jueves, agosto 24, 2006

LA ÑUÑOA QUE QUEREMOS (parte 5)

Este documento ha sido elaborado por el Concejal Jaime Hales tomando en consideración las numerosas cartas de vecinos y documentos emanados de las organizaciones, además de la visión compartida con la concejala Danae Mlynarz y equipos especializados de arquitectos. También se consideran documentos emanados de los arquitectos Marcelo Carvallo y Daniela Donoso y el documento elaborado en 1995 por Fernando Castillo Velasco y Herman Schwember. A pesar de ello, sólo lo compromete a él, ya que es una síntesis particular en que las citas no han sido autorizadas. LA FINALIDAD DEL DOCUMENTO ES COLABORAR CON LA DISCUSIÓN DE NUEVAS PROPUESTAS PARA ÑUÑOA.
LA PROPUESTA

En una revisión integral del Plan Regulador Comunal deben definirse las estrategias de desarrollo a futuro de la comuna acorde a la “imagen objetivo o imagen futuro” que se tenga de ella, sin perjuicio de que se efectúen modificaciones parciales de citado instrumento. La imagen futuro, sin ser necesariamente un instrumento de planificación urbana, puede resumir una visión consensuada que determine el carácter de la comuna, su densidad habitacional, zonas de interés, zonas de desarrollo, relaciones con el resto de la ciudad, entre otros temas. En función de dicha imagen futuro, será posible definir modificaciones parciales que regulen zonas específicas.
“El carácter “especial” de Ñuñoa está definido por los niveles de significación que los usuarios le dan al espacio, es decir, por los grados de relación entre el ciudadano y el entorno físico, que permite reconocer en éste último, elementos simbólicos que identifican al usuario y finalmente, caracterizan al entorno.”
“En Ñuñoa, a través de décadas, se ha ido construyendo una especial forma de construir y ocupar el espacio urbano, lo que ha ido dejando huellas significativas en los habitantes ñuñoínos. Dichas huellas simbólicas se encuentran en un antejardín, una plaza, una calle especial, un conjunto de edificaciones, un almacén o el restorán del barrio y en los flujos pausados entre una y otra unidad espacial.”
“El desarrollo urbano armónico, debe proponerse la identificación de esos elementos especiales, su protección y su desarrollo a futuro. Para el cumplimiento de estos tres sub-aspectos, se requiere:
Primero, de una evaluación urbana cualitativa que permita identificar, tanto desde la ciudadanía como desde los técnicos, dichos elementos simbólicos;
Segundo, reconocer asimismo, el entorno que los contiene;
Tercero, fijar instrumentos adecuados de protección y gestión de los mismos, de manera de garantizar su resguardo así como, el patrimonio de quien lo posea y finalmente;
Cuarto, definir elementos comunes “patrimoniales” que sean incorporados a las normativas de crecimiento, de manera de proyectar a futuro el citado carácter.
Se trata de impulsar un compromiso ciudadano de protección y promoción patrimonial.
La normativa existente en el País, en materia de participación ciudadana local tiene corta data y no ha sido capaz de generar instrumentos vinculantes entre las opiniones ciudadanas y las definiciones de gestión de los directivos locales.
“Es posible apreciar en el espacio urbano, un sinnúmero de intereses en muchas ocasiones contrapuestos, los que no siempre tienen la posibilidad de expresarse ni ser cuantificados de manera de establecer el peso ciudadano que uno u otro eventualmente pudiesen tener.”
“No es posible establecer un pacto ciudadano de desarrollo, sin contar con la contraparte social. La única forma de garantizar el desarrollo de nuestras comunas a futuro, independiente de quienes conduzcan la administración municipal, es contar con una ciudadanía conciente de los desafíos estratégicos de la comuna.”
“El proceso que vive Ñuñoa y la estrategia de desarrollo armónico, debe por lo tanto configurarse sobre un plan de debate ciudadano que permita reconocer los intereses involucrados, validar las estrategias de desarrollo propuestas y comprometer a la ciudadanía en su desarrollo e implementación.”
Nuestro sueño es reconstruir el modo democrático de lucha y resolución de conflictos, con vecinos activos, líderes consecuentes y autoridades políticas dispuestas a escuchar la voz del pueblo, al mismo tiempo que a escuchar la voz de la sabiduría y hacer interactuar ambas.

martes, agosto 22, 2006

LA ÑUÑOA QUE QUEREMOS (parte 4)

LA ÑUÑOA QUE QUEREMOS

El tema no es si las actuales construcciones de la comuna seguirán existiendo o no. Por cierto que es importante conservar sitios tradicionales, construcciones emblemáticas, barrios de interés histórico o arquitectónico. Pero, no es un asunto de “casas”, sino de estilo de vida.

