martes, diciembre 13, 2011

Nostalgia

El tiempo se va entre los dedos y en mi mirada queda la calle aquella de la niñez.
Y con la calle viene la evocación de los amigos, la abuela de Roberto, la mamá de los Vigorena y ese olor dulce de los “pajaritos” como llamaba mi madre a unos panes amasados dulzones con merengue encima. Los untaba en el té.
Y cuando paso en auto por esos espacios de Ñuñoa se abre el corazón en una especie de ahogo y desahogo, en un grito callado, boleros de recuerdo, risas, ruidos de patines sobre el pavimento y el auto a pedales de mi hermano empujado por el Alejo.
Nostalgia: de haberte recorrido, de haber estado allí y de no regresar a esas aventuras, porque ellas ya no existen y los niños de hoy no juegan a la pelota en la calle ni corren por todos lados entrando en los jardines. Porque los niños de ese barrio van a colegios que quedan lejos y no donde la Miss Elsy, que no se llamaba Elsa pero a nadie le importaba y ya no se oyen sus gritos al pasear a media mañana por allí.
Nada será como antes, porque a diferencia de lo que sucedía en siglos pasados, hoy el tiempo avanza a una velocidad increíble y la tecnología ha hecho que todo cambie: los teléfonos, las radios, hay TV y TV a color, los juegos, los silencios y los ruidos, los peligros y las seguridades.
Nostalgia de un pasado que no volverá. Pero que fue.
Si, existió.
Porque nada peor, como nos dijo Joaquín Sabina, que añorar lo que nunca jamás sucedió, como acontece con aquellos que construyeron ilusiones sobre utopías y fantasías sobre recuerdos quebrados.
La nostalgia de lo que no se tuvo, de lo que no fue posible, de lo que jamás existió es parte de una locura malsana. La otra, la de la realidad, nos hace patente que la felicidad es posible porque fue posible y que lo que habremos de construir en el futuro, aunque sea diferente y las condiciones muy distintas, no podrá sino parecerse a ese mundo que añoramos porque en él reímos y amamos.
Entonces la nostalgia nos llevará no a lo que fue sino a lo que será. Y siento nostalgia del futuro, confiando en que nada será mejor que lo que podemos construir con nuestra experiencia de haber gozado la vida, cada día de la vida, todos los días de la vida, aun aquellos en los que llorábamos.
Nostalgia de regresar al futuro.

martes, noviembre 29, 2011

EL EQUILIBRIO

Hay mañanas en las que detesto el equilibrio, porque me huele a rigidez, a una solidez tan excesiva, a una seriedad de señoras de nariz arriscada y olor a maquillaje. Todo ordenado y bien formal, sin nada que escape de esas estructuras sólidas y seguras que ofrecen la invariabilidad mental y las dificultades propias de la creatividad.
Prefiero la armonía, que tiene que ver con la belleza y nace del desorden, que es fuente de la música, la pintura, muchos artes que recogen lo espontáneo.
No se trata de terminar con todos los límites, sino de situarlos correctamente, para moverse dentro de ellos. Por cierto es importante saber que si te cobran un kilo te estén vendiendo un kilo. Es fundamental tener claro que en una coreografía, si la música te lleva a un lado, no vayas para el otro. Hay momentos en los cuales el equilibrio nos ayuda, pero eso no significa que debamos endiosarlo y esperar siempre que todo sea equilibrado.
Me irritan esos comentarios de los que se creen equilibrados emocionalmente y que, en los debates, llaman a dejar de lado las pasiones. Éstas son como la creatividad, fruto de lo más rico que tiene la especie humana. Los animales son equilibrados: sabemos qué se puede esperar de ellos, sus pasiones son fruto de impulsos previsibles, su creatividad se limita a las especies en las que todos sus integrantes hacen lo mismo. No hay competencias de nidos o de cuevas, no hay campañas para ver qué castor hace el mejor dique o qué pato nada más rápido. No hay perros que maúllen o loros que salten en garrocha. Todo lo que hacen los animales es equilibrado, porque es necesario para su especie. Ellos, que parecen libres y tranquilos, en realidad tienen todo programado y cuando los planes se rompen, mueren.
Nosotros, los humanos, tenemos la capacidad de ser desordenados, irreverentes, podemos perder el tiempo, ser irresponsables, pero también ser creativos y geniales. El equilibrio lo reclaman los que no tienen capacidad de crear, de vivir la libertad, de darle sentido a decisiones inesperadas.
Prefiero la justicia y la belleza, la creatividad y la armonía, todo ello antes que el mero equilibrio.
Pero otras mañanas…

