Por qué apoyo a
Ximena Rincón (2)
Jaime Hales
Salvo
algunos diputados que no quieren perder sus posiciones, nadie en la democracia
cristiana duda de la necesidad de llevar un candidato a las primarias. Las dos
últimas elecciones presidenciales fueron lamentables en este sentido. La de
2005 vio el retiro de la candidata demócrata cristiana pues no veía
posibilidades de ganar. Lo que ha dicho Ximena Rincón: las peleas se dan para
ganarlas, pero también para dar testimonio, que es una manera diferente de ganar.
Los que ganan a corto plazo capitalizan con las urgencias, los que piensan en
el mediano plazo, capitalizan con las conciencias. La del 2009 fue una maniobra
destinada a imponer nuestro candidato ante el temor de que nuestros votantes se
fueran a la derecha, lo que revela que esos dirigentes nunca entendieron que el
giro no es hacia ese lado, sino hacia una posición completamente distinta de
las izquierdas y derechas tradicionales.
Ahora
habrá primarias, a las que probablemente no concurra Enríquez, con lo que
quedará claro que eso nunca le ha interesado, sino que lo que persigue es su
camino propio. Al estilo Chávez tal vez. Pero antes de eso, los demócrata
cristianos y los independientes que están dispuestos a apoyarnos o que se
sienten cerca de nuestras ideas elegiremos en una “primaria interna” o
“primaria previa” a la persona que irá a ese elección del 30 de junio.
Los
que añoran el regreso de Bachelet olvidan que no es bueno repetirse el plato.
Para evitar eso, tenemos entre nosotros a otra mujer, Ximena, que tiene
claridad en sus propuestas, energía, capacidad de liderazgo, voluntad de
trabajo y sobre todo un sueño para los chilenos: que iniciaremos no sólo un
nuevo gobierno, sino la marcha de un pueblo entero hacia la construcción de una
nueva forma de relacionarnos.
En
estas elecciones del 19 de enero lo que deberemos preguntarnos es cuál de estos
dos candidatos representa mejor la propuesta que la democracia cristiana tiene
que hacerle al país. Entonces la tarea parte por expresar esa propuesta con
claridad y confrontarla con las posiciones y la trayectoria de cada uno. A
diferencia de su contendor, que postula la continuidad de un sistema con
ajustes y correcciones, Ximena plantea ideas que apuntan a cambios importantes
en los ámbitos políticos, económicos y sociales.
Por
ejemplo – y sólo como ejemplo – Ximena Rincón propone poner límite a la
reelección indefinida de concejales, alcaldes, diputados y senadores. Mientras
ello no ocurra, ha dicho, tendremos taponeada la chimenea y un clima de caudillismo
y muy poca colaboración. Tal es un cambio político mayor, pues que obliga a las
organizaciones políticas a formar cuadros capacitados para que la renovación
sea real.
Si
a eso sumamos la sustitución del sistema binominal por uno de carácter proporcional,
será más fácil abrir las puertas para que lleguen distintos grupos sociales a
los puestos de poder. Más mujeres, más jóvenes, más representantes de los
pueblos originarios, debe ser parte de una estrategia global de apoyos y
subsidios. No puedo sino recordar aquellas campañas en que la democracia
cristiana tenía como exigencia que en cada provincia (los diputados se elegían
por provincias) hubiera a lo menos una mujer y un joven como candidatos.
Ximena
Rincón está resuelta a llevar adelante esta idea y por cierto que siendo
candidata podrá exigir que sea parte de un programa de gobierno de la
agrupación de partidos que la apoye.
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