viernes, diciembre 21, 2012

QUE VOTEN LOS INDEPENDIENTES



QUE VOTEN LOS INDEPENDIENTES
Jaime Hales
No soy ni he sido partidario de las primarias, pero en este momento del país se nos presentan como una buena oportunidad de convocar a los ciudadanos a designar a los candidatos presidenciales de la Democracia Cristiana y de las demás fuerzas políticas.
La elección entre Ximena Rincón y Orrego nos ofrece la posibilidad de zanjar definiciones de la Democracia Cristiana que, en el fondo y en la forma, pueden orientar la acción que este conglomerado político puede y debe tener en la actual realidad chilena.
La Democracia Cristiana nació para impulsar un cambio en la sociedad y por ello fue capaz de convocar a miles y miles de jóvenes, trabajadores, pobladores, que le entregaron su apoyo y su confianza. Con altos y bajos en el electorado y en la expresión social, la lucha contra la dictadura fue coordinada y muchas veces conducida por la DC, después de haber dejado el lastre de los militantes que apoyaron el golpe militar o de haber recuperado la visión clara aquellos que en algún momento vacilaron (“independencia crítica y activa”). Los resultados electorales demostraron la confianza de un pueblo que miraba con esperanzas lo que se podía hacer.
Hoy, pese a los cantos triunfalistas de los principescos dirigentes, objetivamente la DC ha perdido cientos de miles de votos y aunque mantiene una posición expectante en la baja general del electorado, está claro que no fue capaz de convocar a los independientes que han seguido al PDC. Pues de luchadores por la transformación de la sociedad, han devenido en un mini proyecto de administración de lo existente mediante componendas y transacciones que han ido más allá de lo necesario.
El proyecto ha tendido a olvidarse, privilegiando las maniobras para manejar posiciones de poder que nos han conducido a la derrota, aunque algunos la disfracen de victoria.
Ximena Rincón nos ha dicho que en estas últimas elecciones, la abstención de más del 60% de los ciudadanos ha dejado en evidencia que “no encantamos ni entusiasmamos a nuestras y nuestros compatriotas con un proyecto de país al que todos—sin distinción de raza, religión, color político u orientación sexual—, nos sintamos convocados a construir”. Ello es así porque en realidad hemos olvidado que tenemos un proyecto y una idea que proponer.
Candidata a la presidencia de la República, Ximena nos recuerda que “la Democracia Cristiana nació, creció y aún existe, por y para la construcción de una sociedad justa”. Y aunque cada día haya menos chilenos que crean que la DC lucha por eso, debemos alzar la voz, salir de las 4 paredes que nos encierran y responder al reclamo de participación del cual fuimos voceros e impulsores durante toda la vida política.
Ésta parece ser una gran oportunidad para que esos independientes elijan entre tener una democracia cristiana al servicio de los pequeños intereses de grupos de poder o al servicio del pueblo y de un proyecto para construir una patria para todos y una sociedad incluyente. Votar por Rincón es elegir una mirada que trasciende lo inmediato. Lo contrario es tratar de mantener pequeños enclaves para ir a negociar.
Votar por Rincón es ayudar a recuperar una idea humanista cristiana que está arraigada en los chilenos y en las chilenas como una fuerza moral y política capaz de contribuir a la transformación profunda de la sociedad.

martes, diciembre 18, 2012

Patricio Hales y Ximena Rincón



Patricio Hales y Ximena Rincón
(Por qué apoyo a XR 3)
Jaime Hales
Patricio Hales, mi hermano, ha anunciado que no volverá a postular a la diputación por Recoleta e Independencia. Fundamenta su decisión en la necesidad de ser coherente en cuanto a que es necesario hacer cambios en la política, que las personas deben ser capaces de desempeñar diversos papeles en su acción pública, especialmente en esta ápoca en que la crisis de las instituciones de la relación de éstas con la ciudadanía ha llegado a niveles peligrosos. Cuando un 60% se resta de votar en las elecciones, cuando la JDC tiene 1200 militantes y en la federación de la Universidad de Concepción vota el 12 por ciento de los alumnos, cuando los partidos políticos y el congreso son pésimamente evaluados y no hay instituciones que den confianza a los chilenos, parece un gesto impúdico permanecer incólumes.
Entonces, Patricio Hales renuncia a postular a otro período, pero no porque quiera dejar la política, sino porque su consistencia ética le impide seguir en lo mismo como si nada sucediera. Entonces él reformulará su propuesta, dice que tomará mayores y diferentes contactos con la realidad social, probablemente para tejer desde allí una nueva red que abra las puertas del mundo político.
Por cierto que su gesto no basta: pero es un primer paso y tal vez haya otros que se sientan motivados a abrir las puertas de la truncada relación entre los políticos (clase política, se les llama) y el pueblo (ahora se les dice “gente”).
Cambios en el ordenamiento político y cambios de estilo, nuevas energías, nuevas personas, nuevos planteamientos, nuevas voces.
Es lo que nos propone Ximena Rincón: su convocatoria es a mirar la acción política de otra manera, rescatando valores y estilos que tienen que ver con los fundamentos de la democracia, ampliando la participación y recogiendo las demandas del pueblo para articularlas con las decisiones técnicas y políticas que deben tomarse.
Es verdad que Patricio es partidario de Bachelet y no podría votar en las primerias de la DC. Pero sus propuestas están muy cerca. Y eso es lo bueno, que los ejemplos cundan, que los actos de renovación se puedan multiplicar y así vamos construyendo una nueva esperanza.
Entonces la alianza se irá fortaleciendo, la política se podrá recuperar y la sociedad superará esta crisis, que es mucho mayor de todo lo que podríamos haber imaginado.




