miércoles, junio 24, 2009

PLATÓN Y EL CINE, Christian Rodway, Editorial Kier, Buenos Aires, 2008.

He terminado de leer este extraordinario libro, que en sus 245 páginas, nos entrega un ameno panorama acerca de la estrecha relación conceptual que existe entre las más antiguas visiones del mundo y el cine, el arte más moderno desarrollado por la humanidad.
En forma entretenida, sagaz, culta, extraordinariamente documentada, el autor deja en evidencia que los problemas que aquejaban a los seres humanos primitivos – me refiero a los de esta humanidad post diluviana – fueron, en esencia, de la misma naturaleza que los del hombre contemporáneo. El mito primero y la filosofía después, se hermanan en querer dar respuestas a los temas más acuciantes, tanto de la relación entre los humanos, de éstos con la naturaleza y de cada hombre consigo mismo. Es decir, el yo y la sociedad, en medio de lo que existe en forma previa a la voluntad de los humanos. Y, por lo tanto, del producto inmediato de esta interacción: la cultura.
El autor propone como hipótesis una vinculación estrecha entre los temas y las formas del cine con los mitos y pensamientos de los fundadores de occidente, para comprobar que el cine no es sólo una entretención – como tampoco lo fueron los mitos – sino que, junto con entretener lo que hace es mostrar una propuesta de ideas y valores con una técnica apropiada para el actual estado de nuestra civilización, cada vez más visual.
Recomiendo la obra, tanto para los experimentados en el cine como para quienes, como yo, no han visto ni la mitad de las obras que cita, pues el resultado más significativo es que dan ganas de ver todas esas películas y surgen en la memoria muchas otras que nos van permitiendo hacer relaciones nuevas y desafiantes.
El ser humano vive en continuo progreso sobre sí mismo y busca incansablemente respuestas. Sus líderes espirituales, sus conductores, sus paradigmas, difieren en cuanto a los nombres, pero en su esencia.
No es necesario ser experto en nada para entender el libro. Sólo se requiere un deseo vehemente de saber, de ir más allá de sí mismo y de los lugares comunes.
El autor sabe mucho, pero no se vanagloria de ello, sino que pone sus conocimientos al servicio de todos nosotros.

lunes, junio 22, 2009

CELEBRAMOS EL SOLSTICIO DE INVIERNO

Hoy, 21 de Junio, fue el día más corto del año. Día de oscuridad. Hace 45 días la declinación comenzó a sentirse y fuimos entrando en la oscuridad.
En esa oscuridad murió Pepe López La Torre, un mexicano espectacular, avecindado en Isla Negra. Poco después enfermó y murió mi tía Ilés, la hermana menor de mi padre, mujer fuerte y enérgica. Hace poco más de una semana, fui víctima del virus de moda y caí con la h1 n1. Hace una semana murió mi gran amigo Jorge Stipicic.
Suma y sigue.
Parte de cierta oscuridad que puedo contar, a lo que se añade todo lo que es general del mundo y todo eso que no me atrevo a relatar en estas líneas.
Hoy fue el día más oscuro.
¡Gloria!
Mañana habrá más luz.
El ritual que celebramos en Syncronía se centró en este tránsito por la oscuridad, con la certeza de que ya hemos iniciado el camino hacia la luz. Yo todo podrá ir siendo mejor en la medida que seamos capaces de desprendernos del lastre y avanzar tranquilamente, confiando en las manos amorosas que nos guían.
No olvidaremos a los que han partido, sino que nos llenaremos de su energía para continuar las tareas iniciadas.
(Capaz que las cosas mejoren tanto que mi querida UC pueda ser campeón del apertura)

