Hoy murió Claudio Huepe.
Solo, paseando por Caracas, su querida guarida de exilio y embajada, cayó víctima de un corazón sobre exigido.
Pero murió en lo suyo: viajando en actividades polìticas, construyendo espacios para la nueva sociedad en la que soñó y por la que luchó durante mucho tiempo.
Tengo en la memoria esa imagen de Claudio, en las cercanías de la Biblioteca Nacional, enfrentando con serenidad y convicción la violencia policial que casi lo llevó a perder un ojo.
Tuvo cargos, fue elegido por el pueblo, seleccionado por presidentes para desempañar funciones de alto rango.
Gran amigo, enamorado de la vida y del amor, no fue perfecto, pero fue un hombre con el que siempre se podía contar.
Deja un vacío.
Espero que allá arriba se le dé un banquete como el que él merece, con buenos vinos y jueces indulgentes.
martes, mayo 12, 2009
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