He cumplido 61 años y no diré que me siento joven, pero tengo la impresión de que antes esta edad era el preludio de una ancianidad muy pesada. Ahora no es así. Sigo con ánimo, con proyectos y con la energía activa en muchos planos.
Es verdad que he perdido vocación por el poder, especialmente el poder polìtico, pero no sé si eso es por la edad o simplemente por una opción más profunda en cuanto a buscar más bien los entendimientos que el conflicto.
Sin embargo no se me quita el hecho de ser directo y a veces fuerte para emitir opiniones. Eso, que parece contradictorio y probablemente lo sea, no me afecta a esta edad.
Por eso me atrevo a decir que me encantó ver a Boeninger en su entrevista de la revista EL SÁBADO. A este hombre le tengo admiraciòn y cariño, aunque discrepamos muchísimo en nuestras opiniones polìticas.
Mariano Fernández ha sido un aporte en la Cancillería y ha permitido retomar el alto nivel en que dejó las cosas Soledad Alvear.
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