viernes, junio 05, 2009

EL ARCA DE MOED, de Sergio Melnick

ESTA FUE MI INTERVENCIÓN EN EL LANZAMIENTO DEL LIBRO ayer 4 de Junio, un brillante acto en el que participó también Fernando Paulsen. Felicito a Mariana Hales y Andrea Trufello por la exitosa organización del evento.
Muy buenas noches.
Agradezco esta oportunidad de decir algunas palabras en la presentación del libro EL ARCA DE MOED de mi amigo Sergio Melnick, que espero los inquieten mucho respecto del libro y los tranquilicen algo respecto de su autor.
Muchas veces me ha tocado presentar libros de autores y temas diversos. Confieso que nunca eso me ha significado problema. Más bien, ha sido un desafío interesante, una oportunidad para exponer puntos de vista propios o comentar los del autor.
Pero, esta vez, las cosas no se presentan con facilidad. Porque se trata de un autor diferente, un hombre con imagen pública MUY distinta de lo que es en realidad, un personaje misterioso de la vida contemporánea. Figura llamativa, personaje controvertido en ciertos ambientes, de opiniones tajantes pero siempre fundadas, argumentador implacable, apasionado y cerebral al mismo tiempo.
Y porque su obra también es diferente, es atípica, especial. Una novela esotérica.
Espero que luego de esta presentación les den deseos incontrolables de leer, palpar, gozar, saborear, esta peculiar obra de la creación de Sergio Melnick. A mí me pasó, cuando la fui conociendo desde las primeras versiones en borrador, algo verdaderamente increíble: una especie de ansiedad por conocer a los personajes que se van dejando caer línea tras líneas. En fin, ya iremos a eso.
Primero hablemos del autor.
Tengo en la retina aquel día de enero, debe haber sido por ahí por el año 1963 ó 1964, cuando en Concón, dos magas notables – Adela mi madre y Allegra la suya - sostenían un diálogo esotérico mientras un adolescente – yo mismo – y un preadolescente tímido – él - las observaban.
Vayan a jugar, dijo una de ellas, pero eso era imposible, pues yo era muchísimo mayor que él. A mí ya me interesaban las cosas de los que caminan hacia la adultez, mientras él, aterrado, no dejaba traslucir ningún interés. Sólo miedo.
Lo único que entonces podría habernos unido, a él no le interesaba: el fútbol. Confieso que me resulta increíble esta faceta de Sergio Melnick, pues el fútbol es uno de los hechos sociológicos más potentes de los últimos cien años a lo largo y ancho del planeta, trascendiendo religiones, costumbres, historias, habilidades, niveles económicos y, ahora, sexos. Pero, en fin, cada uno con sus defectillos.
Y no fuimos a jugar. Yo no quería jugar, prefería leer cerca del mar. Ese año estaba alternando dos lecturas: la Guerra del Pacífico de Gonzalo Bulnes y La Astrología como ciencia oculta de Oskar Adler. Si le hubiese dicho estos títulos de los libros que leía, se habría iniciado una amistad que llegó 30 años después. Y todo habría sido un desastre, porque nos habríamos saltado, tal vez, los caminos que cada uno debía recorrer en solitario, para traer experiencias distintas al oasis del segundo retorno de Saturno. O quizás habríamos tenido la trágica oportunidad de pelearnos por el amor de alguna mujer o distanciarnos cuando él se fue a Estados Unidos o cuando adhirió a Pinochet y yo estaba en la lucha por los derechos humanos y la democracia.
Me fui a leer y él se quedó allí.
Luego, muchas otras veces nos vimos en mi casa, en momentos tristes, dolorosos, neutros, unos mejores que otros.
Sergio se especializó en el futuro, lo que no le significó huir del presente, sino por el contrario, asumirlo en plenitud.
Hizo su opción de vida, se comprometió, ocupó posiciones destacadas. Fue visto con sospecha por muchos de sus cercanos, ya que no respondía a los estereotipos de los grupos con los que compartía posiciones o ideas.
