SERRAT Y LA ESPERANZA
Toño Lara se queja de que nadie le hace un comentario sobre su texto sobre el recital de Serrat y la relación con la política publicado en lamesadelcafe.blogspot.com, olvidando la timidez de los chilenos.
Tampoco a mí me hacen muchos comentarios, pero sé que a veces me leen y eso ya es harto, en un país en el que se lee poco.
Yo le comentaré a Toño sus dichos sobre este encantamiento que produjo Serrat en él y en muchos. Esta vez no en mí, que estuve esa misma noche, en que Lara, Jacqueline y muchos amigos, algunos comunes, estaban en los primeros asientos. Yo estaba a medio camino, como mi edad. Y mi realidad económica. Sin quejarse, sólo asumiendo. Quiero decir que me faltaron algunas canciones claves del repertorio y me sobraron otras. Pero quizás es la pura nostalgia y mis selecciones no son las de un experto. Y a propósito de nostalgia, recordé sus venidas en los años 69 y 70, cuando la esperanza de Tomic y la más hermosa campaña vivida jamás, derrota incluida.
¿Qué falta para que el encanto de esa noche llegue al país y sea posible entusiasmarse con un proyecto y una mirada? ¿Sabes, Toño? No necesitamos a Serrat. Nos necesitamos a nosotros mismos. Somos los únicos que podemos encantarnos, pero es necesario que hagamos un esfuerzo interior en serio por crecer personalmente proyectando, al mismo tiempo, nuestra energía en el entorno. Tenemos, quizás, que salir de las estrechas oficinas y hacer algunas cosas sin la pretensión de ser cabeza de nada muy grande, sino sólo responsable de quienes nos rodean, pero asumiendo el liderazgo específico que eso requiere. Necesitamos que podamos actuar sin contentarnos con cargos importantes o sueldos altos, entendiendo que trabajar en empresas públicas – en posiciones destacadas - no es necesariamente el sacrificio que el destino nos exige para construir el mundo en respuesta a los privilegios recibidos. Tal vez debiéramos recordar que por cada recurso recibido, debe entregarse eso y algo más en energía, en compromiso.
Tal vez se trata de que nosotros, los de esta generación, hagamos algo más que darnos vuelta e la queja o en el goce de ciertos cargos – muy dignos y sacrificados a veces – pero cuya proyección en términos de liderazgo es nula.
No critico a nadie, sino a mí mismo. Que se ponga el sayo quien quiera, que ya me lo puse yo. Por eso asumí la concejalía. Pero me he encontrado con la tragedia que todos mis planes de reencantar a la gente para hacer renacer el deseo de participar, hasta ahora, han quedado en el punto de partida. Nuestros jóvenes (nuestros hijos) se quedan en el discurso y en el desencanto.
No sé si Michelle Bachelet podrá hacer lo que tú quieres, pero si no lo hace no es porque no la dejen, sino porque ella misma lo hace o no lo hace.
Ella ganará, pese al desinflamiento que se está produciendo. Ella será Presidente de todos los chilenos, la primera mujer en el cargo. Quiera Dios que ella elija bien a sus colaboradores y lo haga mirando al futuro, con más sentido del riesgo histórico que de la prudencia excesiva que ha caracterizado a nuestros gobernantes. Y no estoy pensando sólo en temas económico sociales, sino en la justicia, la cultura, el deporte, la alegría de vivir, la solidaridad, que son los temas valóricos reales.
Esperemos que sea así, pero no sólo esperemos. Estemos dispuestos a apostar por ello, trabajar por ello y ponernos a su lado para empujar a los pragmáticos a los lugares que les corresponde, para que los soñadores que hemos sido capaces de insertarnos en la realidad tengamos la influencia que queremos tener.
Y entonces podamos cantar las canciones que le faltaron a Serrat, la de esa paloma que se equivocaba y la de la utopía que se fue al monte perseguida por lebreles que antes la criaron, sintiendo que son sólo recuerdos y no lamentos de nostálgicos inútiles.
Tampoco a mí me hacen muchos comentarios, pero sé que a veces me leen y eso ya es harto, en un país en el que se lee poco.
Yo le comentaré a Toño sus dichos sobre este encantamiento que produjo Serrat en él y en muchos. Esta vez no en mí, que estuve esa misma noche, en que Lara, Jacqueline y muchos amigos, algunos comunes, estaban en los primeros asientos. Yo estaba a medio camino, como mi edad. Y mi realidad económica. Sin quejarse, sólo asumiendo. Quiero decir que me faltaron algunas canciones claves del repertorio y me sobraron otras. Pero quizás es la pura nostalgia y mis selecciones no son las de un experto. Y a propósito de nostalgia, recordé sus venidas en los años 69 y 70, cuando la esperanza de Tomic y la más hermosa campaña vivida jamás, derrota incluida.
