jueves, marzo 31, 2016

POR LA NECESARIA UNIDAD DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA



Este documento es una carta enviada por los militantes DC que figuramos al pie a los integrantes de la Junta Nacional
Santiago, 31 de marzo de 2016
Camaradas
Delegadas y Delegados
JUNTA NACIONAL
Partido Demócrata Cristiano
Estimadas y estimados camaradas:
Chile vive un momento difícil producto de la crisis de confianza que afecta a las instituciones políticas, religiosas y empresariales y se extiende hacia todo el conjunto de la vida ciudadana. Las elites institucionales están afectadas por un reproche ético a partir del descubrimiento de conductas ilícitas, delictuales o, al menos reprochables desde el punto de vista moral, que vinculan a los dirigentes políticos y empresarios. Por doquier surgen síntomas de dispersión, afectando un patrimonio que la DC y otras fuerzas han cuidado más allá de las diferencias: Chile. Somos un partido Nacional y Popular que fomenta la más activa participación de las personas y comunidades en las comunas, las regiones y el país. Hemos sido vanguardia en la participación popular y en los esfuerzos por evitar el centralismo nacional o regional que limita y no favorece el progreso de las comunidades. Pero siempre valorando un Chile unido, integrado por los pueblos originarios y las diferentes corrientes migratorias de españoles, croatas, italianos, alemanes, árabes y otras nacionalidades y culturas. Proclamamos con orgullo que somos un pueblo mestizo que honra las tradiciones e historia de los distintos afluentes que han formado el país, sin afectar nuestra indispensable unidad.
Nuestro partido no está ajeno a ello y más allá de que no haya aun personas sometidas a procesos penales, ha quedado en evidencia una serie de conductas de dirigentes y militantes de la Democracia Cristiana que merecen reparos éticos. Los chilenos confían cada vez menos en los políticos y sus instituciones y ello afecta a la Democracia Cristiana que ha perdido de modo significativo el prestigio que lo llevó por décadas a ser el partido político más importantes de Chile. La falta de reacción y la ausencia de sanciones por parte de los organismos partidarios nos ha puesto al lado de la UDI en el máximo nivel de reproche ciudadano. No hace tanto tiempo el Tribunal Supremo expulsó a diputados en ejercicio mucho antes de que hubiera condena penal en su contra, invocando razones éticas y no escudándose en argumentos ajenos a la vida y la doctrina partidarias.
Todo esto ha sido favorecido por las estrategias implementadas desde los primeros años de la transición para sostener el modelo político, económico y social implantado en la dictadura (neoliberalismo) que destruye partidos, sindicatos, despoja al ciudadano de su poder, sobre la base de la acumulación de la riqueza en pocas manos.
Por otra parte, hace años que vivimos en una situación interna muy difícil. Desde la derrota de Andrés Zaldívar con Lagos hasta el desastre monumental de Orrego frente a Bachelet, pasando por la división de un sector que se fue hace pocos años, es evidente que los problemas internos son nuestro peor enemigo y deben ser resueltos sobre la base de la honestidad, la solidez doctrinaria, la solidaridad y la disposición generosa, dejando de lado las ambiciones individuales que hacen olvidar la fuerza, vigencia y riqueza de nuestro pensamiento y nuestras propuestas.
Es un primer y urgente desafío de la Democracia Cristiana enfrentar esta situación dialogando, argumentando y escuchando el verdadero sentir de los demócratas cristianos de todo el país, marginados de las decisiones programáticas desde hace varios años y observando el desaparecimiento de nuestra vida partidaria cotidiana, siendo reemplazados por clientes que son convocados a votar sin considerar ideas, trayectorias e ideales. Necesitamos un debate abierto, franco y clarificador.
Corresponde que los tribunales internos respondan de manera pronta, eficaz y ejemplificadora, exigiendo que las personas cuestionadas no puedan representar al PDC en cargos de elección popular ni ejercer autoridad interna. Esta Junta Nacional que ustedes integran debe pronunciarse al respecto.
No es menos importante para la DC el conjunto de actos de indisciplina partidaria por parte de diputados y senadores que han votado y argumentado en contra de los acuerdos expresos tomados en el máximo organismo partidario: el V Congreso de 2007. Los constantes y ya casi permanentes desacuerdos internos sobre doctrina, estrategia, programa y liderazgos, con marcadas muestras de desobediencia de los acuerdos del V Congreso, producen un enorme daño al PDC en su vida interna y en su acción externa.
Esto se une a las conductas atentatorias a los principios fundamentales del Partido y a su historia y doctrina de estos mismos parlamentarios y de otros dirigentes que se han alzado a través de medios de comunicación, aliándose con grupos ajenos al Partido y argumentando duramente contra elementos doctrinarios fundamentales y contra los acuerdos ideológicos y políticos, tanto del mencionado Congreso como de la Junta Nacional.
Ha quedado en evidencia, a partir de la creciente debilidad del gobierno y sus propios errores, por un lado y, por otro, de la insuficiente cohesión de los partidos de la Nueva Mayoría, una actitud errática de la directiva y parlamentarios del PDC, en las que se revelan indisciplina y en algunos casos el interés directo por terminar de hecho con la coalición que gobierna el país.