jueves, julio 07, 2011

hola

hola que tal

domingo, julio 03, 2011

La falta de sinceridad

El sacerdote Fernando Montes, rector de una universidad, pidió sinceridad. Dio gusto leerlo y escucharlo, por la solidez y claridad de sus argumentos. Por cierto, él se refería al tema de la educación, pero a mí me surgió el deseo de extenderlo a otras áreas, sin dejar de referirme a la crisis de las universidades en Chile.
Ser sincero exige una dosis de ingenuidad indispensable, pues la malicia es lo que nos lleva a callar verdades disfrazando los hechos para que todo parezca mejor de lo que es. Hace casi 30 años, después de presentar unos estados financieros espléndidos, auditados por la misma empresa que auditó a La Polar, se derrumbó la empresa CRAV, desatando una crisis en el país de la que fue muy difícil recuperarse. María Olivia Monckeberg y Fernando Paulsen escribieron un extenso artículo anticipando la caída de una economía que no era más que un castillo de naipes.
La falta de sinceridad es lo que hace que los que quieren invertir en universidades, digan que son donantes en una sucesión de falsedades que los hace ganar dinero a escondidas.
La falta de sinceridad es lo que hace que hablemos de universidades estatales como si todas fueran de excelencia.
La falta de sinceridad nos lleva a olvidar que universidades como las católicas y pontificias, no sólo son privadas para Chile, pero en realidad pertenecientes a un Estado distinto del chileno, que es el que designa a sus autoridades, pero recibe dineros de los chilenos y no da cuenta alguna de ellos.
La falta de sinceridad nos hace olvidar que muchas de las universidades del Consejo de Rectores son privadas y no públicas, aunque se aprovechen de sus compañeros de mesa para mantener esas apariencias.
La falta de sinceridad hace que una diputada a la que se está a punto de formalizar como autora de un delito, se salva porque devuelve algunos de los millones de pesos que obtuvo indebidamente. Es decir, el pago borra el delito. Y eso nos lleva a que muchos digan que todos los políticos son unos tales por cuales, cuando en realidad, dicho sinceramente, se trata de algunos de ellos.
La falta de sinceridad es la que hace que muchos crean que el sistema binominal es inamovible, cuando en realidad se mantiene para hacer inamovibles a los actuales diputados y senadores, a quienes esto les acomoda pues los mantiene en el poder.
La falta de sinceridad es la que hace a muchos callar respecto de los ejecutivos de La Polar, premiados en dinero y homenajes por su gestión, cuando en realidad son ellos quienes deben responder por sus falsedades, junto con los que los premiaron y destacaron como ejemplo.
La falta de sinceridad es lo que permitió que una dependencia de la Universidad Católica (El DUOC, primero y el Canal 13 después) haya pasado a manos privadas –de empresarios privados- sin explicación alguna.
Podríamos seguir dando ejemplos. Pero lo más delicado es que la falta de sinceridad va acompañada del autoengaño, que hace que los gobernantes no se den cuenta de lo que está diciendo la ciudadanía y que los dirigentes políticos no asuman las verdaderas demandas ciudadanas. Y que lleva a muchas personas a creer que pueden lograr mejor sus objetivos marginándose del mundo político que insertándose en él para cambiarlo de raíz.

miércoles, junio 01, 2011

comentario 4 www.cooperativa.cl

LA FARSA Y LA VERDAD
Jaime Hales
Un fallo de la Corte Suprema condenó a una mujer de Antofagasta a restituir a una clienta la suma de 35 millones de pesos que le había cobrado por hacer una limpieza de una casa. La clienta tenía problemas que la hechicera – o presuntamente experta en magia – había prometido solucionar. Pero los problemas no se solucionaron.
En el fallo, digno de un análisis más profundo, los ministros de la Corte Suprema distinguen entre la astrología, mencionada también por la presunta maga en su defensa, y la hechicería propiamente tal, ubicando a esta última en el ámbito de lo que conocemos por “magia negra”.
Yerran los ministros al hablar de ambas como “pseudo ciencias”, pues la astrología no pretende ser una ciencia (aunque para algunos sea la madre de todas las ciencias) sino una disciplina intelectual y espiritual. El argumento dado por los ministros es que la astrología se refiere a un destino que los seres humanos no pueden cambiar y en cambio la hechicería alude a los cambios que las personas ejercen según sus energías o las energías buenas o malas que terceros movilizan. La astrología trabaja con un mapa del cielo que se produce al momento de nacer la persona y no fija el destino del ser humano, sino que señala coordenadas en virtud de las cuales el sujeto en cuestión puede transitar si es que está dispuesto a cumplir la tarea para la cual nació. Los seres humanos somos libres de tomar el camino que nos corresponde u otro diferente, asumiendo el riesgo de dejar la tarea pendiente. El manejo de las energías es una cuestión sutil y delicada, cierta sin duda, pero que no todos los que dicen trabajarlas bien lo consiguen. Las energías existen, todo es energía llegarán a decir algunos científicos y algunos expertos en holística. Eso quiere decir que las cosas no son solo las que se ven con los ojos del cuerpo, sino también hay energías en movimiento que se van transformando y que tienen cargas positivas o negativas.
Cuando esas cargas negativas se anidan en una persona o en el lugar en que vive, es posible removerlas mediante numerosos sistemas. El primero es la oración. El segundo es la oración acompañada o guiada por una persona preparada o por algún sacerdote de la religión a la que adquiera el afectado. Nada de eso vale dinero, salvo que el especialista sólo dedique a eso su esfuerzo laboral. Una donación al sacerdote o al experto o a menesterosos en nombre del que ayudó, puede ser suficiente. Si alguien cobra millones, piense de inmediato que es una farsa, pues nadie tiene derecho a cobrar, al menos sumas enormes, por facultades que le han sido conferidas gratuitamente y que están destinadas a hacer el bien. Si mi casa tiene malas energías o al menos eso creo y yo dispongo de 35 millones, mejor vendo la casa y me compro otra.
El tramposo requiere de un incauto para lograr su propósito. De verdad me cuesta entender que personas de inteligencia normal puedan ser víctimas de estos aprovechadores, que, de paso, distorsionan el real trabajo de quienes dedican sus esfuerzos a ayudar a quienes son víctimas de situaciones difíciles, ya sea por acciones propias o por lo que terceros hacen en su contra.
Quienes yo conozco cobran sumas equivalentes a una consulta profesional por hacer limpiezas energéticas y, por cierto, tampoco pueden asegurar resultados exactos, porque ellos sólo prestan un servicio pero no son dueños de la verdad ni de los poderes que ejercen transitoriamente.
Bien la condena, pero mal por el que cobra y por el que paga, porque ambos se han basado en el error. Peor aún es cuando se recurre a la magia negra para hacer daño a terceros y de esto hay mucho aviso en la prensa.