¿Qué falta para que el encanto de esa noche llegue al país y sea posible entusiasmarse con un proyecto y una mirada? ¿Sabes, Toño? No necesitamos a Serrat. Nos necesitamos a nosotros mismos. Somos los únicos que podemos encantarnos, pero es necesario que hagamos un esfuerzo interior en serio por crecer personalmente proyectando, al mismo tiempo, nuestra energía en el entorno. Tenemos, quizás, que salir de las estrechas oficinas y hacer algunas cosas sin la pretensión de ser cabeza de nada muy grande, sino sólo responsable de quienes nos rodean, pero asumiendo el liderazgo específico que eso requiere. Necesitamos que podamos actuar sin contentarnos con cargos importantes o sueldos altos, entendiendo que trabajar en empresas públicas – en posiciones destacadas - no es necesariamente el sacrificio que el destino nos exige para construir el mundo en respuesta a los privilegios recibidos. Tal vez debiéramos recordar que por cada recurso recibido, debe entregarse eso y algo más en energía, en compromiso.
Tal vez se trata de que nosotros, los de esta generación, hagamos algo más que darnos vuelta e la queja o en el goce de ciertos cargos – muy dignos y sacrificados a veces – pero cuya proyección en términos de liderazgo es nula.
No critico a nadie, sino a mí mismo. Que se ponga el sayo quien quiera, que ya me lo puse yo. Por eso asumí la concejalía. Pero me he encontrado con la tragedia que todos mis planes de reencantar a la gente para hacer renacer el deseo de participar, hasta ahora, han quedado en el punto de partida. Nuestros jóvenes (nuestros hijos) se quedan en el discurso y en el desencanto.
No sé si Michelle Bachelet podrá hacer lo que tú quieres, pero si no lo hace no es porque no la dejen, sino porque ella misma lo hace o no lo hace.
Ella ganará, pese al desinflamiento que se está produciendo. Ella será Presidente de todos los chilenos, la primera mujer en el cargo. Quiera Dios que ella elija bien a sus colaboradores y lo haga mirando al futuro, con más sentido del riesgo histórico que de la prudencia excesiva que ha caracterizado a nuestros gobernantes. Y no estoy pensando sólo en temas económico sociales, sino en la justicia, la cultura, el deporte, la alegría de vivir, la solidaridad, que son los temas valóricos reales.
Esperemos que sea así, pero no sólo esperemos. Estemos dispuestos a apostar por ello, trabajar por ello y ponernos a su lado para empujar a los pragmáticos a los lugares que les corresponde, para que los soñadores que hemos sido capaces de insertarnos en la realidad tengamos la influencia que queremos tener.
Y entonces podamos cantar las canciones que le faltaron a Serrat, la de esa paloma que se equivocaba y la de la utopía que se fue al monte perseguida por lebreles que antes la criaron, sintiendo que son sólo recuerdos y no lamentos de nostálgicos inútiles.
4 comentarios:
Hola Jaime,
Eres un militante de la vieja guardia, no me extrañaría que tuvieras una flechita DC tatuada en tu pecho, cerca de tu corazón (sin ningún ánimo de ofender). Yo vengo de una generación posterior (31 años), desmovilizada por la dictadura (incluso en mi niñez creía fervientemente en el nuevo orden, producto de una eduación dogmática basada en los principios de Primo de Rivera y una familia obrera sumida en el miedo silencioso). Pero ya en los albores de la nueva democracia comencé a participar en las concentraciones y el activismo político, nada de ideología, pero con la convicción de la intuición (posteriormente me casé y fui infiel con varias ideologías).
Eso a modo de introducción para que hagas un mini mapa mental del que escribe, pero a lo que voy es a tus acusaciones hacia las nuevas generaciones. Que nos quedamos en el discurso y la apatía. A mi entender esa es una frase barata y populista (seguramente todos en tu generación hacen gestos afirmativos cuando alguno la proclama). Pero cuando volvió la democracia a este país, fueron los de tu generación los que rápidamente coparon el aparato estatal para a fin de cuentas cobrar las indemnizaciones por los años de ausencia sin avanzar más de lo estrictamene necesario en participación ciudadana. Puede que la amenaza latente de Pinochet efectivamente les haya impedido tomar posiciones más audaces frente a la participación ciudadana, pero si nos atenemos a los hechos, vemos que cualquier activismo fue condenado al fracaso frente a una muy atrincherada concertación tras los muros del Estado. Cuando le pides participación a los jóvenes, ¿de qué estás hablando?, ¿cuáles son las instancias de participación que no se ocupan?...y ¿cuáles son los ejemplos de movilizaciones exitosas que los jovenes ven y que los motiven a participar?. Sin ir más lejos, la movilización de los vecinos de la Plaza Las Lilas, gente en su mayoría de recursos, supongo que muchos abogados entre ellos y no lograron nada, más que hacer un poco de ruido y que el grupo Penta disminuyera de 22 a 17 los pisos de las megatorres que va a construir. Y todo eso con la complicidad de tu generación en el poder (claro, la mayoría de ellos está para asuntos de mayor importancia como firmar TLC o construir carreteras por el bien supremo de la nación). Lo que yo veo es que no hay espacios para una participación efectiva, y ese es un problema que si no resolvemos entre todos puede en unos años más explotar por vías que socaven la democracia.
