jueves, noviembre 06, 2014

VANGUARDIA POPULAR DEMÓCRATA CRISTIANA



En conferencia de prensa en la Sede del PDC, el ex presidente del partido Ricardo Hormazábal, acompañado del actual Vicepresidente Héctor Gárate, de Jaime Hales y Patricio Basso, anunciaron la creación de un nuevo referente al interior del Partido, la VANGUARDIA POPULAR DC, expresando que “Queremos ser la vanguardia que devuelva al PDC su carácter de fuerza transformadora de la sociedad, promotora de propuestas y acciones concretas con los que quieren construir una nueva sociedad.

Los dirigentes señalaron que “Como un primer paso, hemos decidido presentar una lista para optar a dirigir el Partido en las próximas elecciones convocadas para el 29 de marzo del 2015.”

Este anuncio echa por tierra los llamados a constituir una lista unitaria que algunos personeros del PDC había efectuado en los días pasados. Según Hormazábal, esta decisión se basa en que “Nos resulta imposible trabajar unidos a quienes se han desviado de las ideas fundamentales de la Democracia Cristiana y son corresponsables de una sociedad cada vez menos solidaria, más egoísta y más injusta.

Respecto de algunos demócratas cristianos que “declaran que ya no comparten los principios y el etos cultural del PDC, derivando a  defensores del capitalismo liberal” opinaron que “Es el momento en que ellos deben dejar sus cargos y, como ya lo han hecho otros, irse a asumir sus posturas en los movimientos o partidos que representen sus ideas”.

En otro orden de cosas, afirmaron, citando a los papas Benedicto  XVI y Francisco que “Ni los sistemas de inspiración marxista ni el capitalismo han sido capaces de superar la injusticia y liberar a la persona y han promovido una economía que mata. Ante su fracaso, afirmamos la plena vigencia de los principios esenciales de la Democracia Cristiana y nuestro compromiso de construir una sociedad fraterna, solidaria, democrática y participativa.”

Respecto del PDC y sus próximas elecciones de directiva, convocadas para el 29 de marzo próximo, plantearon 12 propuestas programáticas. Respecto de la relación del PDC con el gobierno indicaron que “Mantendremos nuestro respaldo al actual gobierno y cooperaremos en la definición de las prioridades y las estrategias que deben aplicarse.”

Ratificaron también su adhesión a la Nueva Mayoría entendiendo que ella debe proyectarse en el tiempo para darle la continuidad y apoyo necesario al proceso de cambios”,  destacando su rechazo a quienes, dentro de la DC, han planteado que este acuerdo político “tiene fecha de vencimiento” en clara alusión a lo dicho por Gutenberg Martínez.

En cuanto a la forma de elección de los candidatos a cargos populares de la DC expresaron suabsoluto rechazo a las primarias abiertas para determinar las candidaturas municipales y parlamentarias” defendiendo el derecho de los militantes y simpatizantes previamente inscritos para ello, de elegir los candidatos del partido

Los personeros DC exigieron “la suspensión de las elecciones convocadas por el PDC para elegir candidatos a Alcaldes y Concejales” porque, en su opinión, “afectan las tareas que las autoridades en ejercicio desarrollan”, “Multiplica los conflictos internos” y “Genera una señal negativa respecto a la continuidad de la política de alianzas que el partido ha llevado hasta ahora y anticipa conflictos muy fuertes en las comunas dónde sea necesario apoyar a fuerzas aliadas”.

Finalmente, aludieron a la alegría y  entusiasmo que  les genera la enseñanza y la práctica del Papa Francisco e  hicieron un llamado “a los militantes de la Democracia Cristiana a sumarse a este movimiento para revitalizar la ética en la acción política, rescatar el alma cristiana no confesional  y el carácter  nacional y popular  de la DC  de las manos de quienes, con una mirada liberal o pragmática, ambas ajenas a nuestras ideas, nos pretenden llevar por caminos que destruyen la esencia de la Democracia Cristiana”.



