DAN GANAS
Pasan tantas cosas y dan tantas ganas de intervenir en los debates, que en definitiva nos vamos paralizando. Voy a la mesa del café donde Toño Lara, Socías, Mahana y los otros amigos conversan domingo a domingo de todos los temas disponibles. Esta semana pusimos mucho énfasis en los temas de corrupción y Lara se encargó de recalcar que más que mucha corrupción el problema está en la prensa. Acoto: si, en verdad bajamos en el índice de transparencia no porque esta haya disminuido, sino justamente porque ahora se denuncian cosas que antes se callaban. Es el contrasentido más brutal, pero a la vez indiscutible. Si nos guiáramos por lo que dicen los periódicos y la TV, Chile sería un país tremendamente corrupto y eso no es cierto. Aunque en verdad haya corrupciones sistémicas, no estamos frente a deshonestidades individuales generalizadas, sino a vicios institucionales que hacen que las cosas no sean lo que debieran ser o lo que se quiere aparentar que son.
No es verdad que la Concertación haya querido modificar el sistema binominal. No es verdad que los ministros políticos de Pinochet sean tipos profundamente demócratas, aunque ahora oficien de rectores de universidades. No es verdad que todos los funcionarios de la dictadura hayan sido partidarios de ese gobierno ni de las violaciones de los derechos humanos. No es verdad que no hay justicia en Chile. No es verdad que haya plena justicia en Chile.
Porque sucede que el mundo es relativo y aunque las verdades sean firmes y sólidas, los hechos no siempre reflejan esas verdades. ¿Confuso? Si, porque como diría mi amigo el notario Lister, la vida no es fácil. Es que los seres humanos somos esencialmente contradictorios, lo que la carta de LA FUERZA en el Tarot refleja en forma tan clara y profunda.
Dan ganas de intervenir en esa parodia de debate que fue el programa con los cuatro candidatos a la presidencia de la República hace una semana, tratando de preguntar por ideas más profundas que los meros titulares. ¿Cuál es su enfoque de las relaciones sociales? ¿Hay algo que hacer en educación, además de hablar de presupuestos? Etcétera, etcétera, etcétera, como diría el rey de Siam, no dispuesto a perderse en palabrerías vanas.
Dan ganas de interpelar a Cuadra y discutir con él acerca de su siniestro papel en el régimen militar. Algo le digo en mi novela “Baila Hermosa Soledad” que, como fue publicada en 1991, nadie le dio demasiada atención ya que, al decir de uno de mis amigos literatos y políticos, “Chile no estaba preparado para leer esas cosas”.
Como abogado de derechos humanos tuve la información de que esa tarde, poco después del atentado a Pinochet, el único ministro que llegó a la Moneda fue Cuadra. Fue entonces a él a quien se remitió el jefe de operaciones de la CNI Álvaro Corvalán, para preguntarle sobre el plan a aplicar, de entre las alternativas que tenía previstas ese organismo. Según declaraciones de Corvalán, su tarea se ejecutó con la anuencia de las autoridades políticas que estaban a cargo de la situación cuando aun reinaba el desconcierto en las filas gubernamentales.
¡Basta de farsas y engaños!
Que Cuadra pose de lo que quiera, que vaya a la cama con la Casán o se despeine, que sea Rector o que dé conferencias sobre la democracia.
Lo que pido es más simple: que no comulguemos con ruedas de carreta y que no sigamos abriendo espacios a tipos que quieren blanquear imagen a costa de la complicidad de medios de comunicación que callaron cuando había que hablar o de otros que, por ser nuevos, necesitan vender.
Le saco el sombrero a Patricia Verdugo y a Mónica González, pues ellas se han atrevido a denunciar y nos han dado la oportunidad de sacar a bailar a este personaje que ha tratado de mantenerse escondido por años.
(Esta frase también contradice mi ira, pero reclamo mi derecho humano de asumir que mis deseos vehementes y mis afectos no van siempre por la misma cuerda. O van por la misma, pero en sentidos contrarios).