ABRIENDO LA VERDAD

Cuando se inició el año astrológico 1948, el eje terrestre se orientó por primera vez en 26 mil años a la constelación de Acuario. Ese año, poco antes del solsticio de invierno del hemisferio norte, la naciente organización de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos Humanos. De cierto modo ese documento, - en el que fue clave el chileno Hernán Santa Cruz –es el acta oficial de existencia de una era en la que el elemento dominante será el humano. Porque Acuario, signo de aire – espíritu, pensamiento, amor, vuelo, viento – está representado en el zodíaco tradicional por el aguador, es decir, un ser humano que distribuye el agua. Salimos de Piscis, donde el océano se vuelca sin límites y domina nuestros procesos, signo en el cual el elemento agua determinará las comunicaciones y será el resumidero de todas las demandas humanas no satisfechas, para ingresar en el territorio donde un hombre se hará cargo del Agua, pasando él a ser más importante que el agua misma, aunque el agua sea el sinónimo de la vida. Porque la vida de nada sirve si acaso no es para los humanos.
Desde ese mismo día – y desde antes incluso – los que tomaban conciencia de este cambio trascendental y trascendente quedaron marcados en dos bandos: unos dispuestos a impulsar el cambio y otros decididos a evitarlo, aunque en ello se le fuera la vida misma. Aparecieron así los señores de la guerra, que ya en 1945 para aplacar a los que querían dominar el mundo entero les lanzaron bombas atómicas, y decidieron que no habría paz en el mundo mientras ellos no lo controlaran todo. Y esos belicistas se fueron organizando, mejorando sus condiciones de armamento, espionaje y otros mecanismos de intromisión y de dominación, generando alianzas e insertando enclaves poderosos, que desde la guerra de Corea hasta la invasión de Libia, les han otorgado un poder casi incontrarrestable. Hoy ellos parecen dominar el mundo, pues están en muchos países ocupando las posiciones más relevantes, usando figuras de juguete para poner a la cabeza de los gobiernos para simular que cambiarán las políticas con la certeza de que nada cambiará mientras mantengan el férreo control que tienen hasta hoy.
Cuando sucedió el terremoto de Japón, pareció que comenzaba a cerrarse un ciclo: las víctimas del primer bombardeo atómico volvían a vivir una emergencia nuclear, pero esta vez por sus propios actos. Como un juego macabro, tan cerca del mentado 2012, para aterrar a mucha gente, temiendo que pueda venir una catástrofe mundial.
Lo que viene, como respuesta, es un paso importante en el despertar de la conciencia, justo cuando termina el primer grado de una era que deberá aportar la paz y la espiritualidad a una humanidad cansada de padecer.
Porque hoy – y eso es lo grandioso – los instrumentos que los poderosos crearon para dominar a las personas hasta en sus mínimos detalles íntimos, para introducirse en las relaciones humanas y saber todo de todos, están siendo usados por quienes buscan favorecer el cambio. Ya no es posible ocultar las verdades como se ha hecho durante siglos. Todo comienza a saberse y gracias a la tecnología de las comunicaciones ello es casi instantáneo. No se puede ocultar los planes secretos, las acciones indebidas, las mentiras organizadas. Pues más temprano que tarde, ello se transparentará y todos podremos saber cuál es la verdad de las cosas, lo que sucede, de los planes, de las maniobras.
Cuando la verdad comienza a ocupar su lugar, los que han vivido del abuso saben que tienen sus días contados y que no pasará mucho tiempo para que deban entregar ese férreo control que han mantenido y dejen de sacar provecho, beneficiando a toda la humanidad del desarrollo que se ha ido alcanzando.
Las iglesias, los gobiernos, los ejércitos, las empresas multinacionales, deben saber que las medidas de ocultamiento no servirán y que las personas tomarán cada vez más conciencia de que es preciso construir un nuevo orden social en el que la paz, el entendimiento, la vida y el amor, sean pilares claves.
Los intentos por ocultar la verdad que estamos viendo en Chile – tierra bendita para los nuevos tiempos – tanto en la Iglesia Católica (casos Karadima, obispo Cox, monja Lagos y otros sacerdotes), en la empresa (colusión de las farmacias), en la política (la intendenta, Alinco o los casos de violaciones de los derechos humanos en la dictadura), para sólo nombrar ciertos sectores de la sociedad, no conducirán a sus objetivos, porque ya las personas saben de la verdad y no están disponibles para callar o seguir mintiendo.
Más vale saber las verdades por duras que sean y no perseverar en un secretismo que terminará por sepultar a quienes lo han sostenido por siglos.
La verdad, dijo Jesús, nos hará libres. Aunque eso cueste y duela. Porque finalmente se descarga la conciencia y podemos hablar más limpiamente, mirarnos a los ojos y saber que nuestro interlocutor no pretende nada extraño ni indebido, sino que cuando dice una palabra ella es verdadera.

