martes, noviembre 29, 2011

EL EQUILIBRIO

Hay mañanas en las que detesto el equilibrio, porque me huele a rigidez, a una solidez tan excesiva, a una seriedad de señoras de nariz arriscada y olor a maquillaje. Todo ordenado y bien formal, sin nada que escape de esas estructuras sólidas y seguras que ofrecen la invariabilidad mental y las dificultades propias de la creatividad.
Prefiero la armonía, que tiene que ver con la belleza y nace del desorden, que es fuente de la música, la pintura, muchos artes que recogen lo espontáneo.
No se trata de terminar con todos los límites, sino de situarlos correctamente, para moverse dentro de ellos. Por cierto es importante saber que si te cobran un kilo te estén vendiendo un kilo. Es fundamental tener claro que en una coreografía, si la música te lleva a un lado, no vayas para el otro. Hay momentos en los cuales el equilibrio nos ayuda, pero eso no significa que debamos endiosarlo y esperar siempre que todo sea equilibrado.
Me irritan esos comentarios de los que se creen equilibrados emocionalmente y que, en los debates, llaman a dejar de lado las pasiones. Éstas son como la creatividad, fruto de lo más rico que tiene la especie humana. Los animales son equilibrados: sabemos qué se puede esperar de ellos, sus pasiones son fruto de impulsos previsibles, su creatividad se limita a las especies en las que todos sus integrantes hacen lo mismo. No hay competencias de nidos o de cuevas, no hay campañas para ver qué castor hace el mejor dique o qué pato nada más rápido. No hay perros que maúllen o loros que salten en garrocha. Todo lo que hacen los animales es equilibrado, porque es necesario para su especie. Ellos, que parecen libres y tranquilos, en realidad tienen todo programado y cuando los planes se rompen, mueren.
Nosotros, los humanos, tenemos la capacidad de ser desordenados, irreverentes, podemos perder el tiempo, ser irresponsables, pero también ser creativos y geniales. El equilibrio lo reclaman los que no tienen capacidad de crear, de vivir la libertad, de darle sentido a decisiones inesperadas.
Prefiero la justicia y la belleza, la creatividad y la armonía, todo ello antes que el mero equilibrio.
Pero otras mañanas…