La decisión de un grupo de senadores de votar en contra aspectos de la reforma laboral presentada por el gobierno que el PDC sustenta como parte de la Nueva Mayoría, es muchísimo más grave que la indisciplina que justificó la expulsión del senador Adolfo Zaldívar en su momento.
Todo esto revela una deficiente conducción política de la actual dirección partidaria, muy centrada en el presidente, que pese a ser uno de los políticos peor evaluados en las encuestas sigue apareciendo como si nada de eso sucediera. Afectan a la Democracia Cristiana los hechos y omisiones de su presidente en materias éticas y políticas y ello debe ser resuelto por esta Junta Nacional.
Esperamos que, por el bien del Partido y en aras de su propia trayectoria como dirigente interno y parlamentario, el senador Pizarro decline a continuar ejerciendo el cargo para el que fue elegido hace un año y permita que una conducción unitaria enfrente las próximas elecciones municipales y la realización del VI Congreso ya convocado y pendiente. Su permanencia en el cargo hace daño a la DC, lo que está en sus manos evitar. Declinar al cargo que se ejerce no es una condena. Muchos presidentes del Partido renunciaron al cargo por errores ajenos o derrotas políticas, dando señal de responsabilidad política y amor al partido. El actual presidente y su antecesor se han negado a asumir sus responsabilidades en la pérdida de cientos de miles de votos, en derrotas desastrosas y en cuestionamientos profundos que tocan la ética personal e institucional.
La actual conducción ha sido incapaz de orientar el quehacer partidario, ineficaz en mantener la disciplina y la coherencia interna entre las decisiones de los parlamentarios DC y los acuerdos internos.
Llamamos a los camaradas de la Junta Nacional a realizar un debate profundo y sereno, franco y respetuoso, que permita concluir en medidas que saquen al Partido del estado actual. Al respecto proponemos:
1.- Aplicar las normas estatutarias y los principios doctrinarios en orden a sancionar las conductas de sus militantes, cualquiera que sea su posición interna y los cargos que detenten, que afecten la imagen del PDC. El Tribunal Supremo deberá aplicar sanciones drásticas en contra de los militantes involucrados en actos ilegales o antiéticos, por afectar el prestigio y la honra del PDC.
2.- Pedir al Tribunal Supremo la adopción de las sanciones que corresponda en contra de los militantes que hayan actuado privada o públicamente en contra de los acuerdos del V Congreso y especialmente los parlamentarios que hayan votado en contra de esas decisiones partidarias. De manera especial, pedimos el pase al Tribunal la expulsión del militante que preside la AFP CUPRUM que ha sido clave en las maniobras ilegales y contrarias a la ética DC y pedimos a nuestros aliados que hagan lo mismo con los militantes de esos partidos que son parte de esa repudiable maniobra que resta al Estado chileno recursos por 400 millones de dólares.
3.- Introducir cambios en la actual dirección partidaria, generando una real unidad que permita enfrentar las elecciones municipales, lo que considerará, por lo menos, el retiro del actual Presidente, que ha fracasado en su gestión. Él debe dejar el cargo para que se reorganice la directiva en vistas de los próximos desafíos políticos y electorales.
4.- Acordar que no serán candidatos del PDC las personas que se encuentren enfrentando denuncias ante la Justicia o que estén siendo objeto de causas internas en su contra por acciones contrarias a la ética DC;
5.-Dar inicio, inmediatamente después de las elecciones municipales, al VI Congreso del PDC en todas las regiones de Chile. La sesión plenaria del VI Congreso deberá realizarse en marzo de 2017, con el expreso encargo de elaborar la plataforma programática del PDC y la estrategia política para los próximos años. Estas bases programáticas serán obligatorias para todos los militantes y todos los candidatos cargos de elección popular, quienes se obligan a implementarlos en su esfera de acción.
6.-Establecer que el último Domingo de mayo del 2017 se elegirá por votación de los militantes, simpatizantes y adherentes registrados, la elección de la persona que como nuestro candidato a la Presidencia de la República nos representará en las elecciones primarias de la Nueva Mayoría, si las hay, o en la primera vuelta presidencial si las condiciones políticas así lo exigen;
7.- Desde ya , la DC debe ratificar su convicción que profundizar la democracia y la justicia social requiere de una coalición política que garantice la mayoría en las instituciones democráticas , genere confianza en las organizaciones sociales y  excluya a quienes mediante presiones y uso de medios ilegítimos intentan desvirtuar el quehacer político.
Sin exigencias grupales o personales, como ha sido siempre nuestra conducta, nos ponemos, una vez más, al servicio del Partido y de Chile.

Ricardo Hormazábal
Jaime Hales
René Saffirio
Manuel Tobar
Patricio Basso
Rodrigo Albornoz
María Antonieta Escobar
Claudio Flores
Hernán Acuña
Jessica Campos
Marco Antonio Soto
Verónica Montecinos
Claudio Barahona
Enrique Bravo
Daniel Domínguez