miércoles, mayo 25, 2011

comentario 3 en www.cooperativa.cl

HACIA EL CAMBIO NECESARIO

Decía en mi columna de la semana pasada que “las discusiones de hoy, por primera vez, están plagadas de emocionalidad, lo que hace ciertamente difícil resolver los conflictos y tomar decisiones. Las ideas sirven para canalizar las propuestas y las emociones para encender la lucha. Por ello, las emociones sin las ideas no pueden servir de base a formulaciones políticas. Y las ideas sin emociones dejan fuera al ser humano integral y sus decisiones terminarán siendo siempre resistidas. En este cambio de era hay que sentarse a la mesa con ambas realidades y tratar de permeabilizar una y otra hasta lograr por lo menos una disposición a llegar a entendimientos y acuerdos.”

Esta emocionalidad es la que ha permitido que vuelvan a la calle manifestaciones de protesta como las más importantes de la época de la dictadura. Y no es que ahora haya dictadura, aunque muchos de los que fueron su sustento – personas y grupos sociales y económicos – son los que dan respaldo al actual gobierno y lo integran. Lo que sucede es que después de 20 años de ejercicio de una democracia restringida y vigilada, centrada en minorías que chantajean a las mayorías gracias a un sistema electoral injusto y en pequeñas cúpulas autorreelegidas, se está produciendo un agotamiento en amplios sectores de la población. Todo cabe en la misma protesta: son las demandas de una sociedad que comienza a movilizarse sola frente a la autarquía y el aislamiento de la autodenominada clase política.

Claramente no hay liderazgos precisos, porque son muchas las propuestas distintas que avanzan por un mismo cauce, sin satisfacciones importantes, sin respuesta a los problemas acuciantes, sin un destino claro al que podríamos estar avanzando como sociedad. La falta de liderazgo deja un vacío que es llenado por agitadores del desorden y violentistas, delincuentes y desesperanzados, que no ven sino en la piedra la solución para expresar sus frustraciones, su irritación, su ira concentrada.

Como nunca es necesario que fuerzas organizadas – podrían ser los partidos políticos si acaso creyeran en sí mismos y en la democracia – orienten y canalicen la demanda social, mediante mecanismos organizados de participación, aunque sean “extra sistema”, ya que mientras no existan decisiones en orden a fortalecer efectivamente la democracia con la ampliación del sufragio y otros mecanismos institucionales de participación política, habrá que crear espacios e instrumentos que den al pueblo sentido en su actuar.

Hoy las emociones han vuelto a salir a la calle. Con el lema de la alegría se derrotó a Pinochet, aun al precio de consolidar su sistema institucional y económico. Pero ahí quedó todo. Hoy es la ira la que ocupa el espacio. Lo que necesitamos son respuestas que despierten la esperanza y el deseo de felicidad en la ida concreta, pero con ideas que nos encaminen hacia una sociedad justa y participativa.

No están las ideas, porque no hay voluntad de tocar un sistema que asegura a los que detentan el poder la continuidad. Los centros de estudio están interesados en discutir sobre la administración de una forma de vida que les acomoda a las minorías gobernantes, en lugar de buscar la sustitución del régimen mediante proposiciones de cambio.

Es la hora del cambio, de la mirada distinta, de la propuesta audaz, de la rebeldía encauzada hacia la construcción de un nuevo orden de cosas.

Es la hora del despertar aunque con ello se desaten fuerzas que no controlaremos plenamente, pero que permitirán avanzar hacia una sociedad guiada por otros preceptos.

martes, mayo 17, 2011

Comentario 2 en www.cooperativa.cl

En el cambio de era, sembrando la paz

El mundo de hoy vive un proceso de transformaciones nunca visto en la historia, por su profundidad, amplitud, velocidad y extensión. Desde el fin de la segunda guerra mundial, pasando por la creación de Naciones Unidas, la declaración de los derechos humanos, la creación del Estado de Israel, las crisis democráticas de América Latina, la independencia de los países de Asia y África, hasta llegar a la gran crisis del socialismo real y su desmoronamiento, el siglo XX fue testigo de una transformación radical de la sociedad internacional y del modo de vida de los seres humanos. La incorporación de China – en lugar de Taiwán – en las Naciones Unidas y la recomposición del mapa de Europa, el desarrollo del petróleo y la revolución tecnológica, dieron paso a nuevas miradas y enfoques sobre los procesos sociales y políticos que nos han llevado a caracterizar estos primeros años del siglo XXI tanto como una era de cambios como un cambio de era.

Las relaciones humanas han cambiado, porque han cambiado las comunicaciones, los conceptos, las informaciones y lo que antes no se sabía hoy se conoce y los secretos se han estrellado contra la ansiedad de transparencia. El aire ha suplantado al agua como medio de desplazamiento y ello ha traído consecuencias insospechadas para todos. El mundo del siglo XXI es radicalmente distinto del de los veinte siglos anteriores, porque nunca ha sido tan evidente la riqueza y tan evidente la pobreza, porque nunca como ahora hay tanta acumulación de poderes económicos y políticos en pocas manos y hay tanta marginación y miseria esparcida por el mundo.

