domingo, septiembre 21, 2008

MIGAJAS Y NOTICIAS

  • El martes 23 a las 19 horas inicio un nuevo curso de Tarot, básico, para todos loe puedan sentir interés.
  • El 26 a las 19,30 horas se realiza la tertulia: DIALOGOS DE FIN DE MUNDO, que conducimos Agustín Silva y yo. ENTRADA LIBERADA.

No puedo eludir la perturbadora sensación que tuve cuando el periodista de Radio Cooperativa explicaba el Te Deum y dijo que era para celebrar el aniversario de la primera Junta Militar. Eso es grave, pero peor es que lo hayan dejado pasar los interlocutores, especialmente un curita de voz aflautada que se hace siempre el sabelotodo.

EL MERCURIO publicó una carta de una lectora que le pide a la Presidenta que cite a UNASUR para pronunciarse por la democracia en Cuba. Ya que el diario lo dejó pasar, debo recordar a los lectores que Cuba no es parte de América del Sur.

Me duele lo que pasa en Bolivia, país mayoritariamente indígena, cuyas minorías no toleran lo que está pasando. Morales me ha ido gustando a medida que pasa el tiempo, especialmente por su entereza y arraigo de convicciones, lo que no significa tozudez. Lo que me parece inaceptable es que Chile mande a su promotor de imagen para mediar entre las partes en conflicto.

Ha circulado un mail – que yo mismo he multi difundido – en el que algunas personas reclaman esta excesiva dedicación del gobierno al accidente en que murieron nueve alumnas del colegio de los Legionarios de Cristo en comparación con la familia que murió quemada en el sur. Hay que reclamar, aun sabiendo que nada cambiará, porque los gobernantes siempre rendirán homenaje y pleitesía a los ricos y poderosos, pero no se harán cargo de los otros en términos personales. Más aun estos gobernantes que han mostrado su temor reverencial a las clases poderosas.

La campaña electoral no se enciende, porque todos quieren hablar de las presidenciales. Recuerdo que Piñera le dijo a Lavín hace casi 4 años que no por mucho madrugar amanece más temprano.

Los lemas de los candidatos quieren hacer creer a los vecinos de su comuna que si se vota por ellos todos los problemas se arreglarán. Por eso me gusta el realismo de RICARDO BARTON, que ni dice más de lo que él ha hecho siempre: AL SERVICIO DE LA GENTE.

lunes, septiembre 01, 2008

Martín se ha ido

He esperado que amaine el dolor.

Y el desconcierto.

Mientras seis mil personas despedían a las 9 muchachas fallecidas en el accidente del norte, en el mismo cementerio un grupo más pequeño, poco más de 60 personas, en su mayoría jóvenes como mi hija Sofía, rezábamos para despedir a Martín, el hijo de Leda.

Martín falleció en un accidente casero cuando sólo tenía dos años y medio de vida. Su madre, Leda, sólo 23.

¿Quién lo entiende? Nadie, por cierto.
Es que nada es más antinatural que la muerte de un hijo y más inexplicable y triste que un pequeño tan naciente a la vida, tan lleno de luz y de esperanza, deje de estar en medio de nosotros.

Si todo tiene sentido en la vida, hay algo que quizás debamos entender.

Interpelo a Martín: ¿Qué viniste a hacer en medio de nosotros?

Y desde el silencio de la noche él me responde:

“no todos deben crecer, no todos deben permanecer. Llevé las cosas muy lejos, más allá de todo, acompañé a los que debía y mostré que hay una justa proporción entre lo que se da y lo que se recibe”.

Regreso a mi silencio y vislumbro al pequeño Martín caminando hacia su partida como si supiera exactamente lo que hacía, en un acto directo e inmediato, sin enfermedades desgastadoras de por medio, sino sólo marcando un final necesario. Porque lo que él unía ya debía separarse para siempre y porque lo que Leda necesitaba era entender que la tarea con él estaba terminada y le corresponde iniciar una nueva, diferente, en la que deberá intentar resolver problemas propios que no están resueltos.

Es la intensa relación de lo perfecto con lo imperfecto y por eso no podemos entender. Pero sí podemos aceptar, diciendo que Martín le está haciendo ver que Leda debe ocuparse de sí misma para luego ser nuevamente madre.

Por lo que Sofía me cuenta, Martín era un niño especial. Sin duda, sobre todo si acaso es cierto que, como lo dijo el diácono en su prédica, él hablaba del “infinito y más allá”. La frase no es habitual en un niño de dos años. Pero es que él tenía mucho más y su gran tarea en esta vida fue, como en El Colgado del Tarot, mirar la realidad de un modo distinto y, aun a riesgo de desatar algunas crisis, mostrarnos que el mundo es diferente y que los sentidos de las cosas existen aun no los veamos con claridad.

El dolor ha sido terrible, pero irá pasando porque el propio Martín se encargará de confortar a su madre, a Sofía, a sus parientes y a quienes lo conocimos poco o de un modo indirecto.

Tenemos que llorar, pero saber que ese deshielo del corazón será breve para dar paso a una luz en la que cuesta creer, pero que está allí, allí mismo, al alcance de la mano.