Soñamos con una comuna que conserve su estilo amable y grato, que promueva el uso de los espacios públicos e incite a los vecinos a relacionarse. Una comuna a escala humana; donde los edificios – más allá de su altura – sean estructuras amable y no agresivas; donde el comercio no sea sólo de grandes supermercados lejanos sino de almacenes locales; donde las calles faciliten el encuentro y el paseo; con muchos espacios públicos gratos; con sol en las veredas y en los patios; con un pasar más lento y más grato; sin calles ni instalaciones que resulten violentas; donde la solidaridad y la empatía inunden el espacio; plazas donde los niños jueguen y las parejas se besen. En fin, la grata comuna que siempre hemos tenido.

Convencido del valor de la democracia como espacio político adecuado para el desarrollo de la sociedad, escuchamos a los vecinos y nos damos cuenta que ellos no quieren frenar el desarrollo de la comuna o impedir la modernización de la ciudad. Sólo quieren que la vida entre nosotros siga siendo amable, que tenga sol para todos y que vivir en el territorio del ñuño sea grato.

Requerimos que en los barrios residenciales del interior los edificios no sean exageradamente altos, tengan jardines integrados a la calle, no hayan rejas ni murallones que corten la relación de los caminantes con el inmueble y las casas aledañas tengan derecho al sol.

“Para eso necesitamos que cuando se construyan edificios, las empresas constructoras no se comporten como si estuvieran reconstruyendo un país deshabitado o en el que sus habitantes son enemigos. Ser amables para compartir aire, sol y vegetación, ser amables y tolerantes en el proceso constructivo, respetando las normas vigentes y abriéndose a reconocer en los otros a personas que tienen derechos radicalmente humanos para vivir en concordia y armonía con los demás y con el entorno.”

Es preciso actuar con celeridad, en orden a modificar el Plan Regulador, realizando todas las acciones necesarias para obtener que la autoridad regional no demore en resolver tanto como se acostumbra. Se deberá comprometer en ello a las autoridades políticas, incluidos los parlamentarios.

Los vecinos organizados pueden canalizar sus reclamos, proponer ideas, realizar acciones de fuerza democrática y tener actuaciones legales con cierta fortaleza. Los vecinos organizados en juntas de vecinos, comités de adelanto o comandos de lucha por los derechos de todos, pueden lograr todo lo que se propongan en un plazo razonable.

La Unión Comunal de Juntas de Vecinos nos ha dicho en un documento:
“Durante las últimas décadas Santiago se ha ido “comiendo” terrenos agrícolas y precordilleranos y los montes de nuestro entorno no tienen casi árboles. Los ñuñoínos vivimos en un valle encerrado que impide una adecuada ventilación y que nos tiene asfixiados por la contaminación de su aire. El tránsito de las comunas vecinas y ocasionales avalanchas de agua y lodo son un precio duro de pagar.

Las políticas de Vivienda para el Gran Santiago han ido por el lado de crear zonas de expansión urbana y densificar, lo que favorece el aumento explosivo de la población. Todo esto entregado exclusivamente al mercado.

Las consecuencias por todos conocidas son una ciudad contaminada, una ciudad con “guettos”, una ciudad con vías congestionadas, una ciudad donde sus habitantes deben recorrer grandes distancias para llegar a sus lugares de trabajo y de estudio. En resumen, una ciudad donde vivir se hace desagradable.

La densificación, tal cual se está implementando en nuestra Comuna, está creando serios problemas colaterales, a saber: la aparición inorgánica de edificios, las casas isla y las casas con conos de sombra, los desplazamientos de la población más carente hacia la periferia, el colapso del equipamiento urbano y los servicios públicos.”

Frente a esta situación, nos dicen, es preciso formular políticas y generar normativas que apunten a mejorar la vida de los habitantes de la ciudad.
“Densificar en paños de terreno lo suficientemente grandes para evitar conos de sombra y casas isla, debiendo medirse los impactos ambientales que creen estas edificaciones y permitiendo la existencia de amplias áreas verdes. Debemos construir en una unidad básica no menor a una manzana, de tal forma de provocar grupos armónicos de viviendas, con parques y estacionamientos suficientes, cuidando además las externalidades que se generen en relación a las manzanas circundantes y a la vialidad. Esto evitará, además, el uso de los subsuelos vecinos en forma arbitraria.

Debemos densificar, sí, pero no de cualquier forma y a cualquier precio, confiando en las bondades del mercado.

Construir grupos de viviendas y equipamiento urbano para los grupos socioeconómicos más carenciados, a la par que para los sectores más pudientes, buscando producir la integración social. Deberemos construir en Ñuñoa viviendas sociales para los hijos de los ñuñoínos pobres y para aquellos que deban abandonar sus viviendas sociales o de autoconstrucción para remodelar sectores. No es aceptable que en Ñuñoa solo se construya hasta para los grupos socioeconómicos C2.”