Lo que antes fue la guerra fría o la polaridad enfrentada a los no alineados, hoy se ha convertido en un mundo con tendencia uniforme, donde el capitalismo campea con su ética y su estilo, transformando a los que fueron ciudadanos en consumidores y a las democracias en mercados. La exacerbación del hedonismo y el consumo alejan a los seres humanos de sus preocupaciones solidarias y de la orientación hacia sociedades con aspiraciones de justicia y respeto.

Este es un tiempo de contradicción y controversia, en el que unos se sienten dueños de la verdad y de la conducción de la sociedad, mientras grupos todavía minoritarios construyen espacios de esperanza y a veces de lucha contra los órdenes totalitarios y totalizadores, los sentidos unívocos y las respuestas únicas a los problemas. Aunque se ha intentado hacer desaparecer las ideologías remitiendo las soluciones de los problemas a medidas concretas dentro de ámbitos técnicos, lo real es que las doctrinas y las ideologías seguirán siendo un marco de referencia, en la medida que sitúen correctamente su enfoque a la solución de los problemas. Porque la vida de los seres humanos no se reduce a cuestiones técnicas, sino que ellas deben supeditarse a los valores principales, a los grandes principios, a los programas globales de organización de la sociedad.

Las discusiones de hoy, por primera vez, están plagadas de emocionalidad, lo que hace ciertamente difícil resolver los conflictos y tomar decisiones. Las ideas sirven para canalizar las propuestas y las emociones para encender la lucha. Por ello, las emociones sin las ideas no pueden servir de base a formulaciones políticas. Y las ideas sin emociones dejan fuera al ser humano integral y sus decisiones terminarán siendo siempre resistidas. En este cambio de era hay que sentarse a la mesa con ambas realidades y tratar de permeabilizar una y otra hasta lograr por lo menos una disposición a llegar a entendimientos y acuerdos. Así se sembrará la paz.

lunes, mayo 16, 2011

Comentario 1 en www.cooperativa.cl

Regreso feliz, después de más de 30 años, a ser un comentarista estable de Radio Cooperativa. En los duros años 79 y 80 comentaba dos veces por semana, acerca de la situación política y la realidad de los derechos humanos. Luego, he seguido visitando sus estudios cada cierto tiempo, pero ahora he sido invitado a estas columnas periódicas, para hablar de los temas de hoy.

Después de tres décadas, las formas han cambiado, la tecnología es otra, los auditores y lectores son nuevos, llegamos a todo el mundo. Pero lo crucial no ha cambiado: seguimos comprometidos con los derechos humanos y la necesidad de que las personas puedan aspirar a vivir en libertad y pleno ejercicio de sus derechos cívicos. La radical exigencia de una vida mejor, no tanto desde lo económico, sino sobre todo desde la integralidad de lo humano, continúa vigente y los jóvenes de hoy, que no fueron siquiera testigos vivos de las violaciones, están mirando con renovado interés una temática que los interpela como protagonistas del tiempo que viene.

Hace pocos días la radio publicó un adelanto de mis comentarios a propósito de la muerte de Bin Laden. Cuando sucedieron los atentados a las torres gemelas de Nueva York, sumé mi voz a las de muchos que protestaban por tan brutal acción criminal. Pero, con una diferencia: yo advertía en esos instantes que la respuesta de Estados Unidos podía ser equivalente o aun peor, pues tanto el régimen encabezado por Bush como la organización liderada por Bin Laden – socio comercial del Presidente de los Estados Unidos – tenían como lenguaje principal el de la violencia. Uno y otro se realimentaban. Y así fue.

Un viento de esperanzas recorrió parte del mundo cuando Obama sustituyó al petrolero en la Presidencia de Estados Unidos y más aun cuando en una apuesta a futuro, Oslo le otorgó el Premio Nobel de la Paz. Pero cuando es requerido por el mundo del poder, Obama no es diferente de Bush más que en la formas, pues su decisión de matar y no capturar, su sangre fría para ver por televisión el operativo y ni siquiera alterarse – como le pasó a Hillary Clinton -, su convicción de no dar a publicidad los detalles y las fotografías de la muerte del terrorista, lo revelan de un estilo similar, acuñado ya en las conquistas del oeste americano, cuando a fuerza de balas se exterminó a los aborígenes y se organizó una sociedad en la que portar armas es una habitualidad. La grosería de llamar “Operación Gerónimo” – nombre de uno de los líderes más importantes de los primitivos habitantes del territorio que hoy ocupa la Unión - a la misión de asesinar al terrorista más buscado supera todo lo esperado, ya que intenta poner en un mismo nivel y también en un mismo estilo, ambas situaciones.

En El Café de Cooperativa Luis Larraín calificó a Estados Unidos como “la policía del mundo”. Es así, nos guste o no. Y su gobierno actúa con la misma brutalidad, vulgaridad, prepotencia, de la gran mayoría de los policías del mundo, que se sienten todopoderosos e invulnerables, exentos del deber de rendir cuentas. Lo hemos visto en este Chile de “democracia protegida”, aunque afortunadamente acá, algunos de los abusos han sido denunciados y castigados por la autoridad interna ante la evidencia de su gravedad.