Santiago, jueves 6 de noviembre de 2014.

domingo, agosto 03, 2014

El escritor palestino Sayed Kashua escribe por qué se va de Jerusalén.



Este texto me lo envió Begoña:
El escritor palestino Sayed Kashua escribe por qué se va de Jerusalén.
Traducción de “Why I have to leave Israel”, texto publicado
originalmente en The Guardian

Muy pronto me voy de aquí. Dentro de unos días dejaremos Jerusalén,
dejamos el país. Ayer compramos maletas pequeñas para los niños. No
hay necesidad de tener una gran cantidad de ropa, dejaremos nuestra
ropa de invierno; en todo caso, no serán lo suficientemente cálidos
dado el frío del sur de Illinois, EE.UU. Sólo necesitaremos algunas
cosas hasta que nos acomodemos. Tal vez los niños deberían llevarse
algunos libros, dos o tres en árabe, y otros pocos en hebreo, para que
no se olviden de sus lenguas. Pero yo ya no estoy seguro de lo que
quiero que mis hijos recuerden de este lugar, tan querido y tan
maldito.

El plan original era salir en un mes para un año sabático. Pero la
semana pasada entendí que no puedo quedarme aquí más tiempo, y le pedí
a la agencia de viajes que nos saquen de aquí lo más rápido posible,
“pasajes sólo de ida, por favor”. Dentro de unos días aterrizaremos en
Chicago, y ni siquiera sé dónde viviremos el primer mes, ahí veremos.

Tengo tres hijos, una hija que ya tiene 14 años, y dos hijos, de nueve
y tres años de edad. Vivimos en Jerusalén occidental. Somos la única
familia árabe que vive en nuestro barrio, a la que nos mudamos hace
seis años. “Puedes elegir dos juguetes”, le dijimos esta semana en
hebreo a nuestro pequeño niño que estaba en su habitación mirando la
caja de sus juguetes, y empezó a llorar a pesar que le prometimos que
le vamos a comprar todo lo que quiera cuando lleguemos allá.

También tengo que decidir qué llevaré yo. Puedo elegir sólo dos
libros, me dije a mí mismo, de pie frente de los estantes de libros en
mi sala de trabajo. Aparte de un libro de poesía de Mahmoud Darwish y
una colección de cuentos de Jubran Khalil, todos mis libros están en
hebreo. Son libros que yo empecé a comprar desde que tenía 15 años y
que me han acompañado a donde yo me he cambiado. Desde que tengo 14
años apenas he leído un libro en árabe. Cuando tenía 14 años vi una
biblioteca por primera vez.
Hace veinticinco años, mi profesor de matemáticas en el pueblo de
Tira, donde nací, vino a casa de mis padres y les dijo que el próximo
año los judíos abrirían una escuela para estudiantes dotados en
Jerusalén. Le dijo a mi padre que él pensaba que debía probar. “Será
mejor para él allí,” recuerdo que el profesor les dijo a mis padres.
Tuve un buen examen y una buena entrevista así que cuando tenía la
edad que tiene mi hija ahora, dejé mi casa en Tira, para ir a un
internado judío en Jerusalén. Fue muy difícil, casi cruel. Lloré
cuando mi padre me abrazó y me dejó en la entrada de la nueva escuela,
que no se parecía a nada que había visto en Tira.

Una vez escribí que la primera semana en Jerusalén fue la semana más
difícil de mi vida. Yo era diferente, sí; mis ropas eran diferentes,
al igual que mi lenguaje. Todas las clases eran en hebreo – ciencias,
estudios de la Biblia, literatura. Me senté allí sin entender una
palabra. Cuando traté de hablar todo el mundo se reía de mí. Yo no
quería otra que huir hasta mi casa, a mi familia, al pueblo y a los
amigos, a la lengua árabe. Lloré en el teléfono cuando hablé con mi
padre y le rogué que viniera a buscarme. El respondió que sólo los
comienzos son duros, que en pocos meses yo hablaría mejor el hebreo
que mis compañeros de curso.