“Gran importancia deberá darse a la constructibilidad de los terrenos, en beneficio de las áreas verdes, los estacionamientos y los factores de vida comunitaria asociados. Debemos mejorar el equipamiento de servicios públicos en la Comuna, lo que implica una mejora en mayor calidad y equiparidad en los Consultorios y Colegios, con el fin de evitar la inducción a viajes innecesarios, logrando que los pacientes y los estudiantes permanezcan en Ñuñoa, cerca de sus casas, buscando descomprimir al máximo las vías y los servicios de locomoción. También requerimos aumentos de dotación en materia de seguridad. Sin esto no es aceptable seguir aumentando nuestra población, ya que no aseguraremos una mejor calidad de vida.”

Es urgente la creación de una Corporación de Desarrollo Urbano de Ñuñoa, con integración de la comunidad, que permita gestionar, con agilidad operativa y en forma permanente, proyectos de interés comunal en el área inmobiliaria y vial, incentivando a las inmobiliarias a trabajar en coordinación con esta Corporación, además de fortalecer la fiscalización.

“La renovación urbana es buena, siempre y cuando signifique aumentar los beneficios para sus habitantes, pero además es un ejercicio complejo, que debe ser meticulosamente evaluado y al menos debe corresponder a un Plan Maestro, elaborado por especialistas y que sea el fruto de la participación o consulta de la comunidad y en el caso específico de Ñuñoa, de los afectados.”
Los arquitectos Marcelo Carvallo y Daniela Donoso, en un documento titulado “ASPECTOS CENTRALES ESTRATEGIA DE DESARROLLO URBANO ÑUÑOA” proponen una estrategia de trabajo para resolver el conflicto que hoy vivimos los vecinos de la comuna. Destacaremos algunos párrafos escogidos.

Ellos nos dicen:
“El crecimiento comunal se ha dado fundamentalmente por un todavía controlado aumento de densidades en zonas específicas de la comuna[1], articuladas con el carácter específico de los barrios que la conforman y estructuran. Ello ha permitido la convivencia de la actividad residencial en armonía con la infraestructura de apoyo como calles y servicios, y la conformación de espacios a escala metropolitana, fundamentalmente relacionados con las actividades recreativas y culturales, las que no han afectado el carácter de sus barrios.

Tal vez algunos de los elementos que han permitido la mantención de estas armonías son la estructura de sus espacios públicos (proporciones de calles por ejemplo), las características arquitectónicas de sus edificaciones, la presencia de espacios de encuentro barrial y una especial mezcla de niveles socioeconómicos.

Sin embargo, también es cierto que dicha situación idílica no es posible mantenerse en el tiempo. La efectiva presión inmobiliaria dada una demanda por habitaciones cercana al centro, junto con la presencia de sitios de tamaño medio y superior, los que acogen en muchos casos construcciones ya obsoletas para el uso residencial, fundamentalmente dado el alto costo de mantención de ellas, y una normativa urbana que no ha dado cuenta de los modos de crecimiento posibles y sustentables, ha derivado en que hoy en día, la comuna esté sometida a las tensiones entre las comunidades que se reconocen desde los distintos barrios y los intereses inmobiliarios.

Todo lo anterior hace necesario generar espacios para la discusión y para reconocer y articular los intereses presentes en la comuna. Es urgente generar propuestas de trabajo que permitan resolver la dualidad entre crecimiento urbano y el estilo de vida comunal.

Para ello se propone definir una estrategia que tenga como objetivo permitir un desarrollo urbano en armonía con el carácter socio espacial de la comuna. Ñuñoa ES el tránsito armónico entre sus barrios.

Su propuesta se orienta a la necesidad de hacer una revisión integral del Plan Regulador Comunal desde una perspectiva técnica; identificar las zonas de interés patrimonial que deben ser conservadas; crear instancias permanentes y efectivas de participación ciudadana.

“La ultima modificación del Plan Regulador de Ñuñoa, en Septiembre del 2004, modifica el plan regulador del año 1989. Contempló dentro de sus principales temas las Zona de Renovación Urbana, principalmente en la avenida Irarrázaval, reestructurándose en cuanto a permitir la construcción en altura sin límites de rasantes ni densidades.

Por consiguiente, desde el año 2004 en adelante, se han aprobado más de cien mil metros cuadrados de nuevas construcciones en departamentos en altura, muchos de los cuales se acogen al DS 40 del MINVU para optar al subsidio habitacional en zonas de renovación urbana.

“Un impacto importante que genera el aumento en las densidades y alturas, es el daño a los modos de vida de los residentes que durante muchos años han habitado en sus viviendas, y que pese al impacto en el aumento del valor unitario del suelo, no logran resolver los aspectos más fundamentales del hábitat.”