La tarea de hoy parece ser la de construir un mundo de paz y concordia, buscar entendimientos y armonía. Pero eso no nos releva de la obligación de seguir denunciando y alzando la voz contra los abusos y los métodos de acción que nos alejan de esas metas. Somos protagonistas de una época de tránsito y debemos asumir con conciencia que lo que hagamos o no hagamos en esta hora dejará señales poderosas para los tiempos venideros y las generaciones que se abren paso en la nueva era.

viernes, mayo 13, 2011

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CAYO BIN LADEN
La caída del jefe de la principal organización terrorista abiertamente conocida marcará un hito importante en el desarrollo de los procesos de guerra y de paz. Por casi dos décadas se le trató de liquidar y cada vez su organización crecía más. Luego del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York (hecho que aun despierta sospechas sobre un posible contubernio de Al Qaeda y la CIA) el gobierno de Estados Unidos, organizando el planeta entre buenos y malos, puso sus mayores empeños en atrapar (así creíamos) a Osama Bin Laden.
Finalmente lo encontró y nada menos que a pocos kilómetros de la Capital de Pakistán, en una zona que es un complejo militar de ese país. La operación debió planearse cuidadosamente y sin lugar a dudas tuvo que existir información de traidores del jefe terrorista, tal como sucedió con la entrega de Saddam Husein. Bin Laden vivía en una mansión sin teléfono ni internet, completamente desconectado de su organización, la que seguía activa, pese a las muerte de varios de sus responsables pri9ncipales en los últimos tiempos. Más aun, a mediados de abril, un comunicado de Al Qaeda anunciaba que si Bin Laden era asesinado, la organización atacaría a Estados Unidos con armas nucleares. Curiosa la advertencia, justo antes de que el jefe cayera. Es decir, a Al Qaeda no le importaba tanto que el jefe fuera capturado, sino que fuera asesinado. La advertencia, entonces, era en serio, puesto que ellos ya sabían que los norteamericanos estaban en la pista, pero esperaban que no fuera liquidado, sino que se le hiciera prisionero.
Claro que es sabido que a ellos no les gusta hacer prisioneros, pues siempre es un problema. Prefieren liquidarlos. El riesgo con Bin Laden era mayor, puesto que podría ponerse a hablar de los distintos entendimientos que tenía con el gobierno y la inteligencia de Estados Unidos, el último de los cuales parecía ser la ayuda a los rebeldes libios, según denunció Khadafi. Esto explicaría la violencia desmedida para el asalto y la necesidad de proclamar cuanto antes su muerte.
Pero quedan dudas… ¿Por qué no fue capturado en lugar de muerto? ¿Por qué se divulgaron fotos falsas si se disponía del cadáver verdadero? ¿Por qué se lanzó el cuerpo al mar en una presunta ceremonia en un porta aviones en lugar de conservarlo o enterrarlo? ¿Cómo se explican el lugar en que vivía, la ausencia de información a las autoridades pakistaníes y la desconexión total del líder de Al Qaeda?
Para quienes creemos en los derechos humanos, ninguna muerte por la violencia es necesaria si es que existe alguna posibilidad de evitarla. Por ello y por la amenaza de hace unas semanas, podemos temer que Al Qaeda intente vengar a su líder atacando, como lo hacen los terroristas, no a objetivos militares, sino a civiles inocentes. La escalada violentista no se detiene aun, lo que nos obliga a seguir buscando la paz.

jueves, febrero 10, 2011

DESCUBRIENDO LOS ÁNGELES

Presentación de Jaime Hales al libro
DESCUBRIENDO A LOS ÁNGELES, una perspectiva sufí
Autor: Sheik Muhammad Hisham Kabbani