lunes, diciembre 17, 2012

Por qué apoyo a Ximena Rincón (2)



Por qué apoyo a Ximena Rincón (2)
Jaime Hales
Salvo algunos diputados que no quieren perder sus posiciones, nadie en la democracia cristiana duda de la necesidad de llevar un candidato a las primarias. Las dos últimas elecciones presidenciales fueron lamentables en este sentido. La de 2005 vio el retiro de la candidata demócrata cristiana pues no veía posibilidades de ganar. Lo que ha dicho Ximena Rincón: las peleas se dan para ganarlas, pero también para dar testimonio, que es una manera diferente de ganar. Los que ganan a corto plazo capitalizan con las urgencias, los que piensan en el mediano plazo, capitalizan con las conciencias. La del 2009 fue una maniobra destinada a imponer nuestro candidato ante el temor de que nuestros votantes se fueran a la derecha, lo que revela que esos dirigentes nunca entendieron que el giro no es hacia ese lado, sino hacia una posición completamente distinta de las izquierdas y derechas tradicionales.
Ahora habrá primarias, a las que probablemente no concurra Enríquez, con lo que quedará claro que eso nunca le ha interesado, sino que lo que persigue es su camino propio. Al estilo Chávez tal vez. Pero antes de eso, los demócrata cristianos y los independientes que están dispuestos a apoyarnos o que se sienten cerca de nuestras ideas elegiremos en una “primaria interna” o “primaria previa” a la persona que irá a ese elección del 30 de junio.
Los que añoran el regreso de Bachelet olvidan que no es bueno repetirse el plato. Para evitar eso, tenemos entre nosotros a otra mujer, Ximena, que tiene claridad en sus propuestas, energía, capacidad de liderazgo, voluntad de trabajo y sobre todo un sueño para los chilenos: que iniciaremos no sólo un nuevo gobierno, sino la marcha de un pueblo entero hacia la construcción de una nueva forma de relacionarnos.
En estas elecciones del 19 de enero lo que deberemos preguntarnos es cuál de estos dos candidatos representa mejor la propuesta que la democracia cristiana tiene que hacerle al país. Entonces la tarea parte por expresar esa propuesta con claridad y confrontarla con las posiciones y la trayectoria de cada uno. A diferencia de su contendor, que postula la continuidad de un sistema con ajustes y correcciones, Ximena plantea ideas que apuntan a cambios importantes en los ámbitos políticos, económicos y sociales.
Por ejemplo – y sólo como ejemplo – Ximena Rincón propone poner límite a la reelección indefinida de concejales, alcaldes, diputados y senadores. Mientras ello no ocurra, ha dicho, tendremos taponeada la chimenea y un clima de caudillismo y muy poca colaboración. Tal es un cambio político mayor, pues que obliga a las organizaciones políticas a formar cuadros capacitados para que la renovación sea real.
Si a eso sumamos la sustitución del sistema binominal por uno de carácter proporcional, será más fácil abrir las puertas para que lleguen distintos grupos sociales a los puestos de poder. Más mujeres, más jóvenes, más representantes de los pueblos originarios, debe ser parte de una estrategia global de apoyos y subsidios. No puedo sino recordar aquellas campañas en que la democracia cristiana tenía como exigencia que en cada provincia (los diputados se elegían por provincias) hubiera a lo menos una mujer y un joven como candidatos.
Ximena Rincón está resuelta a llevar adelante esta idea y por cierto que siendo candidata podrá exigir que sea parte de un programa de gobierno de la agrupación de partidos que la apoye.