Me acuerdo de la primera semana, nuestro profesor de literatura nos
pidió que leyéramos “El guardián entre el centeno” de Salinger. En
Tira no teníamos clases de literatura, no había biblioteca, aun no hay
ninguna. Fue la primera novela que leí. Me tomó varias semanas leerlo,
y cuando terminé comprendí dos cosas que cambiaron mi vida. La primera
era que yo podría leer un libro en hebreo, y la segunda fue la
profunda sensación de que yo amaba los libros.

Desde el momento en que descubrí los libros y las ciencias no me
interesaron nada, estaba en la biblioteca leyendo. Muy rápidamente mi
hebreo fue casi perfecto. La biblioteca del internado sólo tenía
libros en hebreo, así que empecé a leer a autores israelíes. Leí
Agnon, Meir Shalev, Amos Oz y empecé a leer sobre el sionismo, sobre
el judaísmo y la construcción de la patria. Descubrí rápidamente el
poder de los libros e hice míos muchos relatos de los pioneros judíos,
sobre el Holocausto, sobre la guerra.

Durante estos años también empecé a entender mi propia historia, y sin
intención de hacerlo, empecé a escribir acerca de los árabes que viven
en un internado israelí, en la ciudad occidental, en un país judío.
Empecé a escribir, a creer que todo lo que tenía que hacer para
cambiar las cosas sería escribir sobre el otro lado, para contar las
historias que oí de mi abuela. Para escribir sobre la muerte de mi
abuelo en la batalla de Tira en 1948, como mi abuela perdió toda
nuestra tierra, como crió a mi padre, huérfano a sus cortos años,
mientras ella los mantenía trabajando como una recolectora de frutas
para los judíos.

Yo quería contar, en hebreo, de mi padre, que estuvo encerrado en la
cárcel por largos años, sin juicio, por sus ideas políticas. Quería
contarles a los israelíes una historia, la historia palestina.
Seguramente cuando lo lean van a entender, cuando lo lean van a
cambiar, todo lo que tengo que hacer es escribir y la ocupación
terminará. Sólo tengo que ser un buen escritor y voy a liberar a mi
pueblo de los guetos en que viven, si narro buenas historias en
hebreo, estaré a salvo, otro libro, otra película, otra crónica en un
periódico y otro guion para televisión y mis hijos tendrán un mejor
futuro. Gracias a mis historias, un día se convertirán en ciudadanos
iguales, casi como los judíos.

Veinticinco años de escribir en hebreo, y nada ha cambiado.
Veinticinco años aferrándome a la esperanza, creyendo que no es
posible que la gente pueda ser tan ciega. Veinticinco años en los que
yo tenía pocas razones para ser optimista, pero seguí creyendo que un
día este lugar, en el que ambos judíos y árabes viven juntos, sería la
historia en la que no se niega la historia del otro. Que un día los
israelíes dejarían de negar la Nakba, la ocupación y el sufrimiento
del pueblo palestino. Que un día que los palestinos estarían
dispuestos a perdonar y construir un lugar donde valga la pena vivir.

Veinticinco años que yo he escrito en hebreo y he recibido amargas
críticas de ambos lados, pero la semana pasada me di por vencido. La
semana pasada, algo se rompió dentro de mí. Cuando la juventud judía
marcha por la ciudad gritando “muerte a los árabes” y atacan a los
árabes sólo porque son árabes, entendí que había perdido a mi pequeña
guerra.

Escuché a los políticos y a los medios de comunicación y escuché que
ellos diferencian entre sangre y sangre. Los que han recibido el poder
de expresar lo que la mayoría de los israelitas piensan, “Somos
mejores que los árabes.” En los paneles de debate en los que he
participado, se ha dicho que los judíos son un pueblo superior, y
tiene mayor derecho a vivir. Yo desespero al saber que la mayoría
absoluta en este país no reconoce el derecho de un árabe a vivir.