Pasan tantas cosas y dan tantas ganas de intervenir en los debates, que en definitiva nos vamos paralizando. Voy a la mesa del café donde Toño Lara, Socías, Mahana y los otros amigos conversan domingo a domingo de todos los temas disponibles. Esta semana pusimos mucho énfasis en los temas de corrupción y Lara se encargó de recalcar que más que mucha corrupción el problema está en la prensa. Acoto: si, en verdad bajamos en el índice de transparencia no porque esta haya disminuido, sino justamente porque ahora se denuncian cosas que antes se callaban. Es el contrasentido más brutal, pero a la vez indiscutible. Si nos guiáramos por lo que dicen los periódicos y la TV, Chile sería un país tremendamente corrupto y eso no es cierto. Aunque en verdad haya corrupciones sistémicas, no estamos frente a deshonestidades individuales generalizadas, sino a vicios institucionales que hacen que las cosas no sean lo que debieran ser o lo que se quiere aparentar que son.
No es verdad que la Concertación haya querido modificar el sistema binominal. No es verdad que los ministros políticos de Pinochet sean tipos profundamente demócratas, aunque ahora oficien de rectores de universidades. No es verdad que todos los funcionarios de la dictadura hayan sido partidarios de ese gobierno ni de las violaciones de los derechos humanos. No es verdad que no hay justicia en Chile. No es verdad que haya plena justicia en Chile.
Porque sucede que el mundo es relativo y aunque las verdades sean firmes y sólidas, los hechos no siempre reflejan esas verdades. ¿Confuso? Si, porque como diría mi amigo el notario Lister, la vida no es fácil. Es que los seres humanos somos esencialmente contradictorios, lo que la carta de LA FUERZA en el Tarot refleja en forma tan clara y profunda.
Dan ganas de intervenir en esa parodia de debate que fue el programa con los cuatro candidatos a la presidencia de la República hace una semana, tratando de preguntar por ideas más profundas que los meros titulares. ¿Cuál es su enfoque de las relaciones sociales? ¿Hay algo que hacer en educación, además de hablar de presupuestos? Etcétera, etcétera, etcétera, como diría el rey de Siam, no dispuesto a perderse en palabrerías vanas.
Dan ganas de interpelar a Cuadra y discutir con él acerca de su siniestro papel en el régimen militar. Algo le digo en mi novela “Baila Hermosa Soledad” que, como fue publicada en 1991, nadie le dio demasiada atención ya que, al decir de uno de mis amigos literatos y políticos, “Chile no estaba preparado para leer esas cosas”.
Como abogado de derechos humanos tuve la información de que esa tarde, poco después del atentado a Pinochet, el único ministro que llegó a la Moneda fue Cuadra. Fue entonces a él a quien se remitió el jefe de operaciones de la CNI Álvaro Corvalán, para preguntarle sobre el plan a aplicar, de entre las alternativas que tenía previstas ese organismo. Según declaraciones de Corvalán, su tarea se ejecutó con la anuencia de las autoridades políticas que estaban a cargo de la situación cuando aun reinaba el desconcierto en las filas gubernamentales.
¡Basta de farsas y engaños!
Que Cuadra pose de lo que quiera, que vaya a la cama con la Casán o se despeine, que sea Rector o que dé conferencias sobre la democracia.
Lo que pido es más simple: que no comulguemos con ruedas de carreta y que no sigamos abriendo espacios a tipos que quieren blanquear imagen a costa de la complicidad de medios de comunicación que callaron cuando había que hablar o de otros que, por ser nuevos, necesitan vender.
Le saco el sombrero a Patricia Verdugo y a Mónica González, pues ellas se han atrevido a denunciar y nos han dado la oportunidad de sacar a bailar a este personaje que ha tratado de mantenerse escondido por años.
(Esta frase también contradice mi ira, pero reclamo mi derecho humano de asumir que mis deseos vehementes y mis afectos no van siempre por la misma cuerda. O van por la misma, pero en sentidos contrarios).