“Los vecinos ven con sorpresa y temor como las nuevas construcciones de más de quince pisos y con hasta cuatro niveles de subterráneos, se levantan contiguas a las viviendas de dos pisos obteniendo no tan solo la notable pérdida de plusvalía para la actividad que en esa propiedad se desarrolla y de la calidad de vida de los barrios, sino que consecuencias físicas de daños en el interior de sus viviendas. Ello termina con el deseo de emigrar de dichos espacios tradicionales.”
“Todo esto en un proceso de corto plazo donde los vecinos que carecen de información adecuada y que técnicamente no comprenden los reales efectos de estos cambios y sin poder efectuar reclamaciones ante sus autoridades, sienten una pérdida en la calidad del barrio y por ende la destrucción ambiental de su calidad de vida que ha perdurado por más de 60 años. Por otra parte, las formas en que se ha dado dicha discusión, impiden EVALUAR EN FORMA OBJETIVA las ventajas y desventajas del instrumento de planificación.”

“Otro efecto que aparentemente no está resuelto son los impactos viales y la falta de áreas verdes en proporción a la cantidad nueva de habitantes producto de los nuevos edificios.”

[1] Plaza Ñuñoa, ejes oriente/poniente al sur de Irarrázaval y pequeños desarrollo inmobiliarios en otros puntos comunales

miércoles, agosto 16, 2006

ME ENCANTA ÑUÑOA (PARTE 3)

Este documento ha sido elaborado por el Concejal Jaime Hales tomando en consideración las numerosas cartas de vecinos y documentos emanados de las organizaciones, además de la visión compartida con la concejala Danae Mlynarz y equipos especializados de arquitectos. También se consideran documentos emanados de los arquitectos Marcelo Carvallo y Daniela Donoso y el documento elaborado en 1995 por Fernando Castillo Velasco y Herman Schwember. A pesar de ello, sólo lo compromete a él, ya que es una síntesis particular en que las citas no han sido autorizadas. LA FINALIDAD DEL DOCUMENTO ES COLABORAR CON LA DISCUSIÓN DE NUEVAS PROPUESTAS PARA ÑUÑOA.Lo que sucede hoy

LO QUE SUCEDE HOY

Durante la gestión alcaldicia de Pablo Vergara (1995), actual concejal de la comuna, un equipo encabezado por los académicos Fernando Castillo Velasco y Herman Schwember formuló “Una propuesta para el desarrollo armónico de Ñuñoa”. Después de dos meses de trabajo participativo se logró “diagnóstico sintético que refleja un balance muy positivo de las fortalezas sobre las debilidades de la Comuna”, que contiene “un esfuerzo de describir la vocación profunda de la Comuna como territorio urbano habitable y pleno de sentido”.

A juicio de estos profesionales, tal esfuerzo deberá conducir la formulación de un nuevo Plan regulador Comunal, a nuevas formas y posibilidades de vivienda social y a mejores soluciones para la vivienda y los servicios.

Dice el documento, al referirse a las medidas de corto plazo para resguardar la Comuna: “1. La más importante de todas se refiere a la reformulación del Plan Regulador. A fin de evitar una estampida especulativa de graves consecuencias, se propone congelar los permisos de construcción por el período más breve posible hasta que se haya aprobado el nuevo Plan Regulador.”

Esto en 1995. Y no pasó nada. Desgraciadamente este documento, muy ilustrativo, quedó en los anaqueles de la Dirección de Obras Municipales o en los archivos de quienes lo conocieron entonces, pero no tuvo aplicación práctica.

Y las cosas comenzaron a cambiar hace unos ocho o nueve años y más aceleradamente en los últimos seis.

Pasó lo que Castillo Velasco temía. Empezó la gran batida: las construcciones de edificios donde antes hubo casas.

Sectores sociales emergentes gracias a los avances de la vida moderna (los bienes que antes eran de lujo, ahora son necesarios para las personas sencillas: teléfono, televisor, radios, automóvil, colegios particulares, computadores) querían venir a vivir a Ñuñoa.

Muchos de los ñuñoínos se iban a Las Condes y Vitacura en busca de arrimarse a los más ricos.
Así se produjo la confluencia del deterioro de las viejas casas y el deseo de llegar a la comuna de otros grupos sociales. Comenzaron las construcciones de edificios.

Vino la presión de las empresas por construir edificios de gran altura, sacando mayor partido del terreno. Comenzó el crecimiento habitacional de la comuna, en forma desordenada, guiada sólo por los intereses concretos de quienes querían vender sus viviendas y de quienes querían construir. Las constructoras y arrasan con las casas, que ya están deterioradas y descuidadas, porque los viejos se empobrecen, mueren y los hijos se han ido a otros lares.

Dice un vecino:
“Es impactante cómo la actual política urbana se sustenta en el más corto plazo, da la sensación que llegaron los bárbaros, destruyendo construcciones de valor patrimonial, para reemplazarlas por cualquier cosa que se pare, carente de arquitectura, que se pare por sobre su amable línea de cielo, o dicho de otra manera por sobre su perfil urbano. Se sitia a los vecinos con demoliciones que no cumplen las normas de ruido, de sanidad, de seguridad y para qué decir si tiene que ver con el derecho de las personas a descansar después de una jornada laboral, las empresas constructoras trabajan hasta altas horas de la noche, no hay a quién reclamar y el teléfono municipal para estos efectos lo atiende un personaje que se irrita ante un reclamo de esta naturaleza.”