Se tejieron fábulas e historias increíbles de grupos misteriosos, tucanes por ejemplo, alianzas ocultas, magos, maniobras hipnóticas sobre el gobernante, control de los rivales internos. En fin, todo elaborado por mentes acostumbradas a la conspiración y deseosas de desastres, crisis, confabulaciones y todo tipo de cataclismos.
Fue transitando por la vida, teniendo experiencias extremas, viviendo ilusiones y amores, asumiendo la paternidad y acercándose a su madre/maga en forma creciente y poderosa.
La religión, la espiritualidad, el pensamiento esotérico, los desafíos de la mente, de la tecnología y de la vida diaria, fueron encaminando los pasos hacia las manifestaciones más profundas e intensas del alma. Incursiona en todos los saberes, busca incansablemente.
Como EL LOCO del Tarot, cada día es para él una nueva posibilidad y se lanza a las aventuras más increíbles. Es posible verlo construir martillos, aprender Tarot, conducir su lancha por el mar de Papudo o comer pastas, todo con la misma dedicación y goce. Cada madrugada se levanta y mira el horizonte con nuevas inquietudes y asumiendo los desafíos como si se tratara de las realidades más sencillas.
Generoso hasta el extremo, misterioso con sus acontecimientos personales, inquieto por la política, gozador de la vida, libre de muchas ataduras; pero, aunque no se le note, sigue esclavizado por la comida y por el afán perfeccionista.
Mago, transformador de realidades, iniciador de mil caminos, lleva cientos de años en esa tarea. Paso a paso ha ido tejiendo su quehacer de hoy, cuando le toca pasar de la magia que ha ejercido por siglos, a una etapa superior: el acceso a la sabiduría.
Muchos pueden ser magos, porque para eso basta con conocer algunos secretos del mundo trascendente e insertarse correctamente en el mundo actual. La magia es útil; si es magia blanca es algo maravilloso y si es magia negra es algo tenebroso. El mago puede ser bueno o puede ser malo, pues el poder es el mismo.
Sergio nace en esta vida habiendo sido mago muchas veces antes. Por eso cree que su deber en esta ocasión es volver a serlo.
El sostiene haber sido Merlín. No se lo discutiré por ahora. Pero no fue ése su paso más importante. El ha sido, sobre todo, un mago que ha debido luchar muchas veces en la disputa entre los que hacen el mal y se aprovechan de ello y los que quieren hacer el bien. ¿Siempre del mismo lado? No, no, por supuesto que no. Ninguno de nosotros puede decir que ha sido siempre bueno o siempre malo. Lo importante es cumplir con la tarea asumida en cada encarnación.
El ha intervenido en esta lucha y con el correr de los siglos ha logrado consolidar su posición de mago trabajando por el acercamiento a Dios, al amor trascendente y las transformaciones hacia el mundo de la negentropía, del amor.
Pero hoy no ha nacido para ser mago. Eso ya lo fue, lo ha sido tantas veces como resultaba necesario.
Esta vez le corresponde asumir el camino de la sabiduría, que es la etapa superior del mago. Ser sabio. Y por cierto para comprenderlo ha hecho profundos recorridos, captando primero toda la información disponible en su entorno, reflexionando sobre ella y pasando por muchas etapas: el ejercicio del poder sin contrapeso, hasta experimentar la punta del puñal en la espalda; el dolor del abandono y el vacío; la de la desesperación de lo incomprensible; del amor y el desamor; la muerte inminente; todo lo que va dejando cicatrices como testimonio y recordatorio.
Desde los oropeles al silencio, desde la magia elemental a la sabiduría, desde la ingeniería a la numerología.