En lo personal Serrat no es de mi agrado (musical, él es simpático), y además creo que tu generación lo escucha como un complemento de las pastillas de la felicidad sin las cuales no pueden pegar un ojo.
Lamento el tono fuerte del comentario, pero tu frase me movió a la indignación. Si te parece desmedido, espero tu réplica (no soy de los que golpea y huye).
Por lo demás, te felicito por tu blog.
Saludos
Cristian
Gracias Jaime,escuchar a Serrat, es como elegir la Selecciòn chilena, cada uno tiene su propio equipo,cierto que lo primero es la actitud personal, pero tambièn es cierto que el liderazgo para conducir y hacernos parte de la obra, es otro elemento bàsico y eso es lo que espero, que la Michelle asuma el liderazgo y que los otros se sumen a esa orquesta, no sé porqué creo que ella puede hacerlo.
A lo mejor, con un poco menos de indignación, quiero responderle a Cristián, a quien no conozco; sabes Cristián? creo que Uds. no se la jugaron, se quedaron esperando que les reconocieran sus méritos, lo que habían hecho, pero eso no pasa, nada es gratis, no se trata de ponerse a pegar codazos, pero si se lee la historia del Chile contemporáneo, a los que hoy aparecen en primera línea les costó mucho. Siento que no se jugaron y por eso que les pasaron por arriba. Humildemente este comentario.
Hola Antonio,
No comparto tu opinión de que mi generación se dejó estar. Paso a explicar el porqué de mi desacuerdo.
Revisando la historia de Chile, lo que uno observa es una espiral revolucionaria desde fines del gobierno de Frei que se agudizó en el gobierno de Allende. Sin ir más lejos las propuestas de Tomic (y si me equivoco por favor corrígeme) eran bastante radicales en pos de la reforma del modelo. Sin embargo, algo pasó que la DC terminó complotando contra la democracia (hay valores que uno no transa ni siquiera en la coyuntura, y aprobar un golpe de Estado es algo que a mi entender hecha muchas dudas sobre el afán democrático de ese partido). Creo que los que estaban metidos en ese lío eran ustedes, los de cincuentaitantos que ahora se erigen como profesores de historia. Haciendo el cuento corto, la democracia se perdió y dió paso a una era de salvajismo como no había existido en esta república (casualmente, también gente de tu generación). Nuevamente, y remitiéndonos a la historia, durante los años de represión más dura, no todos los que están hoy en primera fila se la jugaron por el regreso de la democracia, claro estaban el 88 y el 89, pero en esos años la dictadura practicaba una represión mucho más suave, quizás calculando los años adversos que venían por delante. Así que apelando a la historia, refuto tu apreciación de la calidad de resistentes de los que detentan el poder en la actualidad (similar a la ocupación alemana de Francia en la WW2, después de la guerra todos los franceses habían sido resistentes).
Por lo demás, la tuya es lejos una generación que admire. Son un resabio del peor provincialismo. Para retratarlos de cuerpo entero, muchos de ustedes se jactan jocosamente de nunca haber cambiado un pañal en su vida. Muy bonito.
Sabes Antonio?, me interesa que mi hija y sus amigos reconozcan mis méritos, al final será los únicos juicios que me importarán el día que me muera.
Estimado Jaime. Quizas tenga Ud la impresión que tiene todas sus deudas manejadas y que, mal que mal, trata de vivir como chileno, pagando cuentas y perdiendo meses. Vengo, muy a mi pesar, a informarle que ya casi veinte años que mantiene una deuda con el suscrito y que contrajo esta deuda en los memorables encuentros del Instituto para el Nuevo Chile en Mendoza. Ud. prometió regalarme algunos de sus libros, lo que hasta la fecha no se ha llevado a cabo. Si bien las deudas en dinero pueden caducar, las deudas en libros me imagino deben tener un trato distinto. Por cierto, no pienso hacer exigible el pago de esta deuda, solo se trata de un guiño a modo de saludo, expresandole mis respetos y mi cercanía con su testimonio político.
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