El senador Jovino Novoa, subsecretario General de Gobierno de la época de Pinochet, declaró a Radio Cooperativa, la tarde anterior al discurso de Piñera en el Congreso, que éste no es tiempo para temas valóricos.
Me da vuelta su frase en la cabeza, porque si bien él respondía una pregunta de la periodista sobre lo que esperaba de la intervención de su líder al día siguiente, esa frase traduce fielmente su trayectoria.
Es evidente que este señor cree que los valores y los principios son adaptables y hay veces que se pueden considerar y otras no. Entonces ahora él cree que no. Lo mismo le pasó cuando su equipo encargado de los asuntos sindicales, en combinación con organismos de represión, organizó algunos actos criminales, como por ejemplo el asesinato de Tucapel Jiménez. No es que él lo haya hecho, pero sus subordinados, como él, creían que los temas valóricos podían esperar si acaso estaban en peligro las posiciones de poder de su general.
Es verdad que los temas valóricos a los que él - como buena parte de los polìticos - se refiere son los situados bajo la cintura y entre las piernas, pero no por ello son menos relevantes. Porque unos se referían al derecho de vivir y éstos a ciertas formas de ejercer la vida misma.
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