Dios bendiga a los presentes y a quienes desde las alturas nos acompañan.
Ningún hombre, cuando recibe un honor, puede asegurar que lo merece.
Ningún hombre, cuando recibe un honor, tiene derecho a sostener que NO lo merece.
Y aquí estoy, sentado ante ustedes, habiendo recibido el honor de presentar el libro “DESCUBRIENDO A LOS ÁNGELES, una perspectiva sufí”, cuyo autor es Sheik Muhammad Hisham Kabbani.
Cuando somos llamados a presentar un libro, debemos hablar del libro, pero siempre, todos o casi todos, caemos en la necesidad de hablar de las experiencias personales, quizás en un intento de compartir ciertos secretos que nos conmueven el alma.
Por eso me he preguntado en estos días: ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo, Señor, recibo este honor? Y siento el viento de los ángeles soplando en mi entorno para decirme que no es por el honor, sino porque ya es hora de que haga lo que debo hacer y no siga esperando.
Los ángeles han sido un tema recurrente en mí y hasta he conducido programas de televisión que tratan del tema.
Mi fe en dios y mi convicción en la existencia y presencia de los ángeles en nuestra vida, es total e inconmovible.
Hace muchos años, creo que en 1967, un intelectual católico chileno, don Julio Philippi Izquierdo, daba una conferencia titulada “sobre ángeles y demonios”, en la que él se hacía una pregunta capital: “¿Qué ha pasado en nuestra sociedad occidental en la que hablar de ángeles es una rareza o algo casi esotérico?” Y luego expresaba su confianza en que eso sería superado, no sabía cómo, pero confiaba en que algo estaba pasando en el mundo que haría cambiar las cosas. Esa conferencia, hace unos pocos años fue editada como un libro y hoy es una obra obligada en las bibliotecas especializadas y se han agotado varias ediciones.
Porque la fe se ha reabierto y los espíritus, en estos 60 años últimos, se han expandido a aceptar los fundamentos de la fe y aun cuando muchas religiones están en retroceso o en crisis, no cabe duda que la espiritualidad y el deseo de construir un mundo que sea el reflejo de la voluntad del dios único, donde los seres humanos nos respetemos y nos amemos, están ocupando un lugar preponderante, y cada vez más.
Recurriendo a las palabras del Sheik Hisham, creemos que la bondad superará a la maldad en el mundo. Por lo tanto, nosotros – dice él en representación de su hermandad y digo yo sumándome a ello - esperamos que ocurran sucesos pacíficos y divinos que cambien la oscuridad de la violencia y la bajeza moral en la que mucha gente está viviendo; que reduzcan la ansiedad, la ira, el miedo y que eliminen las fuentes de conflicto entre los seres humanos.
Cuando, hace unos pocos meses, publiqué mi libro RENACER, algunos me imputaron exagerado optimismo. Cuando leo el libro de Sheik Hisham y sus palabras en los medios de comunicación, me digo: no estoy solo en el optimismo.
Vamos al libro.
Lo primero: estamos ante la obra de un escritor árabe. Eso se nota desde la primera a la última línea, por su hermosa combinación de hechos y metáforas, la voluptuosidad de las descripciones, los detalles, el valor de la belleza y de la naturaleza. No puedo evitar que me recuerda ese mágico libro de la cultura árabe llamado ALF LAYLA WA LAYLA, las mil noches y una noche. Las descripciones de los ambientes, de las vestimentas de los ángeles, las joyas mencionadas incesantemente, no por su valor económico sino por su belleza: oros, diamantes, perlas, rubíes. Y todo eso desplegándose en la inmensidad de la naturaleza vida, animales y plantas.
Música, colores, luces, vestimentas de diseños y colores variados, paisajes maravillosos.
Pero este escritor es un árabe del siglo XXI, que se refiere a las galaxias y a la magnitud del universo.
Segundo:
Es el libro de un escritor musulmán y por ello no cesa de hablar de dios, el único, el eterno, el conocedor de todo. Recordemos que el árabe es el idioma del islam.
Y el libro mismo es una alabanza extraordinaria a dios y a sus creaciones, el ser humano ciertamente y los ángeles que son su tema.
En el prefacio, Sachiko Murata dice que no se puede comprender el Islam sin los ángeles.
Todas las profundas convicciones del islam se derraman de modo maravilloso en los relatos, con una fe en dios que es difícil de encontrar en el común de los mortales.
Los ángeles – desde su mirada, que con humildad comparto - son mensajeros y actores de historias extraordinarias, algunas situadas en el terreno de lo intangible y difícil de acreditar, otras muy concretas y realistas. Todo ello nos lo relata el autor, con la profunda certeza de estar entregando un precioso material para el desarrollo interior de cada uno de nosotros.
Tercero: siendo un escritor árabe y musulmán, es, entonces, un escritor acogedor, generoso, respetuoso de los pensamientos ajenos.
Ciertos fanatismos contemporáneos, vigentes desde hace varios siglos, han intentado producir una imagen que vincula a los árabes y a los musulmanes a la intolerancia. Nada más lejano a la verdad que ello. Entre los musulmanes, tal como sucede entre evangélicos, católicos, mormones, testigos de Jehová, o cualquier otra religión, hay fanáticos intolerantes.
Pero, para el musulmán, el respeto por los demás es básico.
Nos ha dicho Sheik Hisham: “El Profeta Muhammad (la Paz y Bendiciones sean con él), solía reunirse con los líderes de todo tipo de religiones, y aún con aquellos que no creían. Al hacerlo, él buscaba encontrar los puntos en común y evitaba enfocarse en lo que nos divide. Él creía en dar la bienvenida a todos y nunca daba la espalda a nadie.”
Así fue que en la España musulmana y árabe, los de religión judía o cristiana tenían cabida, incluso en posiciones de relevancia. La contrapartida fue que en la España cristiana, se expulsó, castigó y eliminó a los musulmanes y a los judíos.
El Líbano, tierra tan dolida en estos años, ha sido siempre un espacio de pluralismo religioso. Ha dicho nuestro autor en una entrevista:
