miércoles, mayo 14, 2008

DE CHAITÉN Y ALGO MÁS

Lo del Chaitén es brutal, porque pone de relieve la realidad de nuestro país, con un estilo marcado desde el origen del proceso de europeización, por allá en 1541.
Los chilenos construimos en zonas de riesgo y luego nos quejamos de que los desastres nos afecten. Y nos quejamos demasiado, puesto que olvidamos poner atención a la poca cantidad de muertos que hay en la mayorías de estos desastres naturales, especialmente en comparación con lo que viven otros países como Birmania, China, Colombia, Indonesia.
Instalamos un tranque de relave sobre un pueblo y nos sorprende que, en plena década de los 60, el agua y el barro se derramen sobre ese pueblo y desaparezca.
Construimos pueblos y poblaciones en lechos de ríos y quebradas, lo que es muy tranquilo hasta que la naturaleza quiere ocupar los espacios para su uso original. Y nos quejamos.
Construimos en torno a los volcanes (no sólo Chaitén, sino también Pucón y Villarrica, Lonquimay y, sin ir más lejos, el propio Santiago) sobre la base que tienen erupciones distantes, pero cuya frecuencia no conocemos. Porque la última erupción del Chaitén fue hace 9.000 años, pero nosotros no sabíamos que se manifestaba cada 9.000 años, lo que ahora sí sabemos, para estar preparados para la próxima. Y alguien dirá que la última erupción del Manquehue fue hace un millón de años. Si, pero, ¿cuál es su ciclo? Porque si es de un millón de años, estamos fregados. Y para saber el ciclo, necesitaríamos otra erupción antes de la última huella. Uf.
Nos gusta quejarnos.
Estoy impactado por la excelente reacción del gobierno anye los hechos del sur. Sobre todo cuando éste es un gobierno que en general no ha tenido las reaccciones que pudiéramos esperar, tanto en eficacia, en eficiencia y en presteza.
Incluso, esta vez se ha hecho mucho más que nunca antes en Chile, como por ejemplo, fijar una asignación en dinero para los daminificados. En una reacción que me parece increíble, los beneficiados con esa asignación protestan porque es poco. Nunca, nunca se había hecho algo así y ahora en que la sensibilidad del gobierno toma la iniciativa, protestan. Al escuchar los reclamos, tengo la impresión que estas personas quieren que el gobierno les pague los sueldos a los trabajadores privados y les dé lo que ganaban los comerciantes. O que culpan al gobierno de su situación.
Imagino lo molestos y estupefactos que pueden estar los que han tomado estas medidas.
Se trató de armar un escándalo, llegando alguien a decir que Bachelet deja morir a las mascotas en una muestra de insensibilidad.
¿Qué dirán ahora que salvó hasta los gatos?
Yo felicito a los ministros involucrados y a todos los que han intervenido.
Pero, como de quejarse se trata en nuestra idiosincracia... ¿noven que las cosas se pueden hacer bien y no como se han estado ejecutando por dos años?

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