Las tarea de Ximena Rincón



Las tarea de Ximena Rincón[1]
Jaime Hales
La tarea de Ximena Rincón parece ser la de reencantar a los ciudadanos con el quehacer político. Ella, desde su experiencia de tantos años a pesar de su juventud, conoce de cerca la realidad nacional en un amplio sentido. Abogado de profesión, dirigente estudiantil en su juventud, diversos cargos en el ejecutivo, cercanía con la empresa privada en algún tiempo, senadora joven por una zona difícil para un DC (y más aún UNA DC), ella se fue abriendo paso en un mundo en el que los hombres no dejan muchas jugadas para los que les pueden disputar espacios de los que se creen con derechos especiales. La DC ha sido un partido en el que las mujeres tienen poco espacio en los estamentos superiores, aunque sí mucho en el nivel de la base. Pero Ximena fue pasando las barreras y si bien en eso debe haberla ayudado su matrimonio con un avezado y mayor dirigente, no cabe duda que su éxito no se debe a esa circunstancia sino a sus particulares méritos: inteligencia, asertividad, persistencia, empatía, capacidad de lucha. Las inteligencia va de la mano con la claridad para exponer y la asertividad y la empatía se enriquece}n con la vehemencia.
Ximena Rincón es un proyecto nuevo: una mujer joven que está en posiciones destacadas y que nutre con ideas y actitud un quehacer político que parecía reservado para los mismos de siempre. Su candidatura ha logrado despertar y encantar a muchos demócrata cristianos que, como yo mismo, estaban alejados del quehacer político, pensando que ya era poco lo que se podía hacer y que desde la renuncia de Soledad Alvear a la candidatura presidencial el PDC había quedado entregado a los que se sienten príncipes herederos de un pasado que añoran y que gozan de administrar, sólo administrar, sin mucho contenido sustantivo más alá de mantener muchos elementos del actual estado de cosas.
Entonces, algunos salimos del ostracismo y otros de la sensación de derrota para seguir a esta figura  que emerge con claro liderazgo.
Y también ha venido a reencantar, a entusiasmar, a convocar a muchos que están en el entorno de la DC, pero que se han quedado al margen de la vida partidaria justamente porque no les gusta el ambiente que se vive en el interior. Ellos, pueden volver a apostar por estilos diferentes y formas concretas nuevas para resolver los problemas nacionales.
Y por eso la convocatoria es especialmente para los jóvenes – de edad, por cierto pero asimismo de espíritu – para que se comprometan generando ideas, propuestas y espacios comprometidos para armar en Chile una democracia de verdad.
Su discurso se dirige a estos estamentos.
La DC necesita de una persona como ella.
Y Chile necesita una DC fuerte, convertida en vanguardia como hace 50 años, para reflotar las esperanzas de una sociedad más democrática, participativa, inclusiva y justa.
Santiago de Chile, 11 de diciembre de 2011


[1] Esta es el primero de una serie de artículos del autor.

martes, enero 17, 2012

¿Qué hacen en el día los fantasmas?

El título de este artículo corresponde a la novela de Arturo Feliú, recientemente publicada y que ya está circulando en el país.

Puedo recordar la anécdota de Unamuno, cuando el dijo que su obra NIEBLA no era una novela sino una nivola, en una estrategia para desincentivar las críticas de los expertos que dirían que no correspondía a los cánones del género literario invocado.

Por cierto que la obra de Feliú es completamente diferente de una novela formal y clásica, lo que en lugar de quitarle valor, se lo añade. Porque en su obra se confunden ficción y realidad – o todo es estricta realidad, que es lo que me parece – relatando el proceso de escribir la novela en forma intercalada con la novela misma que se escribe. El escritor, es, entonces, un personaje más de la obra, en el doble protagonismo de escribir sobre sí mismo y de usar, en el relato propiamente novelesco, la primera persona.

El tema es el enfrentamiento del personaje principal y del escritor con los obsesores, almas de personas que han muerto pero que no se han ido al plano que les corresponde. Entre las personas que se quedan después de morir porque no saben que han muerto, los que quieren quedarse para seguir controlando, los simplemente maldadosos y los demonios declarados, encontramos una variedad de acciones e intenciones, con las que se enfrentan el escritor mismo y otras personas a quienes ayuda el personaje principal.

Feliú, como sus personajes ficticios y reales que protagonizan la obra, es radiestesista y productor de cine, un hombre que, habiendo transitado por las disciplinas rígidas de la Escuela Militar y de la política, ha desembocado en una convicción profunda de la existencia del mundo espiritual, con lo bueno y lo malo que vive en ese ámbito.

Fe, conocimientos profundos, decisión, compromiso, disposición a ayudar, son los conceptos que inspiran la vida y la acción del autor que no está exento de los riesgos y peligros del bajo mundo espiritual. Por el contrario, desde que asume su tarea de ayudar a las personas a una vida más limpia, es atacado con mayor virulencia por esos espíritus confundidos o malignos que nos rodean de modo invisible.

El libro de Arturo Feliú abre puertas a un tema que, sin ser completamente nuevo, normalmente no es tratado de un modo entretenido y serio a la vez.

Es una obra para leer en este verano y tener presente, porque hay fantasmas que en el día merodean antes de acercarse a nosotros y debemos estar atentos.