• “Tengo muchos buenos recuerdos de mi pueblo natal (Beirut) y de mi niñez hasta que completé la Universidad. Allí, vivíamos en una nación multicultural y multirreligiosa. Gente de diferentes religiones y orígenes culturales; judíos, cristianos, musulmanes y hasta ateos, se sentaban juntos a la misma mesa, y solíamos vivir en paz, en una atmósfera de comunidad basada en el respeto mutuo. Nunca mirábamos la religión que el otro profesaba, sino su comportamiento. Yo asistí a un preescolar francés y a una escuela primaria secular, y luego asistí a un colegio secundario evangélico (donde leíamos tanto la Biblia como el Corán). Finalmente, estudié en la Universidad Americana de Beirut. En todos esos años, nunca experimentamos el sectarismo. La guerra, que comenzó más tarde y envolvió a la nación, fue debido a influencias externas, que buscaban dividir a la gente por propósitos políticos. Aún después de todo ese derramamiento de sangre, los libaneses todavía disfrutan de una sociedad multisectaria y multirreligiosa.”
Cuando la tierra palestina estaba gobernada por musulmanes, todos los de religión judía encontraban allí refugio y protección. Dios quiera que ese respeto se recupere.
En este aspecto debo decir que me resultó emocionante – pues aunque tuve un abuelo musulmán, fui criado como cristiano católico y ortodoxo – observar en la atenta lectura que hice del libro, la forma respetuosa en que el autor se refiere a Jesús y a su madre, a los evangelios y a los discípulos. Sobre María, a quien llama madre del Mesías, tiene párrafos particularmente hermosos.
Cuarto: el autor del libro es sufí, opción tanto de cristianos como de musulmanes u otros creyentes en dios, el único.
El autor nos ha dicho en la entrevista citada, que el “sufismo puede ser explicado como un estado del ser. Es un llamado universal para unir a la gente con el fin de elevarnos espiritualmente, perfeccionar nuestro carácter, y traer plenitud a nuestras vidas. Es el medio por el cual eliminamos el vacío y la falta de objetivos.”
Sheik Hisham es el segundo en la Orden Naqshbandi, que él define como un camino Sufi, una congregación de individuos que se han dedicado a encontrar la Presencia de Dios en ellos. Este Camino revela la conexión con lo Divino, y al hacerlo, revela la conexión de cada ser humano con el prójimo, ya que todos nuestros orígenes son divinos. La Tradición Naqshbandi remonta sus raíces a la época del Profeta Muhammad (la Paz y Bendiciones sean con él), alcanzando al día de hoy, y siempre ha enseñado la excelencia moral y el sostén del alma.
Este es un libro completo en cuanto a la enorme cantidad de información que contiene, especialmente sobre las jerarquías, organizaciones y características de los ángeles.
Lo primero que hace es explicarnos quiénes son los ángeles.
Y luego desenvuelve tres capítulos: el pasado, el presente y el futuro.
Nos dice el autor en la parte más didáctica del libro que los ángeles son una señal de esperanza.
Por cierto, los ángeles existen y muchos de ellos han sido creados para el servicio de los humanos, con la tarea específica de enseñarnos y guiarnos hacia la sabiduría del señor dios único.
No quiero exagerar, pero casi cada día siento la presencia de los ángeles y conozco de numerosos casos extraordinarios en que ello ha sucedido. Son manifestaciones potentes, que rompen los esquemas de la vida habitual, pero que nos hacen descubrir nuevos sentidos para la existencia.
Casos como esos, los relata el autor, primero en el pasado y luego en el presente.
En el pasado, desde la creación misma y hasta el maravilloso viaje nocturno del profeta desde la Meca a Jerusalén, con el arcángel Gabriel y montando el Buraq, caballo con cabeza humana, escoltado por miles de ángeles.
En el presente, son casos vividos por el propio autor o que le fueron relatados por personas de su confianza. No se trata de muchos casos, sino de situaciones muy paradigmáticas que, son relatadas con el detalle propio de su pluma y con una delicadeza notable.
Este libro abre puertas, enseña y entretiene, nos hace gozar con la dulce sensualidad de las palabras y la elocuencia espléndida de las descripciones y de los contenidos.
Es mucho lo que nos da a conocer, sabiendo que siempre será mucho más lo que deberemos aprender.
Al leer este libro podremos fortalecer la fe y abrirnos a pedir la ayuda de los ángeles. También, disponer humildemente a recibir, sabiendo que los ángeles, expresión de la voluntad divina, nos ayudan a través de otros, a veces, muchas veces, desde los más pequeños, los débiles y los ignorantes.
Sheik Hisham nos dice que el sufismo enseña que la iluminación espiritual no es sólo para individuos, sino para la humanidad como un todo.
El código sufi proclama: “Acepta a todos, no critiques a nadie excepto a ti mismo, y busca la fuente de paz y realidad dentro de ti.” Esto es lo que a mí me falta.
Para lograrlo es necesario tomarse un “tiempo fuera”, en palabras del Sheik Hisham, lo que quiere decir darse la posibilidad de mirarse a sí mismo y sus relaciones con los otros a la luz de dios y sus ángeles.
Auto examinarnos, para ir superando las negatividades y dejando fluir lo bueno de nosotros
El autor nos ha dicho que debemos aprender a tomarnos este tiempo para la introspección, aunque sólo sean 10 minutos al día, si queremos sentir ese sentido de equilibrio y tranquilidad interior.
Nuestros ángeles nos ayudan en ello.
El profeta Muhammad, con el paz y la gloria, estuvo tres días refugiado en Gar Thur, escondido de sus enemigos, y en esta fecha, en la noche de un 7 de febrero, se levantó con destino a Medina, para iniciar su tarea. Ya era un hombre grande.
Para nosotros ha llegado la hora de callar y escuchar al maestro.


Para ver y bajar el video de la presentación:

En este link: http://islamicsupremecouncil.org/multimedia.html Busca el video que quieres bajar. SON LOS NÚMEROS 41,42 y 43 de una lista que aparece.