Después de mis últimas columnas algunos lectores suplicaron que me
deportaran a Gaza, amenazaron con romperme las piernas, con secuestrar
a mis hijos. Yo vivo en Jerusalén, y tengo varios maravillosos vecinos
judíos y maravillosos amigos, escritores y periodistas, pero yo
todavía no puedo llevar a mis hijos a las guarderías o los juegos del
parque con sus amigos judíos. Mi hija protestó furiosamente y dijo que
nadie sabría que ella es árabe, debido a su perfecto hebreo, pero yo
no la escuché. Ella se encerró en su habitación y lloró.

Pronto me marcho de aquí y ahora estoy de pie frente de mis
estanterías de libros, con Salinger en la mano, la que leí cuando
tenía 14 años. No tomaré ningún libro, lo decidí, tengo que
concentrarme en mi nuevo idioma. Sé lo difícil que es, casi imposible,
pero tengo que encontrar otro lenguaje en el que escribir, mis hijos
van a tener que encontrar otro lenguaje  ara vivir.

“No entres,” me gritó enojada mi hija cuando golpeé su puerta. Ingresé
de todos modos. Me senté a su lado en la cama y, a pesar que ella me
dio la espalda, yo sabía que ella me estaba escuchando.

Escúchame, le dije, antes de repetirle exactamente la misma frase que
mi padre me dijo hace 25 años en la puerta de la mejor escuela del
país.

- “Recuerda, hagas lo que hagas en la vida, para ellos siempre serás
un árabe. ¿Entiendes?”

- “Entiendo”, me dijo y me abrazó con fuerza.

- “Papá, lo he sabido desde hace mucho tiempo.”

- “Pronto nos vamos de aquí”, le sacudí su cabello como ella aborrece.
“Mientras tanto, lee esto”, le dije y le di The Guardian entre el
centeno.

viernes, julio 18, 2014

Vale la pena

El Presidente Eduardo Frei Montalva, el 14 de Enero de 1965 dijo en un discurso al país:


“Los cambios que se imponen – lo hemos repetido hasta el cansancio – no pueden responder a medidas parciales; ellos representan, en un plan de conjunto, un criterio central en que cada medida aislada no sólo sería inútil, sino que podría ser perjudicial.
Por eso, cada proyecto es parte de una política global en que cada esfuerzo corresponde a un todo bien planeado y bien estudiado.

Y tenemos que considerar también otro factor básico: el tiempo.

El país no puede seguir esperando indefinidamente. El afrontar los problemas es de una dramática urgencia.”


No podemos jugar a la política porque el juego cuesta vidas, miseria y amargiura en muchos hogares. No podemos inmovilizarnos en una especie de equilibrio paralizante, que ha caracterizado nuestra evolución histórica en los últimos decenios, en que todo cedía al compromiso de no hacer las cosas para no herir a nadie ni crear resistencias.

Las consecuencias están a la vista.

El pueblo no puede observar esto sin disgusto. Si ha ungido a un gobernante es para que realice las tareas que el propio pueblo le señaló al elegirlo y sería una burla a la esencia del proceso democrático inutilizar su capacidad y acción.

Esta acción debe comenzar hoy mismo porque se requiere tiempo para lograr resultados.

En esto he sido categórico. No se puede en un día terminar con tantas injusticias o modificar instituciones y estructuras envejecidas e inoperantes.

Pero, repito, hay que comenzar de inmediato.”

VALE LA PENA REVISAR



El Presidente Eduardo Frei Montalva, el 14 de Enero de 1965 dijo en un discurso al país:


“Los cambios que se imponen – lo hemos repetido hasta el cansancio – no pueden responder a medidas parciales; ellos representan, en un plan de conjunto, un criterio central en que cada medida aislada no sólo sería inútil, sino que podría ser perjudicial.
Por eso, cada proyecto es parte de una política global en que cada esfuerzo corresponde a un todo bien planeado y bien estudiado.

