguiente, don Patricio me llamó, me pidió que le entendiera y que sus reflexiones personales después del brutal atentado lo llevaban a la convicción que en realidad era necesario que la DC actuara en el exterior.  Para ello, “Ud. Comprenderá, me dijo, necesito poner a cargo a una persona de mi absoluta confianza.  Por supuesto le dije, colaboro con quién usted designe. Me dijo que nombraría a Pedro Medrano a cargo.  Fue algo mágico. Pedro hizo un trabajo espectacular, nos convocó a todos los que queríamos participar y logramos que la DC alemana se pudiera decididamente en contra de Pinochet.
El acto que Carlos Huneeus recuerda, fue el acto inaugural de la campaña de Kohl en 1976, el orador extranjero más aplaudido fue Claudio Huepe y los carteles con el nombre de nuestro querido Martín “Poplete” eran enarbolados por los jóvenes de la JDC alemana.
Gutemberg nos informó que no quería que se hiciera mención a Martín, ya que entorpecería las gestiones por su libertad que ellos estaban haciendo. Pero ese amigo entrañable, fiel a sus ideas e inteligente, Patricio Vargas sirvió de nexo y nos confirmó que Martín aceptaba que pidiéramos su libertad en ese acto.
Los costos los pagamos Edgardo Riveros y yo, ya que la Fundación no nos renovó la Beca, incluso nos suspendió el pago un par de meses. Pero la Junge Unión y gente buena de la propia Fundación nos ayudó a que nos pagaran los meses comprometidos. 
Luego, Edgardo, se convirtió en guardia nocturno bancario y se financió su estadía hasta obtener su Magister y yo regresé a nuestro Chile querido. Muy a tiempo para acompañar los últimos meses de vida de mi madre y a seguir luchando junto a Pepita y mis camaradas.
Esta historia es muy parcial. Es cierto. En Chile, la línea guatona excluía a los que no compartían su posición. Cuando Ignacio y otros 12 camaradas fueron relegados, varios de ellos me decían que nos merecíamos eso por provocadores.
En Arica, dos grandes camaradas, dieron la mano y la cara. El Chino Chame y mi hermano de leche, José Luis Torres.
No puedo renegar de amistades tan valiosas por años. 
Cuando Jaime Castillo fue exiliado, la directiva guatona rechazó los actos que organizamos en solidaridad. Siempre recuerdo a Yunge, Toro, Reyes, Fortunatti e Ignacio Walker que ayunaron en solidaridad con el Maestro  encerrados en ls Iglesia San Francisco, mientras afuera, con Roberto Astudillo como líder, hacíamos  actos  callejeros relámpagos, y uno más grande cuando salieron.. 
No puedo dejar de quererlos, por razones muy valiosas, porque siempre agradeceré a personas con las cuales hoy discrepo, los aportes que hicieron. Marcelo Rozas, JM Fritis, Waldo Mora, Gutemberg, Soledad, Kako, y otros que no alcanzo a nombrar. Ellos tendrán mi afecto siempre. Como los sé talentosos, quizás les exijo más que a otros, pero nunca más que a mí.
Varios de ellos hoy están en proyectos personales y políticos muy distintos. Combato y combatiré con fuerza esas acciones, aunque se enojen. No necesito de su acuerdo para quererlos.  Pero ellos deben entender y, sé que alguno lo entiende, que sigo siendo aquél que dice lo que cree justo, aunque se equivoque, y que trata de vivir como piensa.
Finalmente una propuesta, creo que decente para examinarla camaradas:
Porque no preparamos documentos sobre todos los temas principales. Los difundimos por todo el partido. Partimos con Congresos en Regiones en Noviembre y en enero, hacemos un Congreso Nacional de 4 días.
Discutimos sobre la Doctrina, definimos los programas, las estrategias políticas y la persona que nos representará en la próxima elección presidencial, al interior de la NM o fuera, según acuerde el Congreso.
 Me comprometo a acatar por los tres años siguientes y luego, si Dios me da vida hasta entonces, empezaré a pelear para cambiar lo que haya que cambiar en el siguiente Congreso, ya que no me iré jamás.
Otros, podrán irse si no pueden acatar la mayoría. Sin enojos, como personas que se respetan.
¿No les parece bueno que sigamos haciendo política por amor al prójimo? La DC sigue siendo el Gran partido de los cristianos que quieren la Justicia Social y la Democracia, no lo destrocemos por cuotas de poder. Peleemos por ideas.
Fraternalmente.

jueves, agosto 13, 2015

MEMORIA DEL AGUA



Chile es un país de poetas, sin duda. Muchos poetas que se expresan en distintas artes: con belleza, sencillez, profundidad, emocionalidad. La realidad supera la ficción y los acontecimientos de la vida nos exigen más que cualquier historia inventada. Más aun, las historias inventadas – difícilmente son tales – no son más que extractos de la compleja y abundante realidad, donde un autor, un creador, toma una parte de la realidad y la presenta ante los demás.
Tuve la ocasión de presenciar en una exhibición privada la película “Memoria del Agua” del realizador Matías Bize. No soy experto en cine, pero tengo la sensibilidad suficiente para captar la hermosura de una obra de arte.
La película es bella, elegante, delicada, conecta profundamente con las emociones, no cae en exhibiciones truculentas, sino que entra en la esencia del asunto: lo que vive una pareja (cada una de las personas de la pareja) que ha perdido un hijo. Todos los sentimientos y sensaciones que podemos imaginar o que quizás conocemos, que hacen que las personas vayamos de un lado a otro. Nos muestra las diferencias del dolor de unos y otros, la manera distinta de apreciar los hechos, de vivir sus consecuencias, de experimentar los acontecimientos de la vida humana en sus situaciones más exigentes.
No puedo decir que es “entretenida”, pero mantiene la atención y la tensión emocional durante la hora y media que dura, no dejando escapar en ningún momento al espectador, que entra en los rostros, las miradas y la intimidad de los personajes. Una buena obra de arte, una película que vale la pena ver, una experiencia que no se puede perder.
Agradezco al realizador, a su equipo y a todos los actores, principales y secundarios, que finamente dejan sentir al espectador el cuidado de su trabajo, hecho con naturalidad y amor.