Ofrecen precios siderales para adquirir terrenos y construyen con grandes márgenes económicos. “Da la impresión que la política territorial se sustenta en la sobre utilización de espacios urbanos que cuentan con niveles de equipamiento óptimos, para ponerlos al servicio y uso indiscriminado de las inmobiliarias y constructoras, empresas que no necesitan invertir un solo peso en vías, áreas verdes, infraestructura sanitaria e incluso, en ocasiones no se invierte ni siquiera en estacionamientos.”

Como hemos dicho, espacios y servicios previstos para unas pocas familias deben ahora sostener muchedumbres que lo saturan todo. Este aprovechamiento de recursos instalados no va en beneficio del precio ni del futuro habitante de la comuna, sino del empresario y genera un nuevo problema que serán las arcas municipales quienes deberán solucionar.

Cada vez construyen más y siguen teniendo demanda, por lo que los precios se mantienen altos.
El aumento desmedido de edificios carentes de “una propuesta arquitectónica y urbana que recoja la identidad de Ñuñoa”, revela una precaria visión del desarrollo y de la modernidad invocada.

Tal aumento se establece en los entornos tradicionalmente más gratos y protegidos, frecuentados por los niños, los estudiantes, los adultos mayores. “A modo de ejemplo: se está construyendo un edificio en la Plaza Bremen, una de las áreas verdes más acogedoras;” se han construido varios en el entorno de la Plaza Los Guindos y frente a la Plaza Melvin Jones. “Sin plantar un solo árbol nuevo, sin aumentar la capacidad sanitaria, sin construir nuevos lugares de juego para los niños o proteger los existentes, usando además en forma abusiva las calles para estacionar. Un caso representativo de esta situación son las vías aledañas al edificio consistorial, donde han surgido indiscriminadamente edificios sin la dotación urbana necesaria y cuyos habitantes originales han sido, literalmente, expulsados del barrio por sus efectos.”

Así se ha ido repoblando una comuna que había disminuido su población, comenzó a recuperarse algo su comercio en áreas como la gastronomía, la cultura y la diversión.
Pero el mundo está hecho de paradojas.

Los nuevos habitantes venían a encontrar la vida grata de la mítica Ñuñoa. Pero esa vida grata, justamente con la llegada de tanta gente, se ha ido perdiendo. Entonces se hace preciso acoger a esos vecinos e invitarlos a ser de Ñuñoa: es decir, aprender a vivir en el estilo comunal: integrados al barrio, ocupar las calles entre todos, disminuir las rejas, respetar a los peatones, los estacionamientos. En fin, vivir la cultura ñuñoína, recuperar el carácter de los barrios.

En los sectores centro y norte de la comuna se ha planteado un conflicto entre la continuidad en la construcción de edificios de altura - con la consecuente incorporación de nuevos vecinos a la comuna - y la necesidad de preservar el carácter y el estilo de la vida de nuestros barrios.

Hace unos días caminaba por la calle Domingo Faustino Sarmiento y sentía la vieja Ñuñoa deteriorada no sólo por edificios horrendos, sino sobre todo por rejas y protecciones horribles que dan cuenta de una vida atemorizada, más allá de lo real del peligro. Pude sentir la necesidad de hacer algo dirigido a que los vecinos asuman su interés por el lugar en el que viven y restablezcan las antiguas relaciones de pares – sin importar condición económica - que experimentamos los que llevamos casi seis décadas en la comuna. Porque éramos una comuna pluriclasista, con inmigrantes de todos lados, muchos profesores, abogados, empleados públicos, comerciantes. Es necesario que se mantenga la relación entre los vecinos y la gratificación del espacio público como un punto de encuentro.

Las autoridades públicas del Estado (Ministerio, autoridades regionales), con la complacencia de las autoridades locales, han determinado que Ñuñoa debe tener una densidad superior a la actual, sin importar ni lo que piensen los vecinos ni como se vean afectadas las condiciones de vida de los habitantes. Un solo caso: el flujo de vehículos por la comuna, que es el tránsito casi obligado para los que viven en la precordillera ya daña nuestra vida. Si a eso se le agrega que en un terreno en el que vivían tres familias, ahora viven 72, tendremos una enorme cantidad de vehículos circulando, estacionando, entrando y saliendo. Las calles durarán menos y el flujo será más lento, lo que en si no es malo, pero resulta desagradable cuando es producto de atochamientos. ¿Y cómo desincentivar el uso del auto, cuando la locomoción sigue siendo mala e insuficiente?

