jueves, septiembre 01, 2005

ESTIMADA ANA TERESA

ME ESCRIBE ANA TERESA, ALUMNA DE VIÑA DEL MAR

“Estimado Jaime:
Le quería pedir si tiene algún tiempo me escriba explicándome acerca de lo que me dijo (en clases): que no debo encasillarme en lo bueno y lo malo, que no hay cartas malas ni buenas y que el tema no es elegir el camino del bien o del mal. No le encontré razón, pero si se trata de mi preparación para Tarotista, usted la lleva, así que asumo que es así, pero necesito una explicación.”

Estimada Ana Teresa:
Me gusta mucho recibir cartas, especialmente como ésta, aunque a veces no tenga tanto tiempo disponible como para contestar inmediatamente. Por eso me he demorado un poco.
No recuerdo cuál fue exactamente el tenor de tu pregunta, pero si recuerdo bien que las dos o tres veces que interviniste pusiste algún énfasis en la relación de lo bueno y lo malo. Nosotros estamos en un curso de Tarot y no por cierto de teología moral, área en la cual el debate de si acaso el mal existe o es solamente la ausencia de bien tiene muy ocupados a los teóricos, al mismo tiempo que los que se portan mal gobiernan el mundo y cometen todo tipo de tropelías en nombre del bien.
Las cartas de Tarot representan con tenidos fundamentales que pueden hablarnos de aspectos más gratos o menos gratos, más difíciles o menos difíciles, más bellos o menos bellos, pero no existen cartas que sean malas frente a otras que sean buenas, especialmente cuando vemos las cartas desde una perspectiva relacionada con el camino del ser humano hacia la felicidad.
En todas las cartas encontramos elementos difíciles o complejos, pero ninguna representa el mal. Podemos considerar como malo aquello que nos es difícil y entonces la misma carta que para unos es buena para otros será mala. O, lo que en un momento es bueno para, mí, puede ser muy malo en otro. Si estoy enfermo de apendicitis, debo ser operado y eso es bueno. Pero si no estoy enfermo, la operación no es buena. Pensemos en la relación entre el electro shock y la tortura.
¿Crees tú que existe el camino del bien y el camino del mal? ¿Es eso tan claro? ¿Cuándo hacemos el bien? ¿Cuándo hacemos el mal? A veces resulta muy claro, pero muchas otras veces no es tanto y las categorizaciones tan rotundas deben probarse en sus aplicaciones extremas. Por ejemplo, yo no soy partidario de la violencia y mis exigencias para aplicarla son aun mayores que las que señala Santo Tomás de Aquino. Pero no significa que siempre la violencia sea mala: por ejemplo es violento golpear a alguien en el rostro. ¿Y qué hago frente a una persona con ataque histérico? No es que todo sea relativo, pero el campo de lo intermedio (de los matices y colores en un mundo de blancos y negros) es muy grande, a veces demasiado para lo que podemos tolerar.
Siempre debemos elegir el camino del bien, lo que no significa tener siempre la misma conducta. La segunda pregunta es si acaso el camino del bien para mí es el mismo bien para todos. Podemos preguntarnos por la vida y la muerte y por tantas decisiones en las cuales afectamos intereses ajenos o limitamos la influencia de los valores en los que creemos. Pregúntate por el golpe de estado de 1973 y mira las decisiones que se fueron tomando y las medidas aplicadas. No sé si siempre fueron todas inspiradas en el mismo bien ni aplicadas con el mismo resultado.
Cada uno debe medir desde su tarea. Lo que sucede es que a nadie le corresponderá una tarea que no esté en condiciones de cumplir. Si naciste para portarte mal, es eso lo bueno para ti. Tal es el contrasentido, pero ¿por qué es necesario que lo entendamos todo? ¿No es que acaso hay realidades incomprensibles para la estrechez de nuestra mente y que sólo se explican en Dios y la trascendencia? Debemos aceptar nuestras limitaciones reales e ir buscando respuestas a todas nuestras preguntas pero con la certeza de que la verdad es más grande que nosotros y que ella existe aunque no la conozcamos.
Las cartas del Tarot son un libro de sabiduría que nos exigen, como lectores, neutralidad ética. Los Tarotistas leemos las cartas, lo que ellas dicen, aunque no estemos de acuerdo con el mensaje. En eso debemos ser fieles canales y no distorsionar la verdad porque no coincide con nuestras opiniones o intereses. Si es demasiado grave, podremos dar nuestra opinión además, pero jamás callar el mensaje porque no nos conviene ideológicamente.
Por eso te invito a no encasillarte en miradas de bueno y malo para leer el Tarot, sino que te abras a una perspectiva más amplia en la cual dejes que cada uno ejerza su propia libertad.
Sigamos el diálogo y permíteme compartirlo con los demás amigos.

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