Y tenemos que considerar también otro factor básico: el tiempo.

El país no puede seguir esperando indefinidamente. El afrontar los problemas es de una dramática urgencia.”


No podemos jugar a la política porque el juego cuesta vidas, miseria y amargiura en muchos hogares. No podemos inmovilizarnos en una especie de equilibrio paralizante, que ha caracterizado nuestra evolución histórica en los últimos decenios, en que todo cedía al compromiso de no hacer las cosas para no herir a nadie ni crear resistencias.

Las consecuencias están a la vista.

El pueblo no puede observar esto sin disgusto. Si ha ungido a un gobernante es para que realice las tareas que el propio pueblo le señaló al elegirlo y sería una burla a la esencia del proceso democrático inutilizar su capacidad y acción.

Esta acción debe comenzar hoy mismo porque se requiere tiempo para lograr resultados.

En esto he sido categórico. No se puede en un día terminar con tantas injusticias o modificar instituciones y estructuras envejecidas e inoperantes.

Pero, repito, hay que comenzar de inmediato.”


martes, abril 08, 2014

LA EDUCACIÓN SEGÚN CLAUDIO NARANJO



ME HA PARECIDO IMPORTARTE COMPARTIR ESTA ENTREVISTA AL GRAN NARANJO: Por fion alguien lo dice así de claro.

La educación que tenemos roba a los jóvenes la conciencia, el tiempo y la vida

Fuente: Web Islam
Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo.
Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen.
Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique.
-Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?
-La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.
La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.
El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona.
-¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?
-La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por si misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mi me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda.
-¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente?
-Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual.
La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.
Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores.
-A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?
-Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.
Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia.
La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.
-La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión?
-Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.
-Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos.
-Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora.
Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos.
La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta.
-¿Podríamos decir que has encontrado un equilibrio en tu vida a esas alturas?
-Yo diría que cada vez más, aunque no he terminado el viaje. Soy una persona que tiene mucha satisfacción, la satisfacción de estar ayudando al mundo en el que estoy. Vivo feliz, si se puede ser feliz en esa situación trágica en la que estamos todos.
-Desde tu experiencia, tu trayectoria y tu madurez, ¿cómo procesas el hecho de la muerte?
-En todas las tradiciones espirituales se aconseja vivir con la muerte al lado. Hay que hacerse a esa evidencia de que somos mortales y creo que el que toma la muerte en serio no será tan vano. No tienes tanto miedo a cosas pequeñas cuando hay una cosa grande de la cual preocuparte más. Yo creo que la muerte sólo puede superarla uno que en cierto modo muere antes de morir. Uno tiene que morir a la parte mortal, a la parte intrascendente. Los que tienen suficiente tiempo y vocación y que llegan suficientemente lejos en este viaje interior se encuentran tarde o temprano con su verdadero ser. Y ese ser interior o ese ser lo que uno es, es algo que no tiene tiempo y que le da a una persona una cierta paz o un sentido de invulnerabilidad. Estamos muy absortos en nuestra vida cotidiana, en nuestros pensamientos de alegría, tristeza, etc… No estamos en nosotros, no estamos atentos a quien somos. Para eso necesitamos estar muy en sintonía a nuestra experiencia del momento. Esta es la condición humana, estamos viviendo hacia el pasado y el futuro, el aspecto horizontal de nuestra vida. Pero poco atentos a la dimensión vertical de nuestra vida, el aspecto más alto y más profundo, eso es el espíritu y es nuestro ser y la llave para acceder es el aquí y ahora.
A veces vamos en busca del ser y a veces nos confundimos en la búsqueda de otras cosas menos importantes como la gloria.