Muchos nos oponemos a que la comuna pierda su carácter. Pero, aun Ñuñoa sigue siendo una comuna apetecida por personas que gustan de los barrios tranquilos, los almacenes de la esquina y las caminatas antes de la puesta del sol en el verano, justo a la hora en que se desata el viento precordillerano. Es decir, la comuna va perdiendo algo, pero sigue teniendo mucho. Quiere decir entonces, que estamos a tiempo de rectificar y eso es lo que corresponde.
Así evitaremos la destrucción del estilo ñuñoíno.
Grupos de vecinos dicen: no queremos que se sigan demoliendo las casas que han sido características de Ñuñoa. La autoridad, se dice, debe hacer algo. Y lo que puede hacer la autoridad municipal es promover el cambio de las normas de constructibilidad de la comuna. No es cosa de decir que se prohíbe construir. No es cosa de impedir que la gente venda sus casas. Debemos generar normas, consensuadas con los vecinos, en virtud de las cuales lo que se construya en Ñuñoa respete el estilo de vida e incorpore a ellas a los habitantes del sector sur.
Porque lo que sucede ha agravado la situación de los sectores más pobres, particularmente los de la zona sur de la comuna y los del sector poniente (Población Arturo Prat y otras villas cercanas). Decían Castillo Velasco y Schwember en 1995: “La prosperidad relativa de la Comuna hace todavía más dura la vida de sus pobres y de las personas que sufren limitaciones por condiciones de discapacidades, edad u otro condición de desventaja. Por tanto, una estrategia de desarrollo equitativo debe asumir la situación de los menos afortunados, en especial en relación con la vivienda social y la situación de los allegados.”

martes, agosto 15, 2006

LA ÑUÑOA QUE QUEREMOS (parte 2)

Este artículo es parte de un documento que ha sido elaborado por mí, tomando en consideración las numerosas cartas de vecinos y documentos emanados de las organizaciones, además de la visión compartida con la concejala Danae Mlynarz y equipos especializados de arquitectos. También se consideran documentos emanados de los arquitectos Marcelo Carvallo y Daniela Donoso y el documento elaborado en 1995 por Fernando Castillo Velasco y Herman Schwember. A pesar de ello, sólo me compromete a mí, ya que es una síntesis particular en que las citas no han sido autorizadas. LA FINALIDAD DEL DOCUMENTO ES COLABORAR CON LA DISCUSIÓN DE NUEVAS PROPUESTAS PARA ÑUÑOA.

Lo que ha sido Ñuñoa
Hoy Ñuñoa es muy pequeña comparada con lo que fue.

Hasta finales del siglo XIX, Ñuñoa era todo lo que estaba al Oriente de Santiago, una aldea cuyo origen se remonta a las épocas prehispánicas, nombrada así ya por los incas y los mapuches en referencia al ñuño, flor típica de este valle.

Con la conquista española, la aldea crece y su producción agrícola es vital para el funcionamiento de la naciente ciudad de Santiago.

Al crearse la comuna se anexa la aldea a la ciudad de Santiago (1891) con el enorme tamaño antiguo, aunque a poco andar se le desmiembra Providencia, a instancias de las religiosas que se han hecho dueñas del borde sur del Mapocho. Y más tarde surgirán Las Condes, La Reina, Peñalolén y Macul. Y por si fuera poco, en los años 80 se le recortan espacios bellos de su norte para entregárselos a Providencia.

Quedamos en lo que somos hoy. De ser el pueblo cercano a Santiago, hemos pasado a ser parte del llamado “gran Santiago”, rodeados de otras comunas cuyos habitantes atraviesan nuestro territorio para acceder a sus trabajos, generando atochamientos y daños en las calles. Con buen equipamiento, la comuna ha podido en general satisfacer las necesidades de sus habitantes y servir para la instalación de centros educacionales, de atención al adulto mayor y empresas de servicios.

“La comuna de Ñuñoa, como pocas, ha logrado hasta ahora articular el desarrollo urbano, con la mantención de los espacios de encuentro a escala barrial. Sin embargo, dada su especial “vecindad” con el añillo más central, se posiciona entre dos fenómenos que la tensionan: por un lado, la posibilidad de ser satélite de la actividad urbana central (presión por la ubicación de servicios de escala metropolitana y demanda de habitaciones) y/o conformarse como una instancia de paso entre el la comuna de Santiago y a las comunas dormitorio de la precordillera.”[1]

Un vecino nos decía hace unos días[2]:
“Ñuñoa era hasta hace pocos años uno de los lugares más armónicos de la capital, con equipamiento y servicios públicos pensados para las necesidades de sus habitantes; las numerosas áreas verdes habían sido diseñadas, protegidas y puestas al servicio de los vecinos que podían disfrutar de ellas; sus casas usualmente eran diseñadas por arquitectos que tomaban en consideración los requerimientos de una clase media sobria, digna y culta que, por cierto, se sentía orgullosa de ser ñuñoína y no santiaguina.”

