viernes, julio 18, 2014

Vale la pena

El Presidente Eduardo Frei Montalva, el 14 de Enero de 1965 dijo en un discurso al país:


“Los cambios que se imponen – lo hemos repetido hasta el cansancio – no pueden responder a medidas parciales; ellos representan, en un plan de conjunto, un criterio central en que cada medida aislada no sólo sería inútil, sino que podría ser perjudicial.
Por eso, cada proyecto es parte de una política global en que cada esfuerzo corresponde a un todo bien planeado y bien estudiado.

Y tenemos que considerar también otro factor básico: el tiempo.

El país no puede seguir esperando indefinidamente. El afrontar los problemas es de una dramática urgencia.”


No podemos jugar a la política porque el juego cuesta vidas, miseria y amargiura en muchos hogares. No podemos inmovilizarnos en una especie de equilibrio paralizante, que ha caracterizado nuestra evolución histórica en los últimos decenios, en que todo cedía al compromiso de no hacer las cosas para no herir a nadie ni crear resistencias.

Las consecuencias están a la vista.

El pueblo no puede observar esto sin disgusto. Si ha ungido a un gobernante es para que realice las tareas que el propio pueblo le señaló al elegirlo y sería una burla a la esencia del proceso democrático inutilizar su capacidad y acción.

Esta acción debe comenzar hoy mismo porque se requiere tiempo para lograr resultados.

En esto he sido categórico. No se puede en un día terminar con tantas injusticias o modificar instituciones y estructuras envejecidas e inoperantes.

Pero, repito, hay que comenzar de inmediato.”

VALE LA PENA REVISAR



El Presidente Eduardo Frei Montalva, el 14 de Enero de 1965 dijo en un discurso al país:


“Los cambios que se imponen – lo hemos repetido hasta el cansancio – no pueden responder a medidas parciales; ellos representan, en un plan de conjunto, un criterio central en que cada medida aislada no sólo sería inútil, sino que podría ser perjudicial.
Por eso, cada proyecto es parte de una política global en que cada esfuerzo corresponde a un todo bien planeado y bien estudiado.

Y tenemos que considerar también otro factor básico: el tiempo.

El país no puede seguir esperando indefinidamente. El afrontar los problemas es de una dramática urgencia.”


No podemos jugar a la política porque el juego cuesta vidas, miseria y amargiura en muchos hogares. No podemos inmovilizarnos en una especie de equilibrio paralizante, que ha caracterizado nuestra evolución histórica en los últimos decenios, en que todo cedía al compromiso de no hacer las cosas para no herir a nadie ni crear resistencias.

Las consecuencias están a la vista.

El pueblo no puede observar esto sin disgusto. Si ha ungido a un gobernante es para que realice las tareas que el propio pueblo le señaló al elegirlo y sería una burla a la esencia del proceso democrático inutilizar su capacidad y acción.

Esta acción debe comenzar hoy mismo porque se requiere tiempo para lograr resultados.

En esto he sido categórico. No se puede en un día terminar con tantas injusticias o modificar instituciones y estructuras envejecidas e inoperantes.

Pero, repito, hay que comenzar de inmediato.”