El tránsito de mago a sabio tiene casi siempre una exigencia: ejercer el profetismo. Como una especia de nuevo Ezequiel, Sergio fue recibiendo información, al comienzo incomprensible y luego más clara. Como todo profeta, ha debido internarse en el campo más duro – el enemigo - y hablar desde allí, para mostrar que hará la opción en el momento justo, confiando, como Elías, en que el señor hará caer el fuego sobre el cordero mientras los profetas falsos y los sacerdotes de los dioses inventados se desesperan porque pese a que lucen muchos brillos, pierden la paz interior y el sentido de la vida, sin lograr que se reciba la ofrenda corrupta.
Pero esta vez, a diferencia de Elías, el profeta Sergio sabe que no deberá pasar a cuchillo a los falsos profetas, sino invitarlos a caminar por las rutas abiertas por los héroes.
No se puede llegar a ser profeta y luego sabio, si no se han recorrido todas las etapas, si no se ha pasado por el barro y el pesar.
Y Sergio ha hecho gran parte del camino, involucrándose con el mundo que critica, para conocerlo bien y producir su transformación desde el corazón del sistema.
Me pregunto: ¿Será su destino el de Moisés, que en la víspera muere en el monte Nebo mientras sus tribus cruzan el río? ¿Será el de David, el que se hizo grande, pero que abusó del poder y portó su dolor hasta el fin de los días? ¿O será el del héroe que asume el camino correcto justo en el momento en que la bifurcación se hace irreversible?
DE ESTO TRATA LA NOVELA ESOTÉRICA QUE SERGIO NOS PRESENTA HOY.
EL ARCA DE MOED, alusión casi evidente al Arca de Noé, relato bíblico de bases muy verdaderas.
El libro nos habla de la bifurcación, de las opciones y de los múltiples caminos, de las tentaciones, de los desvíos, de las verdades aparentes y de las efectivas.
Para ello nos regala con preciosos mapas, diseños, árboles genealógicos, dibujos, colores. Con ellos tendremos mucha información, que nos será útil cuando queramos hacer el viaje propio.
Porque en definitiva de eso se trata: incitarnos a hacer un viaje hacia el interior de nosotros mismos, conocernos más y saber más del mundo. Todos y cada uno de los personajes del libro residen en el interior y en el exterior. Dentro de nosotros, pero también con una manifestación externa.
Es la historia de este trance de la humanidad, en los inicios de la era de Acuario, momento en el que la conciencia reclama nuestra acción y la acción reclama conciencia, para darnos cuenta de lo que hacemos.
Este libro contiene una propuesta y una esperanza, una descripción de lo que está pasando y una versión de un vehemente deseo de que suceda lo que soñamos.
Esta obra, permítanme que lo diga, es de aquellas que trascienden los momentos. El libro es bello, entretenido y hasta simpático. Pero también es serio, riguroso y profundo. Podrá leerse con el mismo sentido actual durante los próximos 300 años, que el tiempo que demoraremos en instalar los pilares del nuevo paradigma. Después de eso, no te decepciones Sergio, será un libro de historia o una novela de pura ficción.
Moed es uno cualquiera de nosotros.
Llegó la hora de la bifurcación de los caminos que se abren y se harán lejanos. Vivamos juntos, manteniendo el contacto, aunque sepamos que dramáticamente unos tomarán un camino y otros el restante. No hay caminos verdaderos y falsos: porque son verdaderos ambos, aunque uno conduzca a la trascendencia y el otro al inmediatismo. Lo importante es que tomemos el que nos corresponde y vivamos con él hasta el final.
Señoras y señores, queridos amigos, éste libro es el salto de Melnick al nuevo mundo.
Gebbal Tarik, el guerrero árabe, dio el salto, cruzó el estrecho de las columnas de Hércules (y que hoy lleva su nombre) y estando en el nuevo mundo que se abría a su disposición, hizo incendiar las naves, para que sólo hubiera un camino: hacia delante.
Sergio, como el Loco del Tarot, como el profeta, como Merlín, sabe que queda una sola opción: seguir avanzando hacia la sabiduría.
Y a eso nos convoca.
Gracias, Sergio.
EL LIBRO ESTÁ A LA VENTA EN LA FERIA CHILENA DEL LIBRO Y EN LIBRERÍA ANTÁRTICA