El diseño urbano se consolidó aplicando los mejores estándares: el perfil de sus calles, sus veredas generosamente arborizadas, la Plaza Ñuñoa, el Parque Juan XXIII y la Villa Frei. La comuna en su totalidad se constituyó en una obra de urbanismo.

“Históricamente fue bueno, bonito y barato vivir en Ñuñoa, donde el barrio es un concepto real, pues los vecinos se conocen, se ayudan, se visitan y lo que es más importante se reconocen en los espacios públicos. Ñuñoa más que una división administrativa del territorio, era una forma de vivir, el estilo de vida que queremos conservar. “

Sin embargo, en la actualidad, los vecinos de Ñuñoa estamos viviendo una crisis, provocada por la incertidumbre que se ha incorporado a nuestra vida a partir de la excesiva permisividad en las construcciones.

(Sugiero ver artículos anteriores)

[1] Comentario de Marcelo Carvallo y Daniela Donoso, arquitectos.
[2] Todas las frases en cursivas son citas. Si no se cita la fuente, son cartas de vecinos.

jueves, agosto 10, 2006

La paciencia se agota

Como concejal concertacionista de la Comuna de Ñuñoa, concordando muchas de estas palabras con Danae Mlynarz, también conbcejal de esta comuna, denuncio enérgicamente las maniobras destinadas a eludir el debate sobre el Plan Regulador de la Comuna.
El alcalde se comprometió a exhibir los permisos y anteproyectos de nuevas construcciones presentados en la Dirección de Obras; a poner en tabla la aprobación de las áreas de estudios del Plan Regulador ya aprobadas por la comisión de Construcciones y Urbanismo; y a someter a discusión modificaciones sobre el centro de la comuna de Ñuñoa, sin embargo el tema no fue puesto en Tabla para el Concejo del día 9 de agosto y peor aún existió una coordinación de los concejales de derecha para no asistir.
Acusamos de prácticas oscuras y antidemocráticas a los concejales de Derecha, al no haber asistido a la sesión de Concejo con el único fin de no dar quórum y de esta forma evitar un debate democrático sobre el futuro de nuestra comuna.
Hasta ahora habíamos aceptado la presunta buena fe del alcalde, de su subrogante y de los demás concejales, en cuanto a que estarían dispuestos a discutir un tema tan trascendental como lo es la destrucción de Ñuñoa y sus tradiciones por parte de empresas constructoras.
Con estas conductas quedan de manifiesto, no sólo el abandono de sus obligaciones legales y administrativas, sino también la mala fe con que manifiestan sus opiniones y conceden acuerdos que terminan siendo sólo aparentes.
Es más importante, para quienes así se comportan, proteger los intereses de las empresas constructoras e inmobiliarias que los de los vecinos de Ñuñoa. Ello se puede entender a partir del hecho de que no viven siquiera en el territorio comunal.
Lamentamos la enfermedad que aqueja al Alcalde titular y comprendemos que se encuentre con licencia médica, sin embargo esta acción del alcalde subrogante, que llega incluso al abandono de deberes, y de los concejales de derecha, muestra que la actual gestión edilicia pretende no escuchar a la comunidad. Más grave es ello si se considera que el tema del desarrollo urbano de la comuna afecta a un alto porcentaje de vecinos a quienes hemos escuchado protestar, no sólo en la Audiencia Pública celebrada ya hace un mes y medio, sino también en los reportajes de la televisión, en las cartas en los diarios y en los mail que recibimos diariamente.
Queremos iniciar oficialmente una discusión seria y profunda y el Alcalde subrogante tiene las atribuciones para iniciar el debate, por lo que la conducta mencionada es una afrenta para la democracia comunal, para los vecinos y vecinas y para los integrantes del Concejo que confiamos en el compromiso empeñado.
Llamo a la comunidad a seguir en su lucha por preservar nuestro estilo de vida en Ñuñoa y por profundizar la democracia.

lunes, agosto 07, 2006

Francisca

Gracias por tus sabios y honestos comentarios. Te contesto en esta página, porque no sé tu correo personal.
Tienes razón, parece que la humanidad no aprendiera.
En algún instante todos podemos ejercer y justificar la violencia, pero cuando vemos lo que produce comenzamos a entender. Yo sé del derecho a la rebelión y lo he ejercido. Sólo que no creo en la rebelión armada. En las épocas de la dictadura desarrollamos la no violencia activa como una estrategia diferente. También detesto los gatos y la máxima violencia que he ejercido con ellos es dispararle unos inofensivos postones para asustarlos.
Debemos reflexionar sobre las motivaciones de tanta violencia y es urgente entender por qué los seres humanos hacen cosas que saben que les harán mal.
Hay instantes en que no vemos el camino y todo parece oscurecerse. Pareciera que las cosas son inevitablemente así o es, como dices, el intento de sobrevivir del más fuerte.
Te cito textual:
“Quiero pensar que no es así.Que podremos construir una sociedad más sana y generosa. Deseo por mis hijos poder heredarles una tierra común para todos los seres humanos, latinos, palestinos, israelíes, norteamericanos, Hermanos al fin y al cabo. construyendo todos juntos una nueva sociedad, basada en el respeto y el amor.”
Será como imaginas. Porque todo indica que estamos en un instante d etanta violencia, porque los violentos se dan cuenta que los que creemos en la paz y en el amor estamos avanzando.
Confía.

domingo, agosto 06, 2006

LA ÑUÑOA QUE QUEREMOS, parte 1[1]

[1] Este artículo es parte de un documento que ha sido elaborado por mí, tomando en consideración las numerosas cartas de vecinos y documentos emanados de las organizaciones, además de la visión compartida con la concejala Danae Mlynarz y equipos especializados de arquitectos. También se consideran documentos emanados de los arquitectos Marcelo Carvallo y Daniela Donoso y el documento elaborado en 1995 por Fernando Castillo Velasco y Herman Schwember. A pesar de ello, sólo me compromete a mí, ya que es una síntesis particular en que las citas no han sido autorizadas. LA FINALIDAD DEL DOCUMENTO ES COLABORAR CON LA DISCUSIÓN DE NUEVAS PROPUESTAS PARA ÑUÑOA.

Introducción: ¡Me encanta Ñuñoa!

En el año 2004 hice una campaña bajo un lema aglutinador: Me encanta Ñuñoa. Un diez por ciento de los electores se “encantó” con la propuesta y creyó. Creyó que íbamos a luchar por llevar a Ñuñoa hacia la modernidad, preservando el estilo de vida de la comuna, que, pese alas diferencias económicas, sienten una gran identidad.

El objetivo es que el sur de Ñuñoa (al sur de Grecia) tenga lo que han tenido el centro y el norte. Y que el centro y el norte no pierdan lo que tuvieron y que hizo de nuestra comuna la de más grata vida por décadas, si acaso no desde siempre.

Porque sin ser ni los más ricos ni los más pobres, tuvimos una forma de relacionarnos que hizo grata la convivencia: plazas, calles, antejardines, rejas trasparentes, pocos muros que ocultan el interior, almacenes de la esquina, comercio humano. En fin.

Es el estilo de vida de Ñuñoa, la comuna de las clases medias, de los artistas, de los intelectuales, del progresismo social y la mirada integradora. El lustrabotas maoísta de la plaza Ñuñoa, Las Lanzas y el Teatro Dante ( hoy de la Universidad Católica), el Liceo 7 y el Manuel de Salas, Macul, las placitas esparcidas por la comuna, los vendedores de libros y suplementeros, las parroquias Santa Gema, San Bruno, La Divina Pastora, las Monjas Francesas y Nuestra Señora del Carmen. La chacra Valparaíso y luego la Villa Frei, la Villa Olímpica, el Estadio Nacional y sus juegos, las clases de gimnasia en sus canchas, el aeromodelismo de los domingos. El California, el Andes, el Hollywood, la Villa el Tronio y las Alegrías de España, la Fuente Suiza, la peluquería infantil de don Daniel, las farmacias de Santa Julia y Coventry, la librería Atenas. Los encuentros en las calles, los vecinos reconocibles, los paseos entre árboles y veredas bien tenidas.

Las palabras recién dichas .parecen inspiradas en la nostalgia. Y es así. Pero, la nostalgia por tiempos pasados, se fundamenta en la aprehensión por el futuro de la ciudad y de la comuna.
Es la experiencia de haber sido capaces de marcar un estilo de vida y de relaciones humanas que desde el centro de la comuna irradió hacia todos los sectores.

miércoles, agosto 02, 2006

Francisca...¿por qué?

¿Por qué para apagar el computador hay que ir al botón de inicio?
Quizás porque el mundo está al revés, Francisca Abreu, pues como tú lo dices tan bella y francamente, la violencia no sirve, no es buena y jamás se justifica. Jamás.
Pero hay tanta violencia, tantas guerras, tantos dolores y crímenes, en circunstancias de que a todos nos hacen más felices el amor, el entendimiento, la paz.
Ése es el tema de fondo.
¿Por qué?
¿Quién gana con todo esto?
Gestos hermosos y sanos se ven todos los días, pero palidecen en medio de la violencia y de la injusticia.
Moisés Scherman me envía una carta de Eduardo Galeano sobre lo que pasa en Medio Oriente. Gesto bello y humanitario, más allá de prejuicios y posiciones.
¡No más violencia!
A lo mejor tú, Francisca, que un día creíste en la violencia como método de acción política, nos lo puedes explicar. No para justificarlo, sino sólo para entender un